martes, 25 de enero de 2011

FRÁGIL RECUPERACIÓN DEL EMPLEO CONTINUARÁ DURANTE 2011: OIT

• Fuentes de trabajo a jóvenes, una prioridad
Con el desempleo mundial ubicándose, según cifras oficiales, en su nivel más alto por tercer año consecutivo desde el comienzo de la crisis económica, la Oficina Internacional del Trabajo (OIT) advirtió en su estudio anual sobre tendencias mundiales del empleo que es probable que la frágil recuperación del empleo continúe durante 2011, especialmente en las economías desarrolladas.
El informe Tendencias mundiales del empleo 2011: el desafío de la recuperación del empleo, muestra una muy variada recuperación de los mercados de trabajo, con continuos altos niveles de desempleo y un creciente desaliento en los países desarrollados, y con crecimiento de empleo y persistentes niveles altos de empleo vulnerable y pobreza laboral en las regiones en desarrollo. Dichas tendencias contrastan fuertemente con la recuperación de varios indicadores macroeconómicos clave: el PIB mundial, el consumo, el comercio mundial y los mercados bursátiles lograron recuperarse en 2010, superando los niveles anteriores a la crisis.
“A pesar de una muy variada recuperación de los mercados de trabajo alrededor del mundo, el tremendo costo humano producido por la recesión aún nos acompaña”, dijo el Director General de la OIT, Juan Somavia. Mientras el Foro Económico Mundial arranca en Davos, Somavia señaló que “existe un desafío común: Precisamos repensar las combinaciones típicas de políticas macroeconómicas y hacer de la creación de empleo un objetivo macroeconómico tal como lo son las altas tasas de crecimiento, la baja inflación y los presupuestos públicos equilibrados. No debemos olvidar que, para la gente, la calidad del trabajo define la calidad de la sociedad”.
A pesar de que muchos países experimentaron una fuerte recuperación del crecimiento económico en 2010, el desempleo mundial se ubicó en 205 millones de personas, casi lo mismo que en 2009, y 27.6 millones por encima que en 2007, en vísperas de la crisis. La OIT prevé una tasa de desempleo mundial de 6,1 por ciento en 2011, lo cual equivale a 203.3 millones de personas desempleadas.
El informe señala que 55 por ciento del aumento en el desempleo mundial entre 2007 y 2010 se registró en la región de las Economías Desarrolladas y la Unión Europea (UE), si bien la región sólo representa el 15 por ciento de la fuerza de trabajo a nivel mundial. En diversas economías del mundo en desarrollo, como Brasil, Kazajstán, Sri Lanka, Tailandia y Uruguay, las tasas de desempleo disminuyeron por debajo de los niveles anteriores a la crisis.
A nivel mundial, se estima que 1,530 millones de personas calificaban como trabajadores vulnerables en 2009, lo cual equivale a una tasa de empleo vulnerable de 50.1 por ciento. La incidencia del empleo vulnerable casi no ha cambiado desde 2008, lo cual contrasta fuertemente con el continuo e importante declive registrado en los años anteriores a la crisis.
El informe también señala que en 2009 había cerca de 630 millones de trabajadores (20.7 por ciento del total de trabajadores en el mundo) que vivían con sus familias en el nivel extremo de 1.25 dólares estadounidenses por día. Esto significa un adicional de 40 millones de trabajadores pobres, lo cual representa 1,6 puntos porcentuales más que lo que se proyectaban las tendencias antes de la crisis.
A nivel mundial, 78 millones de jóvenes estaban desempleados en 2010, muy por encima de los 73.5 millones en 2007, pero inferior a los 79.6 millones en 2009. La tasa de desempleo de los jóvenes entre 15 y 24 años se situó en 12.6 por ciento en 2010. Sin embargo la OIT advirtió que, basándose en las tendencias previas a la crisis, entre los 56 países con datos disponibles había 1.7 millones de jóvenes menos en el mercado laboral de lo previsto, y que estos trabajadores desalentados no cuentan como desempleados porque no están buscando trabajo de manera activa.
“El empleo juvenil es una prioridad mundial”, dijo Somavia. “La frágil recuperación del trabajo decente refuerza la persistente incapacidad de la economía mundial de garantizar un futuro para todos los jóvenes. Esto debilita a las familias, la cohesión social y la credibilidad de las políticas públicas”.
El estudio señala que el retraso de la recuperación de los mercados laborales se observa no sólo en el desfase entre el crecimiento de la producción y el crecimiento del empleo, sino también en una dilación entre los beneficios de la productividad y el crecimiento de los salarios reales en muchos países. “Esto puede amenazar las perspectivas futuras de la recuperación, ya que existe un estrecho vínculo entre el crecimiento de los salarios reales, el consumo y las inversiones a futuro”, señala el informe.
Otras conclusiones importantes del informe:
• El empleo total a nivel mundial en la industria disminuyó en 2009, lo cual marca un cambio importante con respecto a la tasa histórica de crecimiento anual de 3,4 por ciento en el período 2002-2007. En la región de las Economías Desarrolladas y de la Unión Europea, el empleo en la industria se redujo en 9,5 millones de puestos de trabajo entre 2007 y 2009, mientras que en las regiones en desarrollo el empleo en la industria aumentó, si bien a un ritmo mucho menor.
• El empleo mundial en la agricultura creció en 2009, lo cual representa un cambio en relación a las tendencias históricas y muestra que con frecuencia el sector menos productivo de la agricultura sirve como amortiguador para los trabajadores que pierden sus empleos en la industria y los servicios.
• El creciente aumento del precio de los alimentos a nivel mundial representa una amenaza cada vez mayor. Para los sectores no agrícolas, el pronunciado y continuo aumento del precio de los alimentos podría causar pérdidas de empleos si la inflación se transfiere a otras áreas de la economía.
En Asia Sudoriental y el Pacífico, las tasas de desempleo no aumentaron en promedio durante la crisis, sin embargo el número de trabajadores en empleo vulnerable aumentó y alcanzó 173,7 millones en 2009, un incremento de 5,4 millones comparado con 2007. Asia meridional tiene la tasa más alta de empleo vulnerable del mundo, con 78,5 por ciento del total del empleo en 2009.En Asia Oriental, el desempleo juvenil sigue representando un gran desafío con una tasa de 8,3 por ciento en 2010, es decir, 2,5 veces mayor que la tasa de adultos.
En América Latina y el Caribe, el empleo vulnerable aumentó a pesar del fuerte crecimiento económico en 2010.
En África Subsahariana, más de tres cuartas partes de los trabajadores están en empleo vulnerable, mientras que cerca de cuatro de cada cinco trabajadores y sus familias viven con menos de 2 dólares estadounidenses por día y por persona. En África del Norte, un alarmante 23,6 por ciento de los jóvenes económicamente activos estaban desempleados en 2010, según el informe.
El informe también advierte que, en las economías desarrolladas, un enfoque “acotado” a la reducción del déficit fiscal que no aborde el desafío de la creación de empleo debilitará aún más las perspectivas de empleo en 2011 para los desempleados, para aquellos que se han retirado de la fuerza de trabajo debido al desaliento y para quienes ingresen al mercado laboral.
El informe resalta la importancia de medidas que ayuden a apuntalar la creación de empleo y reactivar una recuperación sustentable del empleo. También subraya que los mejores resultados del mercado laboral apoyarían una recuperación macroeconómica más amplia y ayudarían a contrarrestar los efectos negativos de la consolidación fiscal.
“Reequilibrar la economía mundial para que el crecimiento sea tanto fuerte como sostenible requiere más que un ajustes de los sistemas monetarios y financieros”, señaló Somavia. “Promover los emprendimientos, las inversiones en la economía real, los mercados de trabajo inclusivos y el crecimiento basado en los ingresos es la forma de generar crecimiento, mientras que las medidas que extienden la protección social y mejoran la calidad del trabajo aseguran resultados más sustentables. Esto es una situación en la cual ganan tantos los trabajadores como los empleadores, y que potencia la credibilidad de las políticas públicas”.
Fuente: El Financiero

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