Incluso Romney podría apoyar la decisión del
presidente de suspender la deportación de inmigrantes
No por
ser electoralista resulta menos importante la decisión de Obama de suspender la
deportación de jóvenes inmigrantes que permanecían en Estados Unidos de forma
irregular, la mayor parte latinos, y en un 70% nacidos en México. Cuando las
encuestas aprietan porque no mejoran la economía y el empleo, el gesto podría
permitir al presidente recuperar, ante su reelección en noviembre, el terreno
perdido entre los estadounidenses hispanos.
Entre
800.000 y 1,4 millones de jóvenes menores de 30 años viven en Estados Unidos,
donde llegaron de niños. Su situación era realmente incómoda, pues aunque
tenían derecho a la educación básica, por sentencia del Constitucional, no
tenían acceso al permiso de conducir, a becas universitarias o a contratos
formales de empleo, y podían ser deportados. La medida ejecutiva significa que
estos jóvenes podrán permanecer en EE UU sin miedo y con mayor normalidad.
Obama ha
mantenido una cierta ambigüedad frente a la inmigración ilegal. Aunque bajo su
mandato se han naturalizado dos millones de extranjeros, ha sido el presidente
de EE UU bajo el que, desde mediados del siglo XX, más personas se han
deportado: 1,1 millones. Esta dureza había despertado los recelos de los
hispanos que le apoyaron en 2008.
Que este
gesto tiene un impacto en la campaña presidencial lo refleja el hecho de que la
reacción de su rival republicano, Mitch Romney, ha sido tan tibia que incluso
podría llegar a apoyarlo. Frente al 2% del electorado que tres lustros antes
representaron los hispanos, en 2008 ya eran un 9%, y han seguido creciendo. Sus
votos son esenciales en Estados como Colorado, Florida o Nuevo México. Aunque,
según algunos sondeos, son más los hispanos que otorgan importancia a la
sanidad, la educación y el empleo que los que se preocupan prioritariamente por
las cuestiones de inmigración.
Fuente: El País
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