Por Dr. Antonio Reyes / El Semanario Sin
Límites
Con el aserto de “La catástrofe de Bankia”, el diario El País de España
intituló su editorial del día 29 de mayo, al indicar que ha sido ese banco “la
quiebra bancaria peor gestionada políticamente de la historia española” y
enfatizando que hay el riesgo de “una caída generalizada de los valores
bancarios que preludian un agravamiento notable de la crisis económica y
financiera” española.
Estas consideraciones se
hicieron al amparo del aumento de la prima de riesgo que, un día antes, alcanzó
el nivel de los 511 puntos base, y de que, dijo el periódico, “no hay dinero en
el Frob” (Fondo de reestructuración ordenada bancaria), por lo que “si se paga
con deuda la solvencia del Reino de España da otro paso hacia la
intervención”. En este contexto, el periódico ibérico concluyó que “La
solución óptima sería que el Fondo de Rescate Europeo inyectase directamente en
los bancos el capital público requerido…”
Sin negar que, en general, los
señalamientos de El País se puedan juzgar válidos, es altamente posible que la
crisis financiera y bancaria española se esté gestionando de manera
desordenada, parcial y técnicamente de manera ineficiente. Por lo que,
por principio, para salir del embrollo semántico y cultural de si la banca
española necesita ser rescatada, salvada, o no, partamos del principio de que
hay que reordenarla para que en un futuro cercano pueda operar adecuadamente,
sin importar, entonces, su propiedad.
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