sábado, 25 de septiembre de 2010

WASHINGTON ADMITE QUE LA VIOLENCIA EN MÉXICO SUPONE UNA AMENAZA PARA EE UU

El FBI y la Secretaría de Seguridad Nacional creen que el peligro ha aumentado
SALVADOR CAMARENA - EL PAÍS
Primero, emitió la orden de retirada. Ahora, Estados Unidos parece estar encendiendo las luces de alerta por la violencia cotidiana en su frontera sur. Durante una comparecencia en el Senado estadounidense, y en respuesta a la metralla discursiva de John McCain, que se encuentra en campaña electoral para mantener su escaño por Arizona, dos altos funcionarios de la administración Obama reconocieron el miércoles que el baño de sangre que se vive en regiones fronterizas de México ha aumentado y se está convirtiendo en una amenaza a la seguridad de los estadounidenses.
McCain tenía en el banquillo a Janet Napolitano, secretaria de Seguridad Nacional, y a Robert Mueller, director del FBI. "¿Están de acuerdo en que ha habido un incremento dramático en la violencia en México?", afirmó el veterano senador. Sí, contestaron tanto Mueller como Napolitano. "¿Y dirían que eso incrementa la amenaza, amenaza de seguridad nacional, en el otro lado de nuestra frontera?", prosiguió McCain. Sí, fue otra vez la respuesta. Napolitano incluso dijo: "pienso que es correcto, particularmente en algunas parte del norte de México, como Chihuahua, Tamaulipas".
Las palabras de la máxima encargada de la seguridad nacional y del titular del FBI no desentonan con acciones recientes de diversas instancias del Gobierno de EE UU. El 10 de septiembre, México fue señalado de nuevo por Washington como uno de los países a los que hay que asociar la palabra peligro. "Es imperativo que los ciudadanos de Estados Unidos entiendan los riesgos que involucra el viajar a México", alertó entonces el Departamento de Estado. En la lista de países que comparten la misma advertencia están, entre otros, Irak, Pakistán, Afganistán, Georgia y Haití, la otra nación americana con "alerta de viaje" emitida por el despacho de Hillary Clinton.
La propia Clinton se ha sumado a las advertencias sobre el preocupante rumbo de la violencia mexicana. El 8 de septiembre, en una conferencia, dijo que se enfrentan a "una red bien organizada, la amenaza del narcotráfico, que en algunos casos se transforma en, o asocia con lo que consideramos como insurgencia en México y Centroamérica". La jefa de la diplomacia estadounidense dijo, además, que lo que pasa en suelo mexicano se parece a la Colombia de los ochenta, lo que resultó tan polémico que el mismo Barack Obama salió a desmentir a Clinton, diciendo un día después que la democracia mexicana es amplia y progresiva. Pero solo se matizó el comentario que apuntaba a la insurgencia metida en el narco, nada sobre la "creciente violencia".
Al acceder a la página de Internet del FBI, lo primero que se ve es la más reciente entrega de una serie de informes de la agencia, titulada En la frontera sudoeste. El más reciente, del 21 de septiembre, es ilustrado con una fotografía del tatuado torso de un supuesto integrante de la banda Barrio Azteca. El informe habla de "la amenaza de las pandillas", y señala de arranque que los "carteles mexicanos de la droga manejan operaciones de tráfico por miles de millones de dólares que acarrean crimen y violencia en ambos lados de la frontera".
Pero, como sucedió con el caso de Arizona, donde para aprobar leyes que criminalizan el perfil racial de las personas se ha argumentado que los migrantes son la causa de supuestos incrementos en la criminalidad en ese Estado, no hay datos concretos en los que apoyar la hipótesis de la amenaza. La revista The Nation, en un reportaje de junio del año pasado titulado El mito de la violencia fronteriza, sostenía que "los números muestran una historia distinta. De acuerdo con estadísticas, en las áreas metropolitanas a lo largo de la frontera, los crímenes violentos, incluidos robos, habían, o bien bajado, o permanecido relativamente estables".
Si bien el Gobierno mexicano no hizo manifestación alguna sobre lo que se dijo el miércoles en el Senado, un funcionario del gabinete de seguridad del presidente Felipe Calderón dijo que "Estados Unidos tiene un rol importante en la solución" de lo que aquí se denomina "fenómeno delictivo trasnacional". Especialmente "en lo que se refiere al combate al tráfico de armas y dinero, reducción de la demanda de drogas, así como la persecución de organizaciones criminales que operan en su territorio. Sin lugar a dudas, esfuerzos importantes se han dado, pero debe reconocerse que existen retos pendientes".
De cualquier manera, los estadounidenses ya han decidido que ningún funcionario consular asignado en Monterrey, la capital industrial de México, puede tener ahí a sus hijos. Tendencia que se reproduce en otros sectores. Por ejemplo, la texana Universidad Baylor informó también el miércoles que quedan suspendidos la mayoría de sus intercambios que incluyan viajar a México, a excepción de Guadalajara, en Jalisco, Estado que no se ha salvado de las advertencias del Departamento de Estado, pues como dijo en palabras llanas Janet Napolitano, "los crímenes violentos en México han empeorado".

No hay comentarios:

Publicar un comentario