Países como México y
Alemania le daban especial relevancia a la estabilidad, como requisito
indispensable para sanear las economías.
Jesús Alberto Cano /
Excelsior
Estuvieron
todos en Los Cabos para la primera reunión a nivel de jefes de Estado de los
países que conforman el grupo de los veinte —el G20—. Llegaron de todos los
continentes: Barack Obama de Estados Unidos, Hu Jintao de
China, Angela Merkel de Alemania, François Hollande de
Francia, David Cameron del Reino Unido, Mario Monti de Italia, Manmohan
Singh de India, Lee Myung-bak de Corea del Sur, y los titulares de
Japón, y de Brasil, Yoshihiko Noda y Dilma Rousseff, entre
los principales.
También
hubo muchas reuniones bilaterales, sin duda con buenos resultados. Pero en lo
“mero bueno” —para lo que fueron convocados— hubo pocos frutos. De hecho, la
reunión inició ríspida, por acusaciones cruzadas; no obstante los buenos
esfuerzos del anfitrión mexicano, que instaba a los gobernantes a “estar a la
altura de lo que el mundo espera”.
Europa y
su crisis dominaron la primera jornada de la cumbre de presidentes, que reunió
a los principales países avanzados y en desarrollo, mismos que generan cerca de
85 por ciento de la economía mundial.
“Los
desafíos no son sólo europeos”, declaró José Manuel Durao Barroso,
presidente de la Comisión Europea en su intervención; “son globales”, y
advirtió que no acudía a Los Cabos a pedir lecciones de nadie, “porque la
crisis que vive la eurozona se originó en América del Norte”, y porque “buena
parte de su sector financiero se vio contaminado por prácticas ‘poco ortodoxas
de algunos’”.
Y la
conclusión, al respecto, sugerida por Obama de EU y Cameron del
Reino Unido, fue que sólo la Unión Europea puede solucionar la crisis de la
moneda única, que ha sido un factor importante de desestabilización de Europa
en esta crisis.
Por su
parte, resultó una bocanada de aire fresco el conocerse el resultado de las
elecciones en Grecia del día anterior, que en declaraciones del partido
conservador triunfante, comunicó su compromiso de formar un gobierno y sostener
el cumplimiento de los convenios establecidos con anterioridad. No obstante
ello, hubo dudas entre algunos sobre la capacidad de Grecia de tener éxito en
ese compromiso.
Sin
embargo, la canciller alemana fue clara en insistir lo inamovible de las
condiciones.
Otra de
las preocupaciones de los presentes en la reunión de Los Cabos fue la capacidad
de España de vencer los graves riesgos que enfrenta.
El
premier inglés, Cameron, hizo comentarios críticos del paquete de
rescate que había recibido España días antes, de parte de los países europeos,
a lo que el jefe de gobierno español respondió que su país todavía requería de
mayor apoyo y que lo estaba negociando.
Italia
fue otro país que suscitó dudas respecto a su situación económica, aunque no
hubo mayores comentarios respecto a su vulnerabilidad fiscal, ya que tenía un
programa de gobierno que suponía éxito en su instrumentación.
Los
países presentes también hablaron de la importancia del crecimiento para la
lucha definitoria contra la crisis. Entre ellos estaban Estados Unidos y los
europeos, que lo consideraban de especial importancia.
Por otra
parte, algunos países como México y Alemania, le daban especial relevancia a la
estabilidad como requisito indispensable para sanear las economías, y como base
de la lucha contra la crisis que sufrían los países.
Concluyó
la reunión del G20 con el reconocimiento de que en días próximos sesionarían en
Río de Janeiro los países de la Ronda Doha para buscar acuerdos sobre los
subsidios agrícolas en diversos países, como los europeos, Estados Unidos y
otros que dañan a las economías en desarrollo.
Asimismo,
el Consejo de Europa tenía programada una reunión próxima para dar seguimiento
a los acuerdos del Plan de Crecimiento acordado en el G20, con sus objetivos de
plazo mediano y largo y la necesidad de desarrollar medidas específicas para
hacerlo factible, como la creación de un fondo para crecimiento.
*Presidente
Nacional del Colegio Nacional de Economis
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