Juan Ignacio Gil Antón / El Financiero
Una de
las propuestas más interesantes en políticas públicas que escuchamos
durante las pasadas campañas electorales fue la de impulsar un seguro universal
que consolide los sistemas de salud, de pensiones y ofrezca un seguro de
desempleo para todos los mexicanos.
Esta
iniciativa, que deberá ser analizada por el próximo titular del Ejecutivo
Federal, catapultaría a México hacia un estándar de calidad de vida similar
al que tienen los llamados países desarrollados, al tiempo que permitiría
reducir la brecha de desigualdad y ampliaría las oportunidades de desarrollo
para la población.
La idea
fundamental del seguro universal es consolidar los servicios públicos de
seguridad social para brindar una protección generalizada a la población,
de ahí la “universalidad” de este planteamiento. Es decir, que todos los
ciudadanos, independientemente de su condición, puedan recibir un paquete
mínimo de beneficios principalmente en materia de salud, seguro contra desempleo
y pensiones.
Es cierto
que en las últimas décadas se han logrado avances importantes en la
cobertura de salud, por ejemplo, con el Seguro Popular; sin embargo, aún
hay un largo camino por recorrer para que el total de la población, lo mismo en
las ciudades que en el campo, puedan gozar de los satisfactores mínimos
indispensables para salir adelante.
Ante
esto, el sector asegurador y las compañías que lo integran se declaran listos
para conocer cuál es el papel que pueden desempeñar las aseguradoras
privadas en ese proyecto.
Nuestra
participación es muy importante, ya que si bien no creo que exista quien no
desee que todos los mexicanos tengamos acceso a un sistema de salud universal,
es muy importante que desde el principio sea claro cómo se financiará, de
manera que no nos veamos en un futuro como hoy muchos países desarrollados que
enfrentan problemas económicos muy serios derivados, entre otros factores, de
sistemas de seguridad social muy generosos pero sin el sustento financiero
adecuado.
Esto abre
muchas posibilidades de participación al sector asegurador, para que seamos
parte de esta solución que sin duda tendría un impacto muy favorable en el
nivel de vida de los mexicanos.
No sobra
mencionar que la implementación de una política pública de esta envergadura
requerirá de la aprobación de varias reformas que le den viabilidad en el largo
plazo, entre ellas una reforma fiscal integral, muy probablemente una
reforma laboral y una más al sistema de seguridad social.
En el
sector asegurador estamos listos para participar en ese debate con toda
nuestra experiencia y capacidad técnica para enriquecer con argumentos sólidos
esta discusión que sería muy benéfica sobre todo para quienes hoy no tienen
acceso a ningún esquema de seguridad social.
Se debe abrir
el debate y con talento político conducir este proceso en el que se analicen
cuáles son las mejores soluciones y ofrecer una solución integral que no
sea superpuesta, ni improvisada.
México
necesita avanzar hacia estándares más altos de desarrollo y llegar a ser el
gran país que está destinado a ser. El seguro universal puede ser un muy
buen primer paso en la dirección correcta.
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