La desconfianza del sector financiero alcanzan su
nivel máximo desde la quiebra de Lehman.
La inversión de entidades extranjeras en España se
reduce a la mitad
Alejandro Bolaños Madrid / El País
El fantasma
de Lehman Brothers se dejará sentir esta semana en los mercados. El clima de
recelo de la banca internacional es muy similar al vivido en aquellos días.
Aunque ahora el escenario se ha trasladado de continente. Es Europa la que
preocupa y, más concretamente, países como Grecia y España. El Gobierno español
niega haber recibido presiones desde algún país como Italia para pedir el
rescate. Pero al mismo tiempo, el PP, el partido que le apoya, dice que no se
puede excluir ese rescate y que no sería el Apocalipsis.
La
quiebra de Lehman Brothers, el banco de inversión estadounidense que se
atiborró de derivados sobre hipotecas de muy baja calidad (conocidas como
subprimes), marcó el punto álgido de la crisis financiera. En el último
trimestre de 2008, la desconfianza se adueñó de los mercados, las entidades
dejaron de prestarse entre sí, el crédito se secó y las economías avanzadas
colapsaron. El último informe del Banco de Pagos Internacionales (BPI), que
coordina a los principales bancos centrales, advierte de que algo así está volviendo
a ocurrir.
Los recelos
llegan con una intensidad inferior a la de aquellos meses de 2008 y a una
escala menor, ya que se concentran en la zona euro. Pero España, es uno de los
epicentros de la desconfianza: desde que estalló la crisis, la exposición a su
economía se ha reducido un 42%. La mayor parte de la huida la concentra la
banca.
La
conclusión del coordinador de bancos centrales, que dirige el español Jaime
Caruana, se sustenta en los datos de activos internacionales —los que la banca
de cada país tiene en el exterior— del último trimestre de 2011, cuando lo que
alimentaba las dudas era el segundo rescate a Grecia. Pero, aún sin ese apoyo
estadístico, los expertos del Banco de Basilea (el BPI tiene su sede en esta
localidad suiza), dan por hecho que, tras el oasis de tranquilidad que ofreció
el billón de euros de liquidez inyectado por el Banco Central Europeo, las
tensiones se han reproducido en las últimas semanas. Que la situación ha vuelto
a empeorar.
Primero, los
datos. “Durante el cuarto trimestre de 2011, los bancos que informan al BPI
registraron el mayor descenso en activos internacionales desde la caída que se
experimentó en los últimos meses de 2008, tras el colapso de Lehman Brothers”,
indican los expertos del Banco de Basilea. Según sus cuentas, el volumen de
activos extranjeros (depósitos, préstamos, títulos de deuda o acciones) de la
banca de esos 24 países, que incluyen a las principales potencias financieras,
disminuyó en 799.000 millones de dólares en el tramo final de 2011. Es el
segundo retroceso de la serie estadística, aunque, por contraste, aún muy lejos
de los casi dos billones de dólares en activos internacionales que se perdieron
tras la quiebra de Lehman Brothers.
Un brusco
descenso en los activos internacionales de la banca es indicio meridiano de que
las entidades financieras racionan el préstamo, de que no se fían y prefieren
hacer acopio de recursos o concentrarlos en valores refugio (el oro, la deuda
pública estadounidense o alemana, algunas divisas como el franco suizo o el yen
japonés). En paralelo, suele ocurrir lo mismo en el ámbito de cada país, aunque
eso no aflore en las estadísticas del BPI, que sólo mide cuánto financian los
bancos al exterior.
En su
mayoría, son bancos de la zona euro los que se retiran de activos de otros
bancos de la zona euro. Es un fenómeno que ha hecho sonar la alarma sobre la
progresiva renacionalización del mercado interbancario europeo; es lo que, por
reacción, ha llevado a la Comisión Europea y al BCE a priorizar el proyecto de
una “unión bancaria” en la próxima cumbre de líderes de la UE, a finales de
mes.
En su
mayoría, son bancos de la zona euro los que se retiran de activos de otros
bancos de la zona euro. Es un fenómeno que ha hecho sonar la alarma sobre la
progresiva renacionalización del mercado interbancario europeo; es lo que, por
reacción, ha llevado a la Comisión Europea y al BCE a priorizar el proyecto de
una “unión bancaria” en la próxima cumbre de líderes de la UE, a finales de
mes.
La
exposición de la banca internacional a España es uno de los mejores ejemplos de
esta tendencia. Desde que estalló la crisis, la exposición a la economía
española se ha reducido cuarto trimestre de 2011
es muy similar a los que se aprecia ahora en los mercados financieros. “A mediados
de mayo, las dudas habían vuelto: dudas sobre el crecimiento en la zona euro,
dudas sobre la salud financiera de algunos Estados del euro, dudas sobre los
bancos, dudas sobre el impacto del ajuste fiscal. Y, finalmente, dudas sobre le
estabilidad política de la zona euro”, sintetizan. Aunque hay referencias a la
inestabilidad política griega es la situación de los bancos italianos, y sobre
todo, españoles la que concentra la atención de los analistas del Banco de
Basilea. Y no hace falta un descodificador de claves secretas para concluir
cuándo hablan del sector financiero español: “Hay preocupación en los
inversores por la opacidad de algunos balances bancarios, así como por la
continua falta de reconocimiento de pérdidas”.
Los expertos
del BPI creen que lo que los datos reflejan sobre el cuarto trimestre de 2011
es muy similar a los que se aprecia ahora en los mercados financieros. “A mediados
de mayo, las dudas habían vuelto: dudas sobre el crecimiento en la zona euro,
dudas sobre la salud financiera de algunos Estados del euro, dudas sobre los
bancos, dudas sobre el impacto del ajuste fiscal. Y, finalmente, dudas sobre le
estabilidad política de la zona euro”, sintetizan. Aunque hay referencias a la
inestabilidad política griega es la situación de los bancos italianos, y sobre
todo, españoles la que concentra la atención de los analistas del Banco de
Basilea. Y no hace falta un descodificador de claves secretas para concluir
cuándo hablan del sector financiero español: “Hay preocupación en los
inversores por la opacidad de algunos balances bancarios, así como por la
continua falta de reconocimiento de pérdidas”.
Una opacidad
que hasta el Gobierno español ha reconocido implícitamente al contratar a dos
auditoras extranjeras para poner en limpio esos balances, vista la incapacidad
del Banco de España. El resultado de esos informes puede añadir más leña al
fuego de la desconfianza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario