Los
países enfatizan la necesidad de prevenir “la planificación agresiva” para no
pagar impuestos
Los países del G-20 firmaron el
año pasado una convención para facilitar el intercambio automático de
información tributaria entre ellos
Alejandro Bolaños Los
Cabos / El País
El
presidente francés, François Hollande, en la segunda jornada de la cumbre del
G20 en Los Cabos (México). / OSWALDO RIVAS (REUTERS)
“El fin
de la era del secreto bancario”, como proclamó el expresidente francés Nicolas
Sarkozy en la cumbre de Londres, en 2009, ha quedado como ejemplo de una de
esas frases redondas que lega las reuniones del G-20. Y que luego los hechos
relativizan. Porque, aunque los países ricos y emergentes presionaron para que
los paraísos fiscales fueran más transparentes, estos sortearon el envite con
la firma de convenios bilaterales —en más de un caso, entre ellos—, cuya
eficacia luego no se supervisa. En la cumbre de Los Cabos (México), que se
clausuró el martes, hubo avances menos aireados, pero de cierta importancia.
Los
países del G-20 firmaron el año pasado una convención para facilitar el
intercambio automático de información tributaria entre ellos. Según refleja el
comunicado final de la cumbre de Los Cabos, ahora abogan “con firmeza” porque
“todas las jurisdicciones” —lo que incluye a los paraísos fiscales— firmen este
convenio. Y encargan a la OCDE que evalúe la “eficacia de los intercambios de
información” tributaria en la práctica.
También
en el ámbito fiscal, los representantes de los países ricos y emergentes
enfatizaron la necesidad de prevenir “la erosión de las bases impositivas” y
“la planificación agresiva” de las empresas para evitar pagar impuestos. El
G-20 asegura que seguirá “con atención” el trabajo de la OCDE en esta área.
El club
de los países industrializados impulsa programas piloto en varios países para
identificar estas prácticas agresivas en multinacionales, que aprovechan el
privilegiado tratamiento tributario que se da en cada país a instrumentos
societarios cuya motivación inicial es facilitar la captación de inversiones.
Muchas multinacionales, como es el caso de Google o Exxon, mueven el dinero
entre estos instrumentos societarios en distintos países para rebajar el pago
de impuestos al mínimo, en un circuito que casi siempre incluye a
jurisdicciones opacas.
Los países del G-20 firmaron el año pasado una
convención para facilitar el intercambio automático de información tributaria
entre ellos
En esas experiencias piloto, la OCDE refiere que se han conseguido notables
incrementos de la recaudación (3.500 millones en EE UU, 1.500 millones en
Italia) al poner límite a esas prácticas fiscales. “Estas iniciativas no acaban
con el secretismo de los paraísos fiscales, pero, junto a otras, como la
decisión de EE UU de identificar a los titulares de cuentas bancarias, suponen
avances en la buena dirección”, señaló Susana Ruiz, de Oxfam.
La tasa a
las transacciones financieras ha sido otra de esas iniciativas que han generado
un debate encendido en las cumbres del G-20. La propuesta, defendida por ONG y
académicos como una manera de limitar las operaciones más especulativas, al
tiempo que proporciona una vía de recaudar dinero para afrontar retos globales
como la pobreza o el cambio climático, se abrió paso en el comunicado de la
anterior cita de líderes mundiales en Cannes (Francia) a finales del año
pasado. En Los Cabos no ha habido referencias en el texto, pero sí un anuncio
relevante. Tras la cumbre, el presidente francés, François Hollande, aseguró
que la tasa a las transacciones financieras “entrará en vigor” a lo largo de
2013.
Tras tres
años de debates, Francia y Alemania lograron que el G-20 reconociera a finales
de 2011 que la tasa de transacciones financieras podía ser una vía útil para
desalentar prácticas especulativas y para proveer de recursos a políticas de
desarrollo, siempre relegadas en los presupuestos estatales. Para sortear la
oposición frontal de Reino Unido o EE UU, se dejó a la voluntad de cada país la
adopción de esta medida.
Como
tampoco hay consenso en la UE, un grupo de países europeos, entre los que
también está España, debaten en los últimos meses la activación de un proceso
de cooperación reforzada que permitiría poner en marcha el impuesto en los
países que así lo decidan, siempre que se sumen al menos nueve países. Hollande
dio por hecho el martes que ese quórum se ha alcanzado. Y que el proceso se
pondrá en marcha pronto, tal y como también había sugerido este lunes el
presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso.
“Estando
Alemania y Francia de acuerdo, lo podemos poner en marcha rápidamente con el
apoyo de otros países”, aseguró Hollande.
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