Matthew Lynn / elEconomista.es
La eurozona está creciendo nuevamente. El sistema bancario sobrevivió a las pruebas de solvencia. Los griegos implementaron sus primeras medidas de austeridad con cierto éxito. Las febriles predicciones de comienzos del verano, según las cuales el euro estaba condenado y la crisis de la deuda soberana de Europa arrasaría con países como España y Portugal como un virus, ya se olvidaron. La crisis parece haber sido superada.
No lo crea. Bajo la superficie, las grietas del euro están empeorando. Los desequilibrios en la eurozona crecen todo el tiempo. La resistencia al plan de estímulo aumentará cuando las condiciones terminen siendo inmorales y absurdas. Y los países con gran déficit están atrapados en una espiral económica descendente.
El euro compró tiempo, a un coste enorme. Y sin embargo es poco lo que se ha hecho por resolver las causas de la crisis.
Signos de recuperación ¿sostenible?
Es cierto, en los últimos meses ha habido signos de que la situación se estabilizó. La semana pasada, la Unión Europea dijo que las 16 economías que comparten el euro crecieron un 1% en el segundo trimestre, la tasa de expansión más fuerte en cuatro años.
La mayor parte de los bancos de Europa pasaron las pruebas de estrés, diseñadas para evaluar su capacidad para resistir convulsiones en el mercado financiero, con bastante facilidad. Se recuperaron de la crisis y parecen estar nuevamente en condiciones decentes.
El euro también se fortaleció hasta 1,28 dólares después de haber alcanzado 1,19 dólares en junio. Hasta las acciones griegas lucen más saludables. El Índice ASE de acciones líderes cotizadas en Atenas se recuperó a más de 1.600 desde menos de 1.400 durante la crisis. A este ritmo, hasta los editores del diario Bild de tirada masiva en Alemania estarán felicitando pronto a sus amigos griegos por su enfoque serio y responsable con la gestión económica.
Recapacitemos. Veamos por qué deberíamos ser escépticos. Primero, la eurozona sigue tan peligrosamente desequilibrada como siempre. Analicemos estas cifras de crecimiento. En el segundo trimestre, el producto interno bruto alemán creció un 2,2 %. A otros países no les fue ni de cerca tan bien. La economía de Grecia se contrajo 1,5%, en tanto que España registró un crecimiento de apenas el 0,2%.
La crisis de la deuda ayudó incluso a Alemania debilitando el euro, con lo cual se fortalecieron sus exportaciones. Apenas ayudó a países como Grecia porque no exportan gran cosa. La eurozona está, por el contrario, más asimétrica. Los alemanes se están enriqueciendo, pero se ven obligados a subsidiar a los griegos que se están empobreciendo. No es algo sostenible durante mucho tiempo.
El NO de Eslovaquia
Segundo: es posible que aumente la oposición a los planes de rescate. Eslovaquia se negó comprensiblemente a ratificar su parte del plan de rescate. Cualquier sistema político debe ser a la vez justo y razonable para requerir apoyo. Los términos del plan de estímulo no son ninguna de las dos cosas.
No se le puede decir a gente relativamente pobre y trabajadora, que respetó las reglas, como los eslovacos, que tiene que ayudar a países que no lo hicieron, como Grecia. Podrá conseguirlo una o dos veces, pero si la eurozona es simplemente un mecanismo para transferir riqueza de los laboriosos a los irresponsables, es difícil que sobreviva. Los países responsables van a querer abrirse en algún momento.
Eslovaquia será sin duda ignorada. La UE no presta demasiada atención a las protestas de sus miembros más pequeños, particularmente de Europa del Este. Pero Portugal e Irlanda, que también deben ayudar a Grecia, podrían sumarse pronto a la protesta. Aunque no lo hagan, los miles de millones en ayuda y garantías de préstamos prometidas para Grecia y otros países con déficit no pueden darse por sentados.
El nuevo Gobierno en Eslovaquia fue electo con una plataforma que se oponía al plan de estímulo. "Digamos no a los griegos" es un gran tema de campaña y seguramente será copiado en la región.
La crisis helena
Tercero: la economía griega se encuentra en un estado terrible. Tal vez haya cumplido con la primera ronda del plan de austeridad exigido como parte del rescate. Eso iba a ocurrir de todos modos. Pero la economía continúa contrayéndose. Como el Gobierno recorta el gasto y las huelgas afectan la industria turística, es imposible ver que se recupere en lo inmediato.
A medida que la economía griega se contraiga, la base imponible caerá, y la tarea de reducir el déficit se volverá más difícil. Grecia siempre necesitó una estrategia de crecimiento, así como también una de reducción del déficit. De eso no ha habido ningún indicio hasta ahora.
La crisis de deuda soberana de Europa estaba destinada a ser un asunto interminable. Es lógico esperar momentos de calma en la tormenta. ¿Se acabó la crisis? Recién está empezando.
Matthew Lynn, columnista de Bloomberg News.
La eurozona está creciendo nuevamente. El sistema bancario sobrevivió a las pruebas de solvencia. Los griegos implementaron sus primeras medidas de austeridad con cierto éxito. Las febriles predicciones de comienzos del verano, según las cuales el euro estaba condenado y la crisis de la deuda soberana de Europa arrasaría con países como España y Portugal como un virus, ya se olvidaron. La crisis parece haber sido superada.
No lo crea. Bajo la superficie, las grietas del euro están empeorando. Los desequilibrios en la eurozona crecen todo el tiempo. La resistencia al plan de estímulo aumentará cuando las condiciones terminen siendo inmorales y absurdas. Y los países con gran déficit están atrapados en una espiral económica descendente.
El euro compró tiempo, a un coste enorme. Y sin embargo es poco lo que se ha hecho por resolver las causas de la crisis.
Signos de recuperación ¿sostenible?
Es cierto, en los últimos meses ha habido signos de que la situación se estabilizó. La semana pasada, la Unión Europea dijo que las 16 economías que comparten el euro crecieron un 1% en el segundo trimestre, la tasa de expansión más fuerte en cuatro años.
La mayor parte de los bancos de Europa pasaron las pruebas de estrés, diseñadas para evaluar su capacidad para resistir convulsiones en el mercado financiero, con bastante facilidad. Se recuperaron de la crisis y parecen estar nuevamente en condiciones decentes.
El euro también se fortaleció hasta 1,28 dólares después de haber alcanzado 1,19 dólares en junio. Hasta las acciones griegas lucen más saludables. El Índice ASE de acciones líderes cotizadas en Atenas se recuperó a más de 1.600 desde menos de 1.400 durante la crisis. A este ritmo, hasta los editores del diario Bild de tirada masiva en Alemania estarán felicitando pronto a sus amigos griegos por su enfoque serio y responsable con la gestión económica.
Recapacitemos. Veamos por qué deberíamos ser escépticos. Primero, la eurozona sigue tan peligrosamente desequilibrada como siempre. Analicemos estas cifras de crecimiento. En el segundo trimestre, el producto interno bruto alemán creció un 2,2 %. A otros países no les fue ni de cerca tan bien. La economía de Grecia se contrajo 1,5%, en tanto que España registró un crecimiento de apenas el 0,2%.
La crisis de la deuda ayudó incluso a Alemania debilitando el euro, con lo cual se fortalecieron sus exportaciones. Apenas ayudó a países como Grecia porque no exportan gran cosa. La eurozona está, por el contrario, más asimétrica. Los alemanes se están enriqueciendo, pero se ven obligados a subsidiar a los griegos que se están empobreciendo. No es algo sostenible durante mucho tiempo.
El NO de Eslovaquia
Segundo: es posible que aumente la oposición a los planes de rescate. Eslovaquia se negó comprensiblemente a ratificar su parte del plan de rescate. Cualquier sistema político debe ser a la vez justo y razonable para requerir apoyo. Los términos del plan de estímulo no son ninguna de las dos cosas.
No se le puede decir a gente relativamente pobre y trabajadora, que respetó las reglas, como los eslovacos, que tiene que ayudar a países que no lo hicieron, como Grecia. Podrá conseguirlo una o dos veces, pero si la eurozona es simplemente un mecanismo para transferir riqueza de los laboriosos a los irresponsables, es difícil que sobreviva. Los países responsables van a querer abrirse en algún momento.
Eslovaquia será sin duda ignorada. La UE no presta demasiada atención a las protestas de sus miembros más pequeños, particularmente de Europa del Este. Pero Portugal e Irlanda, que también deben ayudar a Grecia, podrían sumarse pronto a la protesta. Aunque no lo hagan, los miles de millones en ayuda y garantías de préstamos prometidas para Grecia y otros países con déficit no pueden darse por sentados.
El nuevo Gobierno en Eslovaquia fue electo con una plataforma que se oponía al plan de estímulo. "Digamos no a los griegos" es un gran tema de campaña y seguramente será copiado en la región.
La crisis helena
Tercero: la economía griega se encuentra en un estado terrible. Tal vez haya cumplido con la primera ronda del plan de austeridad exigido como parte del rescate. Eso iba a ocurrir de todos modos. Pero la economía continúa contrayéndose. Como el Gobierno recorta el gasto y las huelgas afectan la industria turística, es imposible ver que se recupere en lo inmediato.
A medida que la economía griega se contraiga, la base imponible caerá, y la tarea de reducir el déficit se volverá más difícil. Grecia siempre necesitó una estrategia de crecimiento, así como también una de reducción del déficit. De eso no ha habido ningún indicio hasta ahora.
La crisis de deuda soberana de Europa estaba destinada a ser un asunto interminable. Es lógico esperar momentos de calma en la tormenta. ¿Se acabó la crisis? Recién está empezando.
Matthew Lynn, columnista de Bloomberg News.
No hay comentarios:
Publicar un comentario