Alberto Aziz Nassif / El Universal
Ya se sabía que las perspectivas del 2011 tenían ingredientes electorales, ahora sabemos que los primeros sabores del año político tienen una lógica dominante de lucha por el poder. La semana pasada, todavía en periodo vacacional, vimos tres movimientos que apuntan en esta dirección.
1) El PRI decidió dar los pasos necesarios para, de forma unificada, ubicar a Humberto Moreira como el presidente electo del partido. La llegada de Moreira representa el núcleo de fuerzas que se prepara para lanzar a Peña Nieto como candidato a la presidencia. La cercanía de Moreira con Elba Esther Gordillo es una expresión más de la coalición que se forma rumbo al 2012. En Coahuila el hermano del nuevo líder será el candidato a la gubernatura en ese estado. El otro dato es que el anterior gobernador de ese estado, Enrique Martínez, es el delegado del PRI en el estado de México. Así inician los primeros movimientos dentro del PRI en este inicio de año.
Moreira salió dicharachero, llegó con desplantes de conquista y ya dejó establecido el sello que tendrá su presidencia. Lo primero que hizo fue retomar el discurso foxista de campaña, aplicado al gobierno panista, para señalar que el PRI está listo para sacar de Los Pinos “las tepocatas, víboras prietas y todo tipo de alimañas”. El priísmo contará con un líder que ha dejado a su estado en una situación lamentable, con índices crecientes de inseguridad, pero ha logrado responsabilizar al gobierno federal. En los últimos años la tasa de homicidios en Coahuila subió 121% (Nexos, núm. 397). Pero con este “nuevo priísmo” eso no importa. ¿Hasta qué punto está desconectada la percepción política con lo que sucede en la realidad, que ahora lo más probable es que el siguiente gobernador sea el hermano del profesor Moreira, Rubén Moreira, hoy único precandidato?
2) Por el lado de la izquierda se dio un giro importante en el rumbo de la candidatura para el estado de México, y lo que se veía poco probable se logró: sentar en una mesa a las distintas fuerzas y acordar una candidatura de unidad y sin alianza con el PAN. Así llegó al escenario Alejandro Encinas, muy cercano a López Obrador y con la aceptación del grupo de Los Chuchos. Parece que quedó atrás la división que suponía por una parte una alianza entre el PAN y el PRD de Los Chuchos y, por la otra, un candidato apoyado por AMLO con PT y Convergencia. Sin pleitos, se ha logrado lo que suena a una candidatura de unidad.
Cualquier posibilidad de la izquierda hacia 2012 pasa por la gubernatura del estado de México como una estación previa. Estamos ante la primera prueba que AMLO se ha puesto para medir de nuevo el terreno de la competencia electoral. La referencia del PRD son las elecciones locales previas al 2006, cuando López Obrador jaló el voto amarillo y llevó a su partido a conquistar los principales municipios del estado de México. Sin embargo, ahora hay una circunstancia diferente por la fuerza que ha consolidado el PRI en la entidad y el protagonismo del gobernador. La postulación de Encinas cambia el juego del PRI y, sobre todo, del PAN, que parece que se queda chiflando en la loma con una alianza que prácticamente ha desaparecido del mapa de un día para otro.
3) Mientras el PRI y PRD estaban en plena actividad, el PAN parecía seguir de vacaciones a la espera de entrar en acción hasta la segunda semana de enero. Pero en Los Pinos se encendieron los focos amarillos y llegaron los primeros movimientos del año en el equipo de Calderón. Se hicieron varios tiros con una lógica electoral: la consolidación del equipo de Hacienda, con Ernesto Cordero a la cabeza, que coloca a dos de sus subsecretarios como titulares en Energía y Comunicaciones. Al mismo tiempo, se curan las heridas de la elección de diciembre pasado, se refuerza el equipo electoral del partido y se despeja a un posible candidato para ir de nueva cuenta a competir por el estado de México. De esta forma, el panismo queda obligado a presentar un candidato creíble para tierras mexiquenses porque una caída electoral en ese estado será muy negativa para su imagen, sobre todo cuando parece que de las seis gubernaturas que se disputarán este año, sólo en dos tiene posibilidades de competir, Nayarit (en alianza con el PRD) y Michoacán (tierra de Calderón).
Los primeros días del año han empezado de forma intensa y seguramente marcarán el inicio de los tiempos políticos de los próximos 18 meses. Otra vez México deja de lado sus problemas más importantes para concentrarse en lo único que le interesa a la clase política, las elecciones. Empieza la batalla…
Investigador del CIESAS
Ya se sabía que las perspectivas del 2011 tenían ingredientes electorales, ahora sabemos que los primeros sabores del año político tienen una lógica dominante de lucha por el poder. La semana pasada, todavía en periodo vacacional, vimos tres movimientos que apuntan en esta dirección.
1) El PRI decidió dar los pasos necesarios para, de forma unificada, ubicar a Humberto Moreira como el presidente electo del partido. La llegada de Moreira representa el núcleo de fuerzas que se prepara para lanzar a Peña Nieto como candidato a la presidencia. La cercanía de Moreira con Elba Esther Gordillo es una expresión más de la coalición que se forma rumbo al 2012. En Coahuila el hermano del nuevo líder será el candidato a la gubernatura en ese estado. El otro dato es que el anterior gobernador de ese estado, Enrique Martínez, es el delegado del PRI en el estado de México. Así inician los primeros movimientos dentro del PRI en este inicio de año.
Moreira salió dicharachero, llegó con desplantes de conquista y ya dejó establecido el sello que tendrá su presidencia. Lo primero que hizo fue retomar el discurso foxista de campaña, aplicado al gobierno panista, para señalar que el PRI está listo para sacar de Los Pinos “las tepocatas, víboras prietas y todo tipo de alimañas”. El priísmo contará con un líder que ha dejado a su estado en una situación lamentable, con índices crecientes de inseguridad, pero ha logrado responsabilizar al gobierno federal. En los últimos años la tasa de homicidios en Coahuila subió 121% (Nexos, núm. 397). Pero con este “nuevo priísmo” eso no importa. ¿Hasta qué punto está desconectada la percepción política con lo que sucede en la realidad, que ahora lo más probable es que el siguiente gobernador sea el hermano del profesor Moreira, Rubén Moreira, hoy único precandidato?
2) Por el lado de la izquierda se dio un giro importante en el rumbo de la candidatura para el estado de México, y lo que se veía poco probable se logró: sentar en una mesa a las distintas fuerzas y acordar una candidatura de unidad y sin alianza con el PAN. Así llegó al escenario Alejandro Encinas, muy cercano a López Obrador y con la aceptación del grupo de Los Chuchos. Parece que quedó atrás la división que suponía por una parte una alianza entre el PAN y el PRD de Los Chuchos y, por la otra, un candidato apoyado por AMLO con PT y Convergencia. Sin pleitos, se ha logrado lo que suena a una candidatura de unidad.
Cualquier posibilidad de la izquierda hacia 2012 pasa por la gubernatura del estado de México como una estación previa. Estamos ante la primera prueba que AMLO se ha puesto para medir de nuevo el terreno de la competencia electoral. La referencia del PRD son las elecciones locales previas al 2006, cuando López Obrador jaló el voto amarillo y llevó a su partido a conquistar los principales municipios del estado de México. Sin embargo, ahora hay una circunstancia diferente por la fuerza que ha consolidado el PRI en la entidad y el protagonismo del gobernador. La postulación de Encinas cambia el juego del PRI y, sobre todo, del PAN, que parece que se queda chiflando en la loma con una alianza que prácticamente ha desaparecido del mapa de un día para otro.
3) Mientras el PRI y PRD estaban en plena actividad, el PAN parecía seguir de vacaciones a la espera de entrar en acción hasta la segunda semana de enero. Pero en Los Pinos se encendieron los focos amarillos y llegaron los primeros movimientos del año en el equipo de Calderón. Se hicieron varios tiros con una lógica electoral: la consolidación del equipo de Hacienda, con Ernesto Cordero a la cabeza, que coloca a dos de sus subsecretarios como titulares en Energía y Comunicaciones. Al mismo tiempo, se curan las heridas de la elección de diciembre pasado, se refuerza el equipo electoral del partido y se despeja a un posible candidato para ir de nueva cuenta a competir por el estado de México. De esta forma, el panismo queda obligado a presentar un candidato creíble para tierras mexiquenses porque una caída electoral en ese estado será muy negativa para su imagen, sobre todo cuando parece que de las seis gubernaturas que se disputarán este año, sólo en dos tiene posibilidades de competir, Nayarit (en alianza con el PRD) y Michoacán (tierra de Calderón).
Los primeros días del año han empezado de forma intensa y seguramente marcarán el inicio de los tiempos políticos de los próximos 18 meses. Otra vez México deja de lado sus problemas más importantes para concentrarse en lo único que le interesa a la clase política, las elecciones. Empieza la batalla…
Investigador del CIESAS
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