Samuel
García / 24 Horas El Diario sin Límites
Para
cuando usted lea esta columna, el gobierno español que encabeza Mariano
Rajoy, ya habrá solicitado formalmente un multimillonario crédito a la
Unión Europea para rescatar a su banca privada.
Ya España
había dado a conocer la solicitud a Europa de 100 mil millones de euros para
recapitalizar a sus bancos con la intención adelantada de tranquilizar a los
mercados -objetivo que fracasó- aunque esta petición no se había concretado por
estar sujeta a las conclusiones que entregarían los evaluadores externos de la
banca solicitados por el propio gobierno español.
Pues bien
ya la semana pasada los evaluadores dieron a conocer los resultados de su
análisis y concluyeron que: El sistema bancario español necesitaría hasta 62
mil millones de euros de capital adicional en el peor de los escenarios, y que
los tres mayores bancos españoles no tienen problemas de capital incluso en el
supuesto escenario de mayor pesimismo.
El
diagnóstico debería ser tranquilizador en la medida en que la línea de crédito
extendida por la Unión Europea para recapitalizar a la banca ibérica luce
suficiente para enfrentar los problemas de su sistema financiero.
Esa ha
sido la primera reacción de los mercados que a finales de la semana pasada
redujeron fuertemente la prima de riesgo española.
Pero esa
primera reacción es sólo una golondrina y se necesitará mucho más para
efectivamente convencer a los inversionistas escépticos de que el verano está
cerca.
El riesgo
mayor tiene nombre y se llama España. Los inversionistas aún convenciéndose de
que el rescate bancario español es suficiente, no están seguros del plan
económico del gobierno de Rajoy para reducir drásticamente su déficit fiscal de
8.9% actual a 3% en 2014 -como lo exige la Unión- y más aún cuando el rescate
bancario significará mayor deuda para las finanzas públicas españolas. La
crítica que ha recibido Rajoy -incluyendo la de sus colegas europeos- es que no
ha trasparentado su plan de acción para alcanzar los objetivos impuestos por la
UE por lo que sus metas no son creíbles.
La
desconfianza en la solvencia española como garante del rescate bancario es un
factor que juega en su contra, seguirá castigando a la deuda española en los
mercados, y no se diluirá hasta que Rajoy detalle su compromiso con el logro de
objetivos impuestos por la Unión Europea, que devuelva la credibilidad perdida
en España.
Rajoy se
ha resistido a las duras medidas de mayores recortes presupuestales como la
reducción de los salarios de los burócratas o la modificación de las pensiones
y de la edad de jubilación, por lo que el fin de semana estuvo en Roma con Hollande,
Merkel y Monti negociando su posición ante la Cumbre Europea de
este próximo fin de semana.
El
problema para España es el tiempo. Se ve complicado que el rescate bancario
español no contamine a la deuda soberana si Europa y el Banco Central Europeo
no lanzan una serie de medidas de gran calado que restaure la confianza de los
inversionistas en la solvencia de España y, por lo tanto, en la viabilidad del
euro.
Si el
rescate bancario español es un primer paso, entonces será clave dar el segundo
sin demora, y ese paso debe darse con la declaración de los líderes europeos
este próximo jueves y viernes en la Cumbre Europea de Bruselas. El Día D para
Europa, y el euro, ha llegado.
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