La banca de desarrollo en México tiene un diseño que no la hace eficiente y efectiva, está sobrerregulada, dispersa y sometida a excesivas fiscalizaciones que le generan altos costos, reconoció el director de Nacional Financiera (Nafin), Héctor Rangel Domene.
Recordó que las secretarías de la Función Pública y de Hacienda, así como la Auditoría Superior de la Federación, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y el Banco de México, entre otras, regulan a la banca de desarrollo.
“Es carísimo operar en México bajo esta excesiva regulación y fiscalización. Los bancos toman riesgos, es su naturaleza, y si tenemos una ley que sanciona a funcionarios por asumir riesgos, eso está mal”, señaló al participar en el foro “Fortalecimiento del mercado interno a través de la banca de desarrollo”.
En el encuentro organizado por la Coparmex, dijo además que en el país hay siete bancos y 20 fideicomisos públicos que actúan como banca de desarrollo, con altos costos de operación y duplicidad de funciones.
Se debe tomar la experiencia internacional de una banca consolidada hasta con tres instituciones, y no 27 como en la actualidad ocurre en México, argumentó.
El funcionario expuso que por ello es necesario actualizar la legislación para generar una banca de desarrollo consolidada, capitalizada y con autonomía, aunque aclaró que 95 por ciento de los recursos de Nafin se va a micro y pequeñas y medianas empresas (Mipymes).
“Hay 150 mil millones de pesos otorgados a las Mipymes, es una cifra considerable. Si dicen que debería haber un trillón, entonces falta mucho por hacer, pero 150 mil millones de pesos es una cifra muy importante de crédito otorgado por Nafin junto con los bancos comerciales a las Mipymes”.
Por su parte, los secretarios de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, el priista David Penchyna y el panista Enrique Mercado, coincidieron en que no hay una banca de desarrollo que ayude a desarrollar un país menos desigual.
“La participación crediticia es apenas de 4.0 por ciento del PIB, en Brasil del doble, en España cuatro veces más y Brasil de 29 por ciento. No están funcionado la banca de desarrollo ni la privada” dijo Penchyna.
Agregó que “la banca privada en los últimos 20 años cambió a manos extranjeras y las grandes decisiones crediticias en este país se deciden fuera de México, ante eso se debería tener una banca de desarrollo fortalecida”.
Por su parte Mercado dijo que la banca de desarrollo debiera desarrollar a sectores que por sus condiciones necesitan apoyos concretos para salir adelante, como el campo más pobre y la pequeña y mediana empresas.
Fuente: Publimetro.com
Recordó que las secretarías de la Función Pública y de Hacienda, así como la Auditoría Superior de la Federación, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y el Banco de México, entre otras, regulan a la banca de desarrollo.
“Es carísimo operar en México bajo esta excesiva regulación y fiscalización. Los bancos toman riesgos, es su naturaleza, y si tenemos una ley que sanciona a funcionarios por asumir riesgos, eso está mal”, señaló al participar en el foro “Fortalecimiento del mercado interno a través de la banca de desarrollo”.
En el encuentro organizado por la Coparmex, dijo además que en el país hay siete bancos y 20 fideicomisos públicos que actúan como banca de desarrollo, con altos costos de operación y duplicidad de funciones.
Se debe tomar la experiencia internacional de una banca consolidada hasta con tres instituciones, y no 27 como en la actualidad ocurre en México, argumentó.
El funcionario expuso que por ello es necesario actualizar la legislación para generar una banca de desarrollo consolidada, capitalizada y con autonomía, aunque aclaró que 95 por ciento de los recursos de Nafin se va a micro y pequeñas y medianas empresas (Mipymes).
“Hay 150 mil millones de pesos otorgados a las Mipymes, es una cifra considerable. Si dicen que debería haber un trillón, entonces falta mucho por hacer, pero 150 mil millones de pesos es una cifra muy importante de crédito otorgado por Nafin junto con los bancos comerciales a las Mipymes”.
Por su parte, los secretarios de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, el priista David Penchyna y el panista Enrique Mercado, coincidieron en que no hay una banca de desarrollo que ayude a desarrollar un país menos desigual.
“La participación crediticia es apenas de 4.0 por ciento del PIB, en Brasil del doble, en España cuatro veces más y Brasil de 29 por ciento. No están funcionado la banca de desarrollo ni la privada” dijo Penchyna.
Agregó que “la banca privada en los últimos 20 años cambió a manos extranjeras y las grandes decisiones crediticias en este país se deciden fuera de México, ante eso se debería tener una banca de desarrollo fortalecida”.
Por su parte Mercado dijo que la banca de desarrollo debiera desarrollar a sectores que por sus condiciones necesitan apoyos concretos para salir adelante, como el campo más pobre y la pequeña y mediana empresas.
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