Alejandro Villagómez / El Universal
Sin duda, éste es un tema recurrente en la agenda de los grandes pendientes nacionales, y en esta ocasión el pretexto para comentarlo es los pobres resultados obtenidos por la ya famosa prueba de Enlace
Por más que la autoridad se esfuerce en enfatizar los cambios o las mejorías en el margen, hay que ser objetivos. En términos generales los resultados dejan mucho que desear, pero por desgracia reflejan con claridad nuestra realidad en la materia.
Uno de los grandes beneficios de haber ingresado a la OCDE fue el obligarnos a tomar más en serio las evaluaciones comparativas internacionales que se realizan en diversas áreas, siendo una la educación y en donde destaca la prueba PISA (en español, programa internacional para la evaluación de estudiantes).
No tengo que repetir los detalles de esta historia (que ya he comentado en otras ocasiones), en donde sistemáticamente nuestros resultados han dejado mucho que desear y nos han mostrado de manea cruda nuestra realidad educativa. Dentro del conjunto de miembros de la OCDE, México suele ubicarse en los últimos lugares junto con Turquía.
Es claro que este atraso significa un enorme costo en términos de crecimiento y bienestar.
Hace algunos meses hice referencia a otro estudio de esta organización en el que se vinculaban a las habilidades cognitivas (reflejadas en PISA) y el crecimiento económico y se realizaban ejercicios de simulación en donde se suponía que el país aplicaría a partir de 2010 un conjunto de reformas a su sistema educativo tendientes a mejorar estas habilidades cognitivas de sus estudiantes para alcanzar cierto objetivo (un valor de referencia en cuanto al puntaje de estas pruebas) en 2030 y a partir de ese momento se mantiene permanentemente este nivel hasta 2090.
Con esta información se estimaba la ganancia que se obtendría por mayor crecimiento, en términos del PIB actual, esto es, la ganancia en valor presente.
Considerando el escenario más moderado (y probablemente realista) que fue suponer reformas en 2010 que permitan aumentar el puntaje promedio en 25 puntos PISA hacia 2030, se estimaba que la ganancia (en valor presente) para México por un mayor crecimiento sería equivalente a 268% del PIB actual. Este valor podría superar el 2 mil % en el escenario más demandante.
También hace unos días hice referencia en mi Blog a otro estudio que se enfocaba en el área de matemáticas utilizando resultados PISA y analizaba la situación en las colas de la distribución, es decir, considerando a nuestros mejores estudiantes en comparación con los de otros países.
Sin entrar en detalles, sólo menciono que el estudio utilizaba como referencia un puntaje de 650 que coloca a un estudiante en el 10% superior de la OCDE.
Por cierto, la media mexicana fue de 405, pero el punto es que con esta referencia de 650 tendríamos que sólo 3 de cada mil estudiantes mexicanos se ubicarían en este círculo exclusivo que es el 10% superior entre los países de la OCDE.
Enlace es el esfuerzo doméstico por realizar evaluaciones estandarizadas y sistemáticas de nuestros estudiantes y los últimos resultados ya los conocimos la semana pasada.
Aún con las limitaciones propias de este tipo de exámenes y que algunos grupos han querido utilizarlas para descalificarlos, lo cierto es que son suficientemente útiles para recordarnos nuestra realidad, la cual por cierto seguirá siendo una constante en el futuro.
Y esto lo digo porque el proceso de cambio en este sector no puede limitarse sólo a modificaciones graduales o en el margen y a buenas intenciones o a guerras de declaraciones.
Este es otro ejemplo en donde un verdadero cambio requiere de acciones drásticas y radicales, seguramente con un costo político no despreciable en el corto plazo.
Por cierto, hay que recordar que los resultados de este esfuerzo sólo se verían en el mediano y largo plazo, pero serían seguramente muy altos.
Lo cierto es que, en lo personal, no me queda claro que existan sólidos indicios de que esta situación tendrá un cambio radical en el corto plazo. Es más, las declaraciones recientes de la líder moral del SNTE no hacen más que ubicarnos en nuestra lacerante realidad, en donde las responsabilidades se diluyen en la confrontación y en donde la autoridad ha optado por caminar sobre una delgada línea, que si bien representa un equilibrio, éste es muy frágil, no sabemos cuánto tiempo podrá sostenerse, pero sí sabemos que conlleva a un enorme costo para nuestro país, como lo sugiere el estudio al cual he hecho referencia arriba.
Así las cosas, no espero sorpresas en los resultados nacionales e internacionales futuros. En el mejor de los casos mejorías en el margen, pero los cambios sustantivos no pueden ser resultado de la suerte o casualidad. Es por eso que en la economía se considera a la educación no como un gasto, sino como una inversión que significa un proceso gradual de acumulación y cuyos retornos sólo se ven en la medida que esta inversión madura.
Sin duda, éste es un tema recurrente en la agenda de los grandes pendientes nacionales, y en esta ocasión el pretexto para comentarlo es los pobres resultados obtenidos por la ya famosa prueba de Enlace
Por más que la autoridad se esfuerce en enfatizar los cambios o las mejorías en el margen, hay que ser objetivos. En términos generales los resultados dejan mucho que desear, pero por desgracia reflejan con claridad nuestra realidad en la materia.
Uno de los grandes beneficios de haber ingresado a la OCDE fue el obligarnos a tomar más en serio las evaluaciones comparativas internacionales que se realizan en diversas áreas, siendo una la educación y en donde destaca la prueba PISA (en español, programa internacional para la evaluación de estudiantes).
No tengo que repetir los detalles de esta historia (que ya he comentado en otras ocasiones), en donde sistemáticamente nuestros resultados han dejado mucho que desear y nos han mostrado de manea cruda nuestra realidad educativa. Dentro del conjunto de miembros de la OCDE, México suele ubicarse en los últimos lugares junto con Turquía.
Es claro que este atraso significa un enorme costo en términos de crecimiento y bienestar.
Hace algunos meses hice referencia a otro estudio de esta organización en el que se vinculaban a las habilidades cognitivas (reflejadas en PISA) y el crecimiento económico y se realizaban ejercicios de simulación en donde se suponía que el país aplicaría a partir de 2010 un conjunto de reformas a su sistema educativo tendientes a mejorar estas habilidades cognitivas de sus estudiantes para alcanzar cierto objetivo (un valor de referencia en cuanto al puntaje de estas pruebas) en 2030 y a partir de ese momento se mantiene permanentemente este nivel hasta 2090.
Con esta información se estimaba la ganancia que se obtendría por mayor crecimiento, en términos del PIB actual, esto es, la ganancia en valor presente.
Considerando el escenario más moderado (y probablemente realista) que fue suponer reformas en 2010 que permitan aumentar el puntaje promedio en 25 puntos PISA hacia 2030, se estimaba que la ganancia (en valor presente) para México por un mayor crecimiento sería equivalente a 268% del PIB actual. Este valor podría superar el 2 mil % en el escenario más demandante.
También hace unos días hice referencia en mi Blog a otro estudio que se enfocaba en el área de matemáticas utilizando resultados PISA y analizaba la situación en las colas de la distribución, es decir, considerando a nuestros mejores estudiantes en comparación con los de otros países.
Sin entrar en detalles, sólo menciono que el estudio utilizaba como referencia un puntaje de 650 que coloca a un estudiante en el 10% superior de la OCDE.
Por cierto, la media mexicana fue de 405, pero el punto es que con esta referencia de 650 tendríamos que sólo 3 de cada mil estudiantes mexicanos se ubicarían en este círculo exclusivo que es el 10% superior entre los países de la OCDE.
Enlace es el esfuerzo doméstico por realizar evaluaciones estandarizadas y sistemáticas de nuestros estudiantes y los últimos resultados ya los conocimos la semana pasada.
Aún con las limitaciones propias de este tipo de exámenes y que algunos grupos han querido utilizarlas para descalificarlos, lo cierto es que son suficientemente útiles para recordarnos nuestra realidad, la cual por cierto seguirá siendo una constante en el futuro.
Y esto lo digo porque el proceso de cambio en este sector no puede limitarse sólo a modificaciones graduales o en el margen y a buenas intenciones o a guerras de declaraciones.
Este es otro ejemplo en donde un verdadero cambio requiere de acciones drásticas y radicales, seguramente con un costo político no despreciable en el corto plazo.
Por cierto, hay que recordar que los resultados de este esfuerzo sólo se verían en el mediano y largo plazo, pero serían seguramente muy altos.
Lo cierto es que, en lo personal, no me queda claro que existan sólidos indicios de que esta situación tendrá un cambio radical en el corto plazo. Es más, las declaraciones recientes de la líder moral del SNTE no hacen más que ubicarnos en nuestra lacerante realidad, en donde las responsabilidades se diluyen en la confrontación y en donde la autoridad ha optado por caminar sobre una delgada línea, que si bien representa un equilibrio, éste es muy frágil, no sabemos cuánto tiempo podrá sostenerse, pero sí sabemos que conlleva a un enorme costo para nuestro país, como lo sugiere el estudio al cual he hecho referencia arriba.
Así las cosas, no espero sorpresas en los resultados nacionales e internacionales futuros. En el mejor de los casos mejorías en el margen, pero los cambios sustantivos no pueden ser resultado de la suerte o casualidad. Es por eso que en la economía se considera a la educación no como un gasto, sino como una inversión que significa un proceso gradual de acumulación y cuyos retornos sólo se ven en la medida que esta inversión madura.
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