Javier Santiso / El Universal
La inversión extranjera directa (IED) mundial está experimentando cambios importantes. Hace tres décadas, 100% de la IED procedía de los países OCDE. En el año 2009, 20% procedente de los países emergentes (contra apenas 11% de principios de la década).
En esta dinámica, las multinacionales latinas (multilatinas) también destacaron y es de apostar que seguirán destacando en el futuro, la crisis global de los años 2008-2010, siendo en este sentido no tanto un inhibidor sino más bien un acelerador de esta tendencia. Si uno toma los datos del 2009 para América Latina, por ejemplo, potencias de la OCDE como EU y España siguen encabezando las inversiones con 57% y 9% respectivamente del total que llegó ese año en América Latina. Sin embargo, los países emergentes de la propia región también invirtieron fuerte en el resto del continente, 10% del total, Chile y México encabezando una lista en la cual, años anteriores, fue liderada por Brasil.
Si bien la IED realizada por los grupos latinoamericanos experimentó una desaceleración, la crisis global no detuvo tampoco esta tendencia. En 2009, Chile se convirtió por primera vez en el principal inversionista latinoamericano, con una inversión en el exterior de 8 mil millones de dólares.
A principios del 2010, la energética estatal brasileña Eletrobras divulgó sus planes estratégicos hasta 2020 y citó entre sus prioridades su internacionalización en América Latina. Unos meses después la minera Vale se hacía con el control de una concesión en Guinea por un monto de 2.5 mil millones de dólares, después de haber desembolsado otros 3.8 mil millones de dólares a principios de año para hacerse con los negocios de fertilizantes del norteamericano Bunge. De cara a futuro no será de sorprenderse si las inversiones de multinacionales latinoamericanas también repuntan, y no sólo en la región sino también en mercados donde buscan hacerse mayores huecos como Asia, Europa, Estados-Unidos o incluso África.
Si el activismo de la diplomacia china en África ha sido ampliamente comentado, no deja de llamar la atención que el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, visitó más países africanos que cualquier otro dirigente de un país BRIC. Es llamativo que Lula, que visitó la Unión Europea por primera vez en 2007, haya viajado ya en seis ocasiones a África, cubriendo un total de 16 países. Desde 2005, el presidente ha recorrido África 10 veces, ha visitado un total de 20 países, mientras que el Ministerio del Exterior ha abierto 16 embajadas nuevas en todo el continente. Cerca de 90 millones de brasileños (sobre un total de 198) declaran tener ascendencia africana, y en los países de habla portuguesa como Angola o Mozambique las posiciones de las empresas brasileñas como Petrobras, Vale u Odebrecht se han hecho singularmente fuertes.
El ejemplo de África ilustra que todos los rincones del mundo se han convertido en potenciales receptores de inversores latinos.
Desde África hasta Asia, Medio Oriente y por supuesto América Latina, el mundo emergente es más que nunca teatro de operaciones para las multilatinas. Como su homólogas de países OCDE, estas empresas siguen gozando ahora de acceso a capital para financiarse a relativamente bajo costo. Más que nunca nos toca vivir un mundo en el cual las multinacionales (incluso latinas) se harán un hueco cada vez mayor en el mundo. Así en el último ránking del Financial Times de las 500 mayores empresas han proliferado las multinacionales emergentes. La china Petrochina se impuso como la mayor del mundo, por delante de la estadounidense ExxonMobile. Petrobras ( número 13) desbancó a BP y Shell mientras otra brasileña, el banco Itau Unibanco (57) está a la par con uno de los mayores bancos europeos, el francés BNP Paribas (puesto 55).
El mundo se está dando la vuelta y en este giro el centro de gravedad está dejando de ser el mundo de los países desarrollados de la OCDE para estar cada vez algo más volcado hacia los mercados emergentes, América Latina incluido.
Profesor de Economía, ESADE Business School
La inversión extranjera directa (IED) mundial está experimentando cambios importantes. Hace tres décadas, 100% de la IED procedía de los países OCDE. En el año 2009, 20% procedente de los países emergentes (contra apenas 11% de principios de la década).
En esta dinámica, las multinacionales latinas (multilatinas) también destacaron y es de apostar que seguirán destacando en el futuro, la crisis global de los años 2008-2010, siendo en este sentido no tanto un inhibidor sino más bien un acelerador de esta tendencia. Si uno toma los datos del 2009 para América Latina, por ejemplo, potencias de la OCDE como EU y España siguen encabezando las inversiones con 57% y 9% respectivamente del total que llegó ese año en América Latina. Sin embargo, los países emergentes de la propia región también invirtieron fuerte en el resto del continente, 10% del total, Chile y México encabezando una lista en la cual, años anteriores, fue liderada por Brasil.
Si bien la IED realizada por los grupos latinoamericanos experimentó una desaceleración, la crisis global no detuvo tampoco esta tendencia. En 2009, Chile se convirtió por primera vez en el principal inversionista latinoamericano, con una inversión en el exterior de 8 mil millones de dólares.
A principios del 2010, la energética estatal brasileña Eletrobras divulgó sus planes estratégicos hasta 2020 y citó entre sus prioridades su internacionalización en América Latina. Unos meses después la minera Vale se hacía con el control de una concesión en Guinea por un monto de 2.5 mil millones de dólares, después de haber desembolsado otros 3.8 mil millones de dólares a principios de año para hacerse con los negocios de fertilizantes del norteamericano Bunge. De cara a futuro no será de sorprenderse si las inversiones de multinacionales latinoamericanas también repuntan, y no sólo en la región sino también en mercados donde buscan hacerse mayores huecos como Asia, Europa, Estados-Unidos o incluso África.
Si el activismo de la diplomacia china en África ha sido ampliamente comentado, no deja de llamar la atención que el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, visitó más países africanos que cualquier otro dirigente de un país BRIC. Es llamativo que Lula, que visitó la Unión Europea por primera vez en 2007, haya viajado ya en seis ocasiones a África, cubriendo un total de 16 países. Desde 2005, el presidente ha recorrido África 10 veces, ha visitado un total de 20 países, mientras que el Ministerio del Exterior ha abierto 16 embajadas nuevas en todo el continente. Cerca de 90 millones de brasileños (sobre un total de 198) declaran tener ascendencia africana, y en los países de habla portuguesa como Angola o Mozambique las posiciones de las empresas brasileñas como Petrobras, Vale u Odebrecht se han hecho singularmente fuertes.
El ejemplo de África ilustra que todos los rincones del mundo se han convertido en potenciales receptores de inversores latinos.
Desde África hasta Asia, Medio Oriente y por supuesto América Latina, el mundo emergente es más que nunca teatro de operaciones para las multilatinas. Como su homólogas de países OCDE, estas empresas siguen gozando ahora de acceso a capital para financiarse a relativamente bajo costo. Más que nunca nos toca vivir un mundo en el cual las multinacionales (incluso latinas) se harán un hueco cada vez mayor en el mundo. Así en el último ránking del Financial Times de las 500 mayores empresas han proliferado las multinacionales emergentes. La china Petrochina se impuso como la mayor del mundo, por delante de la estadounidense ExxonMobile. Petrobras ( número 13) desbancó a BP y Shell mientras otra brasileña, el banco Itau Unibanco (57) está a la par con uno de los mayores bancos europeos, el francés BNP Paribas (puesto 55).
El mundo se está dando la vuelta y en este giro el centro de gravedad está dejando de ser el mundo de los países desarrollados de la OCDE para estar cada vez algo más volcado hacia los mercados emergentes, América Latina incluido.
Profesor de Economía, ESADE Business School
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