Desde hace ya un buen rato tenemos un peso mexicano muy fuerte, incluso más allá de lo que debería ser.
Jesús Alberto Cano Vélez / Excelsior
Presumimos de la firmeza económica de México por doquier, a quien nos quiera escuchar, pero desestimamos las inmensas fisuras que han surgido en nuestro edificio productivo y sus relaciones internas de precios relativos, por políticas públicas evidentes y comprobables.
Por ejemplo, desde hace ya un buen rato, tenemos un peso mexicano muy fuerte; más allá de lo que debería ser, vista la relación de los niveles de precios entre México y nuestros socios comerciales, especialmente Estados Unidos, que representa cerca de 80 por ciento del comercio bilateral.
Para haber llegado la relación cambiaria a esas alturas, tres políticas públicas han compartido la principal responsabilidad; y esas son:
1) La promoción en el exterior para que inviertan en México, sin ninguna restricción;
2) La fijación de la tasa de interés principal del sistema, en niveles altos; y
3) Querer seguir utilizando el tipo de cambio como instrumento anti-inflacionario, para drenar liquidez de la economía.
Respecto del primer punto, es importante distinguir el resultado de las promociones:
1) Las entradas de capital para las empresas, por un lado. Y por el otro:
2) Las entradas de capital para invertir en instrumentos financieros, atraídas por las tasas altas de interés en México, especialmente las SIN RIESGO, como los Cetes, que ofrecen un rendimiento alrededor de 4.5%, cuando en Estados Unidos las tasas en los productos equivalente no pasan de uno por ciento y sus alrededores.
De ahí la explicación de las entradas masivas de capital, que han estado abultando la reservas internacionales del Banco de México, y que no tienen ningún uso o beneficio para México, salvo para dar la sensación de firmeza en su uso mediático.
Ese dinero, o su parte gruesa, es capital golondrino, que levantará vuelo, apenas se aprecien problemas con el tipo de cambio.
Y ahí es donde se cierra el círculo, porque si bien nos dicen que el tipo de cambio está flotando, sin embargo el uso de la política de tasa de interés parecería tener la meta de atraer capital financiero (golondrino) al país, con efectos secundarios de elevar la demanda de pesos en el mercado cambiario y abaratar, por tanto, el precio del dólar.
Luego también resulta que la planta productiva nacional está siendo seriamente dañada por el peso que resulta TAN FUERTE, porque promueve importaciones que compiten con productos mexicanos más caros, porque los del exterior vienen subsidiados por el dólar barato. Esa fortaleza cambiaria también reduce la demanda de exportaciones mexicanas, porque los productos nacionales, valuados en moneda extranjera, resultan muy caros y se venden menos.
Y para acabarla de amolar, la diferencia entre los precios de los productos mexicanos y los extranjeros en nuestro mercado interno hace que las tiendas estén atiborradas de productos extranjeros, aunque sean vendidos por empresas extranjeras en México. La diferencia fundamental es que se produjeron en el exterior y con ese peso fuerte estamos creando empleos allá, en vez de en México.
Luego entonces, ¿cómo fue que México llegó a registrar un récord en el crecimiento de sus exportaciones en 2010, como se reportó recientemente?
Primero: porque fue consecuencia de la recuperación de la economía norteamericana. Los motores del impulso fueron:
1) Las ventas de petróleo.
2) La exportación de minerales cuyos precios subieron mucho en los mercados de commodities el año pasado
3) Bienes manufacturados —especialmente los relacionados con automóviles y auto partes, que ya respondieron a un importante saneamiento de la economía norteamericana, y con crecimiento de su consumo interno, gracias a la política anti crisis del Presidente Obama—.
PERO, del otro lado de la moneda, el año de 2010 fue también un año que registró máximos en nuestro déficit comercial, si se excluye el petróleo. Fue US$45 mil millones, el monto más alto en algunos años.
Lo delicado es que ese déficit con el exterior representó la NOVENA alza mensual consecutiva. Quiere decir que el dólar barato nos está llevando a comprar mucho en el exterior y ampliar la grieta que se presenta en la economía.
*Presidente Nacional del ColegioNacional de Economistas.
Jesús Alberto Cano Vélez / Excelsior
Presumimos de la firmeza económica de México por doquier, a quien nos quiera escuchar, pero desestimamos las inmensas fisuras que han surgido en nuestro edificio productivo y sus relaciones internas de precios relativos, por políticas públicas evidentes y comprobables.
Por ejemplo, desde hace ya un buen rato, tenemos un peso mexicano muy fuerte; más allá de lo que debería ser, vista la relación de los niveles de precios entre México y nuestros socios comerciales, especialmente Estados Unidos, que representa cerca de 80 por ciento del comercio bilateral.
Para haber llegado la relación cambiaria a esas alturas, tres políticas públicas han compartido la principal responsabilidad; y esas son:
1) La promoción en el exterior para que inviertan en México, sin ninguna restricción;
2) La fijación de la tasa de interés principal del sistema, en niveles altos; y
3) Querer seguir utilizando el tipo de cambio como instrumento anti-inflacionario, para drenar liquidez de la economía.
Respecto del primer punto, es importante distinguir el resultado de las promociones:
1) Las entradas de capital para las empresas, por un lado. Y por el otro:
2) Las entradas de capital para invertir en instrumentos financieros, atraídas por las tasas altas de interés en México, especialmente las SIN RIESGO, como los Cetes, que ofrecen un rendimiento alrededor de 4.5%, cuando en Estados Unidos las tasas en los productos equivalente no pasan de uno por ciento y sus alrededores.
De ahí la explicación de las entradas masivas de capital, que han estado abultando la reservas internacionales del Banco de México, y que no tienen ningún uso o beneficio para México, salvo para dar la sensación de firmeza en su uso mediático.
Ese dinero, o su parte gruesa, es capital golondrino, que levantará vuelo, apenas se aprecien problemas con el tipo de cambio.
Y ahí es donde se cierra el círculo, porque si bien nos dicen que el tipo de cambio está flotando, sin embargo el uso de la política de tasa de interés parecería tener la meta de atraer capital financiero (golondrino) al país, con efectos secundarios de elevar la demanda de pesos en el mercado cambiario y abaratar, por tanto, el precio del dólar.
Luego también resulta que la planta productiva nacional está siendo seriamente dañada por el peso que resulta TAN FUERTE, porque promueve importaciones que compiten con productos mexicanos más caros, porque los del exterior vienen subsidiados por el dólar barato. Esa fortaleza cambiaria también reduce la demanda de exportaciones mexicanas, porque los productos nacionales, valuados en moneda extranjera, resultan muy caros y se venden menos.
Y para acabarla de amolar, la diferencia entre los precios de los productos mexicanos y los extranjeros en nuestro mercado interno hace que las tiendas estén atiborradas de productos extranjeros, aunque sean vendidos por empresas extranjeras en México. La diferencia fundamental es que se produjeron en el exterior y con ese peso fuerte estamos creando empleos allá, en vez de en México.
Luego entonces, ¿cómo fue que México llegó a registrar un récord en el crecimiento de sus exportaciones en 2010, como se reportó recientemente?
Primero: porque fue consecuencia de la recuperación de la economía norteamericana. Los motores del impulso fueron:
1) Las ventas de petróleo.
2) La exportación de minerales cuyos precios subieron mucho en los mercados de commodities el año pasado
3) Bienes manufacturados —especialmente los relacionados con automóviles y auto partes, que ya respondieron a un importante saneamiento de la economía norteamericana, y con crecimiento de su consumo interno, gracias a la política anti crisis del Presidente Obama—.
PERO, del otro lado de la moneda, el año de 2010 fue también un año que registró máximos en nuestro déficit comercial, si se excluye el petróleo. Fue US$45 mil millones, el monto más alto en algunos años.
Lo delicado es que ese déficit con el exterior representó la NOVENA alza mensual consecutiva. Quiere decir que el dólar barato nos está llevando a comprar mucho en el exterior y ampliar la grieta que se presenta en la economía.
*Presidente Nacional del ColegioNacional de Economistas.
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