Alejandro Gómez Tamez / El Financiero
Una
manera efectiva de incentivar el mercado interno es implementando acciones para
que crezca la producción nacional, ya que esto ayuda a crear empleos, lo que disminuye
la tasa de desocupación y provoca una escasez relativa de mano de obra. Al
haber menos gente disponible para trabajar los salarios reales tienden a
aumentar, lo que incrementa el poder adquisitivo de la población y genera mayor
demanda de bienes y servicios. De esta manera la economía entra en un círculo
virtuoso de crecimiento del empleo y la producción.
¿Cómo
podemos hacer para que México entre en esta dinámica? Existen varias maneras, y una de
ellas consiste en tener una paridad peso-dólar en un nivel de equilibrio de
manera que no tengamos una moneda sobrevaluada ni subvaluada, ya que con esto
los productos nacionales serán más competitivos en los mercados externos y
evitaremos la entrada masiva de productos importados que destruyen empleos y desplazan
la producción nacional.
Haciendo
un análisis comparando diferenciales de inflación acumulados entre México y
Estados Unidos, y tomando como año base 1997, tenemos que el tipo de cambio
técnico de equilibrio es en la actualidad de $13.53 pesos por dólar, por lo que
un tipo de cambio de $14.05 pesos en el mercado implica que nuestra moneda está
subvaluada en casi 4%.
Lo
anterior implica que la industria manufacturera nacional debe estar obteniendo
un importante impulso, ya que importar bienes del extranjero ahora resulta más
caro que hace un año, mientras que exportar genera mayores ganancias en pesos;
y todo esto se resume en una mayor demanda de los bienes hechos en México a
nivel mundial.
Sin
embargo, para que esto se cumpla de manera efectiva tenemos que ver qué es lo
que está sucediendo con las monedas de otros países importantes. Y es que si
otras monedas se están depreciando frente al dólar más de lo que lo ha hecho el
peso mexicano, entonces dichas naciones estarían ganando más competitividad
que nosotros. Y por el contrario, si el peso mexicano se deprecia más que
las demás monedas, entonces nosotros ganamos más en competitividad.
Así pues,
al realizar un análisis de la evolución del tipo de cambio del dólar
estadounidense respecto a diversas monedas, vemos que en el periodo de junio de
2011 al mismo mes de 2012, el billete verde se apreció respecto a casi todas.
Por ejemplo, subió 5.7% respecto al dólar canadiense, aumentó 15.2% respecto al
euro, 4.8% en relación a la libra esterlina, 4.6% en relación al peso
argentino, 28.5% respecto al real brasileño, 8.0% respecto al peso chileno y
19.4% respecto al peso mexicano. Por su parte, el dólar estadounidense bajó
1.7% en relación al yen japonés y también 1.7% respecto al yuan chino.
Como
puede apreciarse, después
del real brasileño, el peso mexicano es la moneda que más se ha
depreciado frente al dólar en el último año. Y es que el tipo de cambio
peso-dólar pasó de $11.807 pesos promedio en junio de 2011 a $14.099 pesos
promedio en la primera mitad de junio de 2012 (en este artículo no vamos a
discutir porque se ha depreciado tanto el peso si se supone que somos una
economía con fundamentales muy sólidos).
¿Qué
implican los niveles de encarecimiento relativo de las diferentes monedas
respecto al dólar estadounidense? Pues que efectivamente los productos hechos en
México ahora son más baratos en términos de dólares estadounidenses, dólares
canadienses, euros, libras esterlinas, pesos argentinos, pesos chilenos, yenes
japoneses y yuanes chinos. Es decir, al haber sido nuestra moneda una de las
más depreciadas, pues hemos ganado en competitividad respecto a las demás
naciones por el efecto del tipo de cambio. Cabe señalar también que sólo Brasil
ha ganado más competitividad que nosotros en el último año al ser la moneda que
más se ha depreciado.
Se debe
reconocer que hay empresas manufactureras nacionales que importan muchos o
buena parte de los insumos que utilizan en la producción, pero se ha demostrado
que en promedio la empresa nacional sale ganando con un tipo de cambio
competitivo, en lugar de uno que ponga al peso mexicano con un exceso de
sobrevaluación (por ejemplo a $11 o $12 pesos por dólar). Un dólar barato sólo
beneficia a los importadores, y ni siquiera al consumidor final, ya que se ha
demostrado que cuando el dólar sube los importadores aumentan sus precios, pero
cuando el dólar baja los importadores no disminuyen sus precios, sino que
aumentan sus márgenes de ganancias.
De esta
forma, el reciente ajuste en el tipo de cambio que hemos vivido beneficia a
la planta productiva nacional, sobre todo en momentos de incertidumbre
económica y financiera en Europa y Estados Unidos.
Es una
realidad que la economía mundial se está desacelerando, por lo que el que ahora
México tenga productos para exportación más baratos ayudará a mantener algunos
mercados internacionales que de otra manera se habrían perdido. Y de igual
manera con las importaciones, al haber un dólar por encima de los $14 pesos, pues
muchos importadores se sentirán desanimados a seguir trayendo productos
extranjeros a nuestro país, beneficiando con esto a quien produce en México.
Es de
esperarse que eventualmente el dólar baje de precio conforme se puedan resolver
los problemas en el mundo desarrollado, pero mientras tanto, la manufactura
nacional gozará de una situación más favorable.
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