miércoles, 9 de junio de 2010

HASTA AQUÍ LA RECUPERACIÓN

Rogelio Ramírez de la O / El Universal
Varios indicadores sugieren que lo mejor del aumento en el nivel de actividad llegará pronto a su fin. Eso no quiere decir que haya una nueva caída, pero sí que en el mejor de los casos la actividad se va a estabilizar en un nivel por debajo del alcanzado en 2008.
Por lo mismo, la tasa de crecimiento del 5% que varios bancos y analistas anuncian no se alcanzará.
El sector que más respondió al repunte fue la industria automotriz de exportación, cuyos niveles de producción fueron casi el doble de los del primer semestre del año pasado. Pero aun esta industria llegó a un pico de su producción en octubre pasado y no lo ha rebasado. La exportación dependerá del consumidor estadounidense. El mercado interno sigue deprimido.
Por eso el producto interno bruto del primer trimestre ya fue inferior al del cuarto trimestre de 2009, a pesar de que los servicios repuntaron con un retraso detrás de la industria. Con la falta de mayor impulso de la industria, los servicios quedarán muy por debajo de su nivel en 2008.
Así, los altos incrementos informados por las fuentes oficiales, incluido el de la confianza del consumidor, son porque estos niveles se comparan con lo más bajo del año pasado, durante la crisis de influenza. Pero están lejos de representar una recuperación ni fuerte ni sostenible
La economía estadounidense ya mostró una desaceleración en el primer trimestre, creciendo sólo 3%, con continua caída de la inversión en planta, es decir, las empresas siguen reduciendo capacidad. La creación de empleos en mayo fue decepcionante. Esto después de masivos estímulos de gasto público y de tasa de interés cercana a cero. Con el paso del tiempo el efecto de estos estímulos será cada vez menor.
Y la economía global ya entró en un nuevo capítulo de recesión bordando en depresión, en especial en Europa. Un primer impacto es la caída de precios de materias primas por la expectativa de una menor demanda de China. Otro es el aumento de la tasa de interés libor, sobre la cual se finca el interés de casi cada crédito en el sector privado. El aumento obedece a la desconfianza en la salud de los bancos europeos, por los altos créditos que extendieron a naciones y empresas de Europa, las cuales van a tener enormes dificultades para servir sus deudas.
Esto pronto impedirá nuevas colocaciones de bonos para empresas mexicanas en el mercado global y créditos con los que ya contaban.
México no tiene, aparte de la exportación a Estados Unidos, ningún impulso propio de actividad económica. Por lo mismo los bancos han seguido recortando su crédito al sector privado, continuando en marzo con un caída de 3.1% e incluyendo el crédito a empresas.
Las remesas y el turismo no han comenzado a recuperarse y es muy difícil que lo hagan más allá de un rebote parcial.
Irónicamente, un comentario frecuente en los medios es que, vista la crisis de alto endeudamiento de Europa, el gobierno mexicano hizo bien en no gastar para contrarrestar la caída de actividad desde 2008. Ese no es el punto, pues nadie le pedía endeudarse en exceso, sino tan sólo que quitara gasto a la burocracia para dirigirlo hacia la inversión.
Por eso la infraestructura está hoy paralizada y no una supuesta prudencia estratégicamente calculada.
Y aunque no tenemos un problema fiscal como Europa, tenemos una pérdida de todo impulso. Los aplausos al gobierno por no hacer nada durante la crisis deberían esperar al desenlace final de alto desempleo sin inversión ni pública ni privada y falta de infraestructura.
Analista económico


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