lunes, 27 de septiembre de 2010

LA AGENDA CONSERVADORA, VÍA PARA LA DESIGUALDAD EN EU

Arturo Balderas Rodríguez / La Jornada
Los líderes republicanos en el Congreso de Estados Unidos dieron a conocer la semana pasada su agenda para la campaña con miras a las elecciones que se celebrarán en noviembre próximo. En general, es una reiteración de su credo neoliberal: menos impuestos, congelar el gasto gubernamental y reducción del déficit y del gasto social. Con el añadido de que se proponen derogar el plan de salud, aprobado hace unos meses.
Nada nuevo en una propuesta que se esperaba fuera más imaginativa para que el país supere los problemas económicos por los que atraviesa. Es más, en conjunto, la agenda pareciera estar diseñada para ahondar aún más la crisis, particularmente en lo que al desempleo se refiere.
Congelar el gasto del gobierno significaría cancelar los recursos que Washington canaliza a la economía, como vehículo para dar empleo a millones de personas. Una reducción de impuestos por parejo, en la que proporcionalmente pagaran una tasa igual todos los causantes, independientemente del nivel de sus ingresos sería inequitativa e injusta. Además, aumentaría el déficit, del que los republicanos se han quejado, sin los beneficios del endeudamiento cuando se emplea en obras de apoyo social o productivo.
Por último, dar reversa a la reforma del sistema de salud significaría, en términos llanos, dejar sin servicios médicos a los 30 millones de personas que fueron incorporados a esos servicios como resultado de la reforma.
No obstante las evidencias del retraso social y económico que la propuesta republicana significaría para la mayor parte de la población, una encuesta reciente de la organización PEW, señala que los electores independientes, que son los que definirán quien ganará las elecciones, continúan favoreciendo a los candidatos republicanos.
Tal vez la explicación de esa conducta esté en el diagnóstico del ex presidente Clinton sobre lo que el presidente Obama y los demócratas han dejado de hacer. Recordó que en 1994 él hizo un juicio equivocado sobre las posibilidades de los republicanos para ganar las elecciones intermedias. El error le costó perder la mayoría en la Cámara baja, lo que a la postre fue un dique a su programa de gobierno.
Para que ello no vuelva a suceder sugirió una estrategia que concreta principalmente en dos puntos: desmentir enérgicamente la falacia de que los pasados 20 meses de gobierno demócrata han sido un fiasco y negar categóricamente y con hechos la idea de que Obama es socialista y que su intención es acabar con el espíritu de empresa de los estadunidenses.
Pronto se sabrá si los demócratas están aún a tiempo de evitar que la historia se repita. Si eso sucede y gana el proyecto conservador, las diferencias sociales que ya existen en la Unión Americana, sin llegar al oprobio de las que vemos en México, pudieran ahondarse aún más. No hay que olvidar el rostro de Estados Unidos que con sorpresa el mundo descubrió después del huracán Katrina.

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