El presidente francés introduce la regulación de los mercados de materias primas entre las prioridades del grupo de los países más poderosos y emergentes
ANTONIO JIMÉNEZ BARCA / EL PAÍS
Nicolas Sarkozy, presidente de la República de Francia, se acaba de estrenar como presidente de turno del todopoderoso G-20 y del G-8. Para ello ha elegido una multitudinaria y solemne rueda de prensa en El Elíseo en la que ha presentado los, a su juicio, principales desafíos de esta organización. Entre ellos, ha introducido la necesidad de atajar la escalada ininterrumpida del precio de las materias primas y de determinados alimentos. "Si no hacemos nada contra esta escalada, nos arriesgamos a que haya disturbios por hambre en los países más pobres y, por consecuencia, un impacto desfavorable en el crecimiento mundial", ha advertido.
El líder francés ha desgranado a continuación algunos campos en los que el G-20, organismo que agrupa a los países más industrializados, incluidos China y los países emergentes como India y Brasil, entre otros; puede actuar para frenar esta escalada de precios: "Apostamos por la regulación de los mercados financieros sobre las materias primas ya que nos hacen falta reglas comunes, y una base de existencias común como la que tenemos sobre el petróleo a fin de evitar crisis alimentarias". Y ha agregado: "Tenemos que estudiar cómo otorgar a los países pobres nuevos instrumentos financieros para que puedan protegerse de subidas de los precios o de desgracias que puedan afectar a sus cosechas".
Según un índice de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) elaborado a partir de la media ponderada de los precios de exportación de carne, productos lácteos, cereales, aceites, grasas y azúcar, los precios han superado en las últimas semanas los niveles récord del verano de 2008. En el último año, el trigo acumula una subida de más del 80%, el maíz se ha encarecido un 83,27% desde el pasado mes de junio y el azúcar, aunque ha subido poco más del 7,6% desde enero de 2010, ronda los 30 dólares por libra, frente a los escasos 15 dólares que costaba en junio de 2008.
El jefe del Estado francés, que confía en que su papel al frente de los países más poderosos del mundo pueda devolverle algo de aliento a sus maltrechas encuestas de popularidad en su país, ha añadido que está a favor de tasar las transacciones financieras. "Para nosotros es algo moral, útil y eficaz. Ya sé que es una idea con la que no está de acuerdo todo el mundo. Estamos dispuestos a negociar", ha destacado.
Luego ha añadido que es precisa una reforma del sistema monetario internacional. Un apartado en el que ha prevenido a los estadounidenses: "Nadie quiere decir que el dólar no vaya a seguir teniendo un papel predominante". Pero luego, tras describir el peso creciente que países como China, como India o como Brasil tienen en el mundo, añadió: "pero ya no es la única moneda". Además, ha adelantado que, sobre esta materia, se celebrará una reunión en marzo en China.
ANTONIO JIMÉNEZ BARCA / EL PAÍS
Nicolas Sarkozy, presidente de la República de Francia, se acaba de estrenar como presidente de turno del todopoderoso G-20 y del G-8. Para ello ha elegido una multitudinaria y solemne rueda de prensa en El Elíseo en la que ha presentado los, a su juicio, principales desafíos de esta organización. Entre ellos, ha introducido la necesidad de atajar la escalada ininterrumpida del precio de las materias primas y de determinados alimentos. "Si no hacemos nada contra esta escalada, nos arriesgamos a que haya disturbios por hambre en los países más pobres y, por consecuencia, un impacto desfavorable en el crecimiento mundial", ha advertido.
El líder francés ha desgranado a continuación algunos campos en los que el G-20, organismo que agrupa a los países más industrializados, incluidos China y los países emergentes como India y Brasil, entre otros; puede actuar para frenar esta escalada de precios: "Apostamos por la regulación de los mercados financieros sobre las materias primas ya que nos hacen falta reglas comunes, y una base de existencias común como la que tenemos sobre el petróleo a fin de evitar crisis alimentarias". Y ha agregado: "Tenemos que estudiar cómo otorgar a los países pobres nuevos instrumentos financieros para que puedan protegerse de subidas de los precios o de desgracias que puedan afectar a sus cosechas".
Según un índice de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) elaborado a partir de la media ponderada de los precios de exportación de carne, productos lácteos, cereales, aceites, grasas y azúcar, los precios han superado en las últimas semanas los niveles récord del verano de 2008. En el último año, el trigo acumula una subida de más del 80%, el maíz se ha encarecido un 83,27% desde el pasado mes de junio y el azúcar, aunque ha subido poco más del 7,6% desde enero de 2010, ronda los 30 dólares por libra, frente a los escasos 15 dólares que costaba en junio de 2008.
El jefe del Estado francés, que confía en que su papel al frente de los países más poderosos del mundo pueda devolverle algo de aliento a sus maltrechas encuestas de popularidad en su país, ha añadido que está a favor de tasar las transacciones financieras. "Para nosotros es algo moral, útil y eficaz. Ya sé que es una idea con la que no está de acuerdo todo el mundo. Estamos dispuestos a negociar", ha destacado.
Luego ha añadido que es precisa una reforma del sistema monetario internacional. Un apartado en el que ha prevenido a los estadounidenses: "Nadie quiere decir que el dólar no vaya a seguir teniendo un papel predominante". Pero luego, tras describir el peso creciente que países como China, como India o como Brasil tienen en el mundo, añadió: "pero ya no es la única moneda". Además, ha adelantado que, sobre esta materia, se celebrará una reunión en marzo en China.
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