EL MUNDO
EN CIFRAS
Por
Gonzalo Rosado / El Semanario sin Límites
El
viernes pasado, después de varias semanas de alta volatilidad en los mercados
debido a la incertidumbre de la crisis de deuda europea y mayores temores en
España, el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, calmó los
mercados diciendo que haría “lo que fuera necesario” para preservar el euro,
planteando la posibilidad de que el banco central comprara directamente bonos
soberanos. Esta declaración tuvo un impacto positivo directo en los mercados
accionarios internacionales, lo cual llevó a una disminución en las altísimas
tasas de interés de deuda en países como España e Italia.
Asimismo,
los mercados se adelantaron al anuncio de alguna medida cuantitativa que
pudiera reavivar la situación económica de la eurozona en la reunión del BCE
que daría a conocer su política monetaria el jueves 2 de agosto. Aunado a eso
se tenía un día antes la reunión del Comité de Mercado Abierto de la Reserva
Federal de Estados Unidos (FOMC, por sus siglas en inglés), en la cual también
se presentaría las decisiones sobre política monetaria.
Los bancos centrales tienen un papel crucial en la economía de una nación, o como es el caso, de una región. Cuando una economía sufre una crisis financiera, los mercados interbancarios se colapsan y aparece una amenaza de iliquidez en el sistema bancario. Los bancos centrales proveen la liquidez requerida, evitando la quiebra de bancos solventes pero ilíquidos. Además, normalmente aportan esa liquidez mediante operaciones de crédito a los bancos cargándoles tasas de interés muy bajas, con la intención de reanimar el crédito bancario a la economía, la demanda agregada, la producción, el empleo, etc. Por supuesto, para este objetivo no basta que las tasas de interés bajen. Se requiere que los agentes económicos tengan expectativas optimistas respecto a la evolución de la economía, cosa que no ha ocurrido claramente en Estados Unidos.
Los bancos centrales tienen un papel crucial en la economía de una nación, o como es el caso, de una región. Cuando una economía sufre una crisis financiera, los mercados interbancarios se colapsan y aparece una amenaza de iliquidez en el sistema bancario. Los bancos centrales proveen la liquidez requerida, evitando la quiebra de bancos solventes pero ilíquidos. Además, normalmente aportan esa liquidez mediante operaciones de crédito a los bancos cargándoles tasas de interés muy bajas, con la intención de reanimar el crédito bancario a la economía, la demanda agregada, la producción, el empleo, etc. Por supuesto, para este objetivo no basta que las tasas de interés bajen. Se requiere que los agentes económicos tengan expectativas optimistas respecto a la evolución de la economía, cosa que no ha ocurrido claramente en Estados Unidos.
De forma
contraria, cuando la situación económica está en expansión y aparece el peligro
de inflación, el banco central sube las tasas de interés, lo cual hace más caro
el acceso al financiamiento y detiene la expansión. Asimismo, puede vender
bonos para disminuir la liquidez en los mercados, o bien, llevar a cabo las dos
medidas.
¿Qué es
lo que se esperaba en la reunión de la FED y del BCE?
En el caso de la FED, los mercados no esperaban un cambio drástico en política monetaria, pues se ha repetido en varias ocasiones que se mantendrán tasas de referencia en niveles muy bajos (0.75%) al menos hasta finales del 2014 y el programa“Operación Twist” sigue vigente.
Por ello, la decisión del Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal de no llevar a cabo ningún ajuste monetario adicional en su reunión de este 1 de agosto no causó sorpresa alguna. Sin embargo, el Comité no dejó a lado la posibilidad de una mayor expansión monetaria si es que la evolución de la economía no es favorable.
Esto se debe a que la actividad económica ha mostrado una desaceleración en el primer semestre del año, en donde el crecimiento ha sido tan sólo de 1.8%. De hecho, para que el crecimiento coincida con la proyección de la FED de 2.2% en el 2012, en el segundo semestre se tendría que crecer a un ritmo de 2.6%, lo cual es una meta francamente difícil de alcanzar.
En el caso de la FED, los mercados no esperaban un cambio drástico en política monetaria, pues se ha repetido en varias ocasiones que se mantendrán tasas de referencia en niveles muy bajos (0.75%) al menos hasta finales del 2014 y el programa“Operación Twist” sigue vigente.
Por ello, la decisión del Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal de no llevar a cabo ningún ajuste monetario adicional en su reunión de este 1 de agosto no causó sorpresa alguna. Sin embargo, el Comité no dejó a lado la posibilidad de una mayor expansión monetaria si es que la evolución de la economía no es favorable.
Esto se debe a que la actividad económica ha mostrado una desaceleración en el primer semestre del año, en donde el crecimiento ha sido tan sólo de 1.8%. De hecho, para que el crecimiento coincida con la proyección de la FED de 2.2% en el 2012, en el segundo semestre se tendría que crecer a un ritmo de 2.6%, lo cual es una meta francamente difícil de alcanzar.
Si el ritmo de crecimiento económico continúa en los niveles vistos en el año, o bien, se vive una desaceleración adicional debido a las tensiones en los mercados financieros mundiales, los cuales plantean riesgos significativos de mayor baja para las perspectivas, aumenta la posibilidad de que el Comité de Mercado Abierto tome medidas adicionales para impulsar la economía en su próxima reunión del 13 de septiembre.
Mientras tanto, sólo se le dará continuidad al programa “Operación Twist” extendiendo la duración promedio de los bonos y manteniendo la expectativa de que las tasas de fondeo permanecerán en niveles cercanos a cero hasta finales del 2014.
¿Y el
Banco Central Europeo?
En el
caso del BCE la situación es diferente, pues las declaraciones de Draghi fueron
interpretadas por el mercado como señales de que el Banco Central Europeo
llevaría a cabo acciones más concisas como una compra directa de Bonos
soberanos, o bien, un programa de Flexibilización Cuantitativa (QE por sus
siglas en inglés).
Sin
embargo, no fue así. En la conferencia de prensa, Mario Draghi anunció que el
BCE decidió no implementar medidas adicionales, ni en menores tasas de interés,
las cuales se mantuvieron sin cambios en 0.75%, ni en una compra directa de
bonos soberanos, ni en un QE. En suma, el BCE decidió que no habría ninguna
medida adicional que diera impulso a la economía de la zona euro. Draghi dejó
abierta la posibilidad de que el BCE llegara a realizar un QE en un futuro y
comentó que los detalles de un plan para contrarrestar la situación actual en
la eurozona aún necesitan ser definidos en las siguientes semanas.
Las declaraciones de Draghi decepcionaron fuertemente a los mercados, lo cual se reflejó inmediatamente en un repunte en el rendimiento de las tasas de interés de los bonos de España e Italia y en una baja de los mercados accionarios. Así, no se sabe realmente si en un futuro cercano el BCE tomará un papel más protagónico en la crisis soberana de la eurozona, o bien, se mantendrá al margen.
Las declaraciones de Draghi decepcionaron fuertemente a los mercados, lo cual se reflejó inmediatamente en un repunte en el rendimiento de las tasas de interés de los bonos de España e Italia y en una baja de los mercados accionarios. Así, no se sabe realmente si en un futuro cercano el BCE tomará un papel más protagónico en la crisis soberana de la eurozona, o bien, se mantendrá al margen.
A esto
hay que agregarle las diferencias de opinión entre los integrantes del Banco
Central Europeo, especialmente con el Banco Central de Alemania, el cual tiene
una clara postura en contra de nuevas compras de deuda soberana. Finalmente,
los estatutos del BCE prohíben la compra directa de la deuda soberana de los
países de la eurozona, lo cual cierra la puerta a una oportunidad de
estabilizar el mercado cuando el temor de los inversionistas incrementa las
tasas interés que los países emproblemados deben de pagar y limita las opciones
para salir de la crisis. Por eso la importancia de que al interior del BCE se
definan apoyos claros para contener la crisis.
Mientras los mercados no vean acciones
concretas y conjuntas de los líderes europeos, en particular en la dirección de
asumir una actitud solidaria respecto al manejo de las deudas soberanas,
persistirá el temor por parte de los inversionistas, presionando las tasas de
interés de países en riesgo, y manteniendo la incógnita sobre la continuidad
del euro.
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