viernes, 3 de agosto de 2012

¿SEGURO UNIVERSAL?


Juan Ignacio Gil Antón / El Financiero
Una de las propuestas más interesantes en políticas públicas que escuchamos durante las pasadas campañas electorales fue la de impulsar un seguro universal que consolide los sistemas de salud, de pensiones y ofrezca un seguro de desempleo para todos los mexicanos.
Esta iniciativa, que deberá ser analizada por el próximo titular del Ejecutivo Federal, catapultaría a México hacia un estándar de calidad de vida similar al que tienen los llamados países desarrollados, al tiempo que permitiría reducir la brecha de desigualdad y ampliaría las oportunidades de desarrollo para la población.
La idea fundamental del seguro universal es consolidar los servicios públicos de seguridad social para brindar una protección generalizada a la población, de ahí la “universalidad” de este planteamiento. Es decir, que todos los ciudadanos, independientemente de su condición, puedan recibir un paquete mínimo de beneficios principalmente en materia de salud, seguro contra desempleo y pensiones.
Es cierto que en las últimas décadas se han logrado avances importantes en la cobertura de salud, por ejemplo, con el Seguro Popular; sin embargo, aún hay un largo camino por recorrer para que el total de la población, lo mismo en las ciudades que en el campo, puedan gozar de los satisfactores mínimos indispensables para salir adelante.
Ante esto, el sector asegurador y las compañías que lo integran se declaran listos para conocer cuál es el papel que pueden desempeñar las aseguradoras privadas en ese proyecto.
Nuestra participación es muy importante, ya que si bien no creo que exista quien no desee que todos los mexicanos tengamos acceso a un sistema de salud universal, es muy importante que desde el principio sea claro cómo se financiará, de manera que no nos veamos en un futuro como hoy muchos países desarrollados que enfrentan problemas económicos muy serios derivados, entre otros factores, de sistemas de seguridad social muy generosos pero sin el sustento financiero adecuado.
Esto abre muchas posibilidades de participación al sector asegurador, para que seamos parte de esta solución que sin duda tendría un impacto muy favorable en el nivel de vida de los mexicanos.
No sobra mencionar que la implementación de una política pública de esta envergadura requerirá de la aprobación de varias reformas que le den viabilidad en el largo plazo, entre ellas una reforma fiscal integral, muy probablemente una reforma laboral y una más al sistema de seguridad social.
En el sector asegurador estamos listos para participar en ese debate con toda nuestra experiencia y capacidad técnica para enriquecer con argumentos sólidos esta discusión que sería muy benéfica sobre todo para quienes hoy no tienen acceso a ningún esquema de seguridad social.
Se debe abrir el debate y con talento político conducir este proceso en el que se analicen cuáles son las mejores soluciones y ofrecer una solución integral que no sea superpuesta, ni improvisada.
México necesita avanzar hacia estándares más altos de desarrollo y llegar a ser el gran país que está destinado a ser. El seguro universal puede ser un muy buen primer paso en la dirección correcta.

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