Pedro Calvo Madrid
/ elEconomista.es
Llegó al
Gran Día. El día D, de Draghi. Ya es jueves; 2 de agosto. La fecha que está
llamada a marcar un punto de inflexión en la crisis de la deuda soberana que
arrastra la eurozona. Así, al menos, lo ha anticipado el presidente del Banco
Central Europeo (BCE), Mario Draghi. El pasado jueves, con su alegato en favor
del euro, con su compromiso de que estaba dispuesto a hacer "lo que
sea" para preservar la moneda única, levantó una expectación
extraordinaria con respecto a la reunión que hoy celebrará la institución que
comanda. Atrás queda el momento de las palabras; ahora llega el de los hechos.
Y aunque Alemania ha tratado de rebajar esas expectativas, el mercado quiere
creer a Draghi. En su mano tiene un amplio abanico de posibilidades. Unas son
más importantes que otras... y, sobre todo, unas tienen más opciones que otras.
1 Bajar
los tipos de interés. La
crisis de la deuda soberana ha llegado tan lejos y el precio del dinero está ya
tan bajo -en el 0,75%-, que una rebaja adicional apenas cambiaría las cosas.
Como expresan claramente desde Royal Bank of Scotland (RBS), "Alemania no
necesita una rebaja de los tipos y a España un recorte no le salvará". En
un momento en el que el problema reside en la deuda soberana y en el que la
transmisión de la política monetaria no funciona, los recortes de los intereses
no son demasiado efectivos. Y así parecen entenderlo los expertos, puesto que
sólo 4 de los 55 analistas consultados por Bloomberg anticipan que el BCE
reducirá hoy los tipos al 0,5%. Draghi, en definitiva, puede rebajarlos -la
decisión se conocerá a las 13.45 horas- por el gesto que eso siempre supone,
pero esta medida, por sí sola, no aportaría mucho y resultaría insuficiente.
2 Situar
en negativo los intereses de la facilidad de depósito. En julio, el BCE redujo los
intereses de la facilidad de depósito del 0,25 al 0%. Esta decisión ha causado
un efecto parcial. Si hasta su entrada en vigor, el 11 de julio, la facilidad
había acogido una media de 676.000 millones de euros al día en 2012, desde
entonces el promedio se ha reducido hasta los 353.000 millones. Sin embargo,
esta cifra, teniendo en cuenta que el BCE no remunera ese dinero, sigue siendo
demasiado alta. Por este motivo, la entidad podría situar los intereses de la
facilidad de depósito en terreno negativo para tratar de estimular que los
bancos rentabilicen su dinero con inversiones y créditos.
3 Más
inyecciones a largo plazo. Otra alternativa que maneja Draghi pasa por convocar nuevas operaciones
de financiación a largo plazo (LTROs). Ya recurrió a ellas en diciembre de 2011
y febrero de 2012, con sendas operaciones con las que prestó a los bancos un
volumen de un billón de euros por un plazo de tres años. Con más operaciones de
este tipo, la institución pretendería dos objetivos. El primero, estimular una
compra indirecta de bonos; es decir, que los bancos utilicen el dinero del BCE
para comprar deuda pública, un efecto que ya se observó entre enero y marzo de
2012. Y el segundo, intentar que el crédito retorne paulatinamente a la
economía real -hogares y empresas-, una meta mucho más difícil de lograr que el
primero en las circunstancias actuales.
4
Suavizar el acceso a la financiación. Una variante de la opción anterior consiste en que
la institución, en lugar de inyectar más liquidez con nuevas operaciones, lo
haga mediante la flexibilización de las condiciones que exige a las entidades
para que estas puedan financiarse en el BCE. Para que la banca pueda conseguir
dinero en las operaciones de la institución, a cambio debe depositar unas
garantías durante el plazo del préstamo. Si Draghi ampliara esas garantías -con
la aceptación de nuevos títulos o de una deuda de menor calidad-, las entidades
tendrían más facilidades para financiarse.
5 Comprar
más activos. Otra vía
con la que Draghi podría reforzar la financiación del sistema consistiría en la
posibilidad de poner en marcha otro programa de compra de deuda privada.
Durante la crisis ya ha recurrido dos veces a la adquisición de cédulas
hipotecarias, una vía que podría volver a explorar en la actualidad.
6 Reactivar las adquisiciones
de deuda pública. Es el gran tema y el que acaparará la mayor atención
desde que, a las 14.30 horas, Draghi comparezca ante los medios de
comunicación. España e Italia celebrarían la vuelta de las compras, porque
permitiría una caída de las rentabilidades; es decir, un abaratamiento de los
costes de financiación. Sin embargo, tiene pocas posibilidades de que ocurra
porque Alemania, a través del Bundesbank, se niega a que el BCE retome las
compras, que llevan aparcadas ya 20 semanas. Ahora bien, Draghi concretó el
pasado jueves que las altas primas de riesgo "entran dentro de su
mandato" porque "dificultan la transmisión de la política
monetaria". Por tanto, el mercado sí espera alguna medida que influya
directamente en la deuda pública. La clave residirá en si Draghi convence a
Jens Weidmann, el presidente del Bundesbank, para que cambie su posición. Si no
lo logra, deberá decidir si ignora su oposición y reactiva las compras en caso
de que reúna el consenso preciso.
7
Conceder licencia bancaria al Mede. Al igual que en el caso anterior, sería una opción
que afianzaría la capacidad de respuesta de Europa a la crisis, pero Alemania
no está por la labor... por el momento. Si el Mecanismo de Estabilidad (Mede),
que será el fondo de rescate permanente, contara con una ficha bancaria, podría
acceder a la financiación del BCE, con lo que dispondría de más recursos para
ayudar a los países. Actualmente cuenta con 500.000 millones de euros.
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