Bajo la Lupa
Alfredo Jalife-Rahme / La Jornada
Antecedentes: el justificado pánico de Song Hongbing por su exitoso libro La guerra de las divisas ha empezado a expandirse en los principales centros financieros del mundo, tanto por la venta masiva del yen por las autoridades financieras de Japón –para detener el ascenso que daña sus exportaciones– como por el más reciente reclamo de Tim Geithner –malhadado secretario del Tesoro de Estados Unidos (EU)–, quien exige la revaluación del yuan de China.
La guerra de las divisas, de Song, ha cautivado a la cúpula del poder en China (ver Bajo la Lupa, 12 y 15/9/10), pero ha exasperado tanto al portavoz del neoliberalismo global, The Financial Times (“Los chinos compran una teoría conspirativa”, Richard McGregor, 25/9/07) y, por añadidura, a sus palafreneros globales y a sus caricaturas tropicales/locales.
Ron Paul, legislador texano del Partido Republicano, ha solicitado una auditoría a la Reserva Federal sobre su supuesta posesión de oro que muchos dudan que exista (Bajo la Lupa, 1º/9/10).
Hechos: Lisa Twaronite compara en forma hiperbólica el ataque militar de Japón contra Pearl Harbor con “otro (sic) ataque sorprendente de las autoridades niponas al vender 23 mil millones de dólares equivalentes en yenes, pese a que quizá no esperen ganar un conflicto (sic) prolongado contra el mercado global de divisas (MarketWatch, 16/9/10)”. ¡Lo que no ha de estar en juego!
Twaronite exagera la condena del unilateralismo intervencionista nipón de parte de EU y la Unión Europea, mientras Yang Lei (Xinhua, 17/9/10) da mucho vuelo a Stephen Roach, prominente ejecutivo del banco Morgan Stanley, quien en un panel del Consejo de Relaciones Exteriores consideró que “las presiones de Washington para una apreciación rápida (sic) del yuan no resolverá los propios problemas de desequilibrio de EU”.
Roach afirmó que “en una era de poscrisis, no existía nada anómalo en que China recurra a una divisa-ancla como eje de estabilidad financiera”; expuso que “los cambios en las tasas de intercambio bilateral de las divisas, como el dólar y el yuan, no significa mucho en un mundo de patentes desequilibrios” (nota: se refiere a los déficit de EU y a los superávit asiáticos).
A su juicio, más que el intercambio bilateral de divisas, “es más importante su intercambio multilateral con los amplios sectores de socios comerciales de China”. Así, en términos de “amplia ponderación comercial”, el yuan se ha apreciado 16 por ciento en comparación con su nivel de 2005: “el yuan se ha movido en la dirección correcta, lo cual es clave para ayudar a China a lidiar con su justa parte del requilibrio global”.
¿Cuál ha sido la contribución de EU, supuestamente el juez universal, para requilibrar sus múltiples déficit que han desequilibrado al planeta entero?
En resonancia de La guerra de las divisas, de Song, el editorial de Le Monde anuncia el “inicio de la gran (sic) batalla entre las principales monedas”, que reduce al dólar, al euro y al yuan chino (extrañamente, sin el yen nipón): “están en juego millones de empleos, quizá decenas de millones, en EU, Europa y Asia (17/9/10)”.
El periódico galo considera que cuando “el comercio exterior es más que nunca una de las fuentes del crecimiento, las tasas de cambio son un elemento clave de las relaciones entre las grandes (sic) zonas económicas”, lo cual no siempre es cierto, como es el lamentable caso del “México neoliberal” en plena catatonia desde hace 30 años y con un récord de tratados de libre comercio a cuestas.
Para Le Monde, la “gran batalla de las divisas” deberá “escenificarse en el seno del G-20, cuando en noviembre sea presidido por Francia”, y señala que “los primeros tiros (sic) vinieron de Washington” con las críticas de Geithner para revaluar al yuan, cuya pretendida subvaluación “concede una ventaja enorme a las exportaciones chinas a EU: 15 a 20 por ciento menos elevadas que sus competidores de EU”, además de que “China congela (sic) una enorme masa de ahorro en dólares con los ingresos de sus exportaciones”.
Le Monde toma partido por las tesis muy polémicas de Geithner: “la injusta (sic) ventaja comparativa con la que China se beneficia con su tasa de cambio eterniza (sic) un mayor desequilibrio estructural en la economía mundial”.
A juicio del diario, para que “exista una tasa de cambio más serena (sic) también hay que preguntar el estatuto del dólar como principal (sic) divisa de reserva mundial”, lo cual piensa hacer el presidente Sarkozy durante el G-20. ¿Bastará sólo con “preguntar”?
Adelanta que Sarkozy “desea reflexionar (sic) sobre una divisa de reserva que solamente sea emitida por un país”. ¿No se “ha reflexionado” exageradamente sobre el dólar unipolar?
Si todo fuera nada más la tasa bilateral dólar/yuan y la hegemonía del dólar como moneda de reserva unipolar global, todo sería más sencillo.
El problema nodal –que no considera Le Monde– radica en que la tasa cotidiana de intercambio de las divisas globales pasó de un millón de millones, hace una década, a más de 4 millones de millones (trillones en anglosajón) de dólares al día (¡¡!!), hasta abril de 2010, según el Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés), lo cual se ha vuelto la quintaesencia de la desregulada especulación con los derivados financieros por la banca anglosajona, lo cual suena inverosímil a los contadores del paleolítico inferior.
Hoy, en la posmodernidad, la tasa de las divisas ha adquirido una dimensión mayormente especulativa con los derivados financieros, de acuerdo con el peritaje del BIS (septiembre 2010).
Del total de la rotación cotidiana de divisas, 47.5 por ciento corresponde a las transacciones de “los hedge funds [fondos de cobertura de riesgos], fondos de pensiones, aseguradoras, mutualistas y bancos centrales”, es decir, una actividad eminentemente financierista especulativa. El restante de su porcentaje rotativo cotidiano pertenece a vulgares forwards y swaps.
Los bancos consagrados a la especulación con las divisas, desde su valor intrínseco hasta sus tasas de interés, pertenecen a Gran Bretaña (36.7 por ciento) –but of course and curse!– EU (18), Japón (6), Singapur (5), Suiza (5), Hong Kong (5) y Australia (4 por ciento).
En cuanto a la especulación con “las tasas de interés” la banca británica descuella con 45.8 por ciento frente a 23.8, de EU.
Ante la asombrosa rotación de las divisas por 4 millones de millones de dólares al día cabe contrastar que tanto las exportaciones como las importaciones de bienes y servicios de todo el comercio mundial para 2009 ascendieron a 15.72 millones de millones de dólares y a 15.34 millones de millones respectivamente (EconomyWatch, 18/9/10), mientras que el PIB de Gran Bretaña fue en 2009 de 2.2 millones de millones de dólares.
¿Donde quedó la retórica hueca del “comercio mundial anual” frente al cotidiano poderío financiero de la banca anglosajona que controla y maneja las divisas globales?
Conclusión: Song obtiene la razón histórica en tan sólo tres años: inició “la guerra global de las divisas (Barry Grey, WSWS.org, 18/9/10)” y el oro está a punto de rebasar el umbral de mil 300 dólares la onza –pronóstico, por cierto, adelantado por Bajo la Lupa desde marzo de 2004 con el que muchos agradecidos lectores han conservado su patrimonio.
Alfredo Jalife-Rahme / La Jornada
Antecedentes: el justificado pánico de Song Hongbing por su exitoso libro La guerra de las divisas ha empezado a expandirse en los principales centros financieros del mundo, tanto por la venta masiva del yen por las autoridades financieras de Japón –para detener el ascenso que daña sus exportaciones– como por el más reciente reclamo de Tim Geithner –malhadado secretario del Tesoro de Estados Unidos (EU)–, quien exige la revaluación del yuan de China.
La guerra de las divisas, de Song, ha cautivado a la cúpula del poder en China (ver Bajo la Lupa, 12 y 15/9/10), pero ha exasperado tanto al portavoz del neoliberalismo global, The Financial Times (“Los chinos compran una teoría conspirativa”, Richard McGregor, 25/9/07) y, por añadidura, a sus palafreneros globales y a sus caricaturas tropicales/locales.
Ron Paul, legislador texano del Partido Republicano, ha solicitado una auditoría a la Reserva Federal sobre su supuesta posesión de oro que muchos dudan que exista (Bajo la Lupa, 1º/9/10).
Hechos: Lisa Twaronite compara en forma hiperbólica el ataque militar de Japón contra Pearl Harbor con “otro (sic) ataque sorprendente de las autoridades niponas al vender 23 mil millones de dólares equivalentes en yenes, pese a que quizá no esperen ganar un conflicto (sic) prolongado contra el mercado global de divisas (MarketWatch, 16/9/10)”. ¡Lo que no ha de estar en juego!
Twaronite exagera la condena del unilateralismo intervencionista nipón de parte de EU y la Unión Europea, mientras Yang Lei (Xinhua, 17/9/10) da mucho vuelo a Stephen Roach, prominente ejecutivo del banco Morgan Stanley, quien en un panel del Consejo de Relaciones Exteriores consideró que “las presiones de Washington para una apreciación rápida (sic) del yuan no resolverá los propios problemas de desequilibrio de EU”.
Roach afirmó que “en una era de poscrisis, no existía nada anómalo en que China recurra a una divisa-ancla como eje de estabilidad financiera”; expuso que “los cambios en las tasas de intercambio bilateral de las divisas, como el dólar y el yuan, no significa mucho en un mundo de patentes desequilibrios” (nota: se refiere a los déficit de EU y a los superávit asiáticos).
A su juicio, más que el intercambio bilateral de divisas, “es más importante su intercambio multilateral con los amplios sectores de socios comerciales de China”. Así, en términos de “amplia ponderación comercial”, el yuan se ha apreciado 16 por ciento en comparación con su nivel de 2005: “el yuan se ha movido en la dirección correcta, lo cual es clave para ayudar a China a lidiar con su justa parte del requilibrio global”.
¿Cuál ha sido la contribución de EU, supuestamente el juez universal, para requilibrar sus múltiples déficit que han desequilibrado al planeta entero?
En resonancia de La guerra de las divisas, de Song, el editorial de Le Monde anuncia el “inicio de la gran (sic) batalla entre las principales monedas”, que reduce al dólar, al euro y al yuan chino (extrañamente, sin el yen nipón): “están en juego millones de empleos, quizá decenas de millones, en EU, Europa y Asia (17/9/10)”.
El periódico galo considera que cuando “el comercio exterior es más que nunca una de las fuentes del crecimiento, las tasas de cambio son un elemento clave de las relaciones entre las grandes (sic) zonas económicas”, lo cual no siempre es cierto, como es el lamentable caso del “México neoliberal” en plena catatonia desde hace 30 años y con un récord de tratados de libre comercio a cuestas.
Para Le Monde, la “gran batalla de las divisas” deberá “escenificarse en el seno del G-20, cuando en noviembre sea presidido por Francia”, y señala que “los primeros tiros (sic) vinieron de Washington” con las críticas de Geithner para revaluar al yuan, cuya pretendida subvaluación “concede una ventaja enorme a las exportaciones chinas a EU: 15 a 20 por ciento menos elevadas que sus competidores de EU”, además de que “China congela (sic) una enorme masa de ahorro en dólares con los ingresos de sus exportaciones”.
Le Monde toma partido por las tesis muy polémicas de Geithner: “la injusta (sic) ventaja comparativa con la que China se beneficia con su tasa de cambio eterniza (sic) un mayor desequilibrio estructural en la economía mundial”.
A juicio del diario, para que “exista una tasa de cambio más serena (sic) también hay que preguntar el estatuto del dólar como principal (sic) divisa de reserva mundial”, lo cual piensa hacer el presidente Sarkozy durante el G-20. ¿Bastará sólo con “preguntar”?
Adelanta que Sarkozy “desea reflexionar (sic) sobre una divisa de reserva que solamente sea emitida por un país”. ¿No se “ha reflexionado” exageradamente sobre el dólar unipolar?
Si todo fuera nada más la tasa bilateral dólar/yuan y la hegemonía del dólar como moneda de reserva unipolar global, todo sería más sencillo.
El problema nodal –que no considera Le Monde– radica en que la tasa cotidiana de intercambio de las divisas globales pasó de un millón de millones, hace una década, a más de 4 millones de millones (trillones en anglosajón) de dólares al día (¡¡!!), hasta abril de 2010, según el Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés), lo cual se ha vuelto la quintaesencia de la desregulada especulación con los derivados financieros por la banca anglosajona, lo cual suena inverosímil a los contadores del paleolítico inferior.
Hoy, en la posmodernidad, la tasa de las divisas ha adquirido una dimensión mayormente especulativa con los derivados financieros, de acuerdo con el peritaje del BIS (septiembre 2010).
Del total de la rotación cotidiana de divisas, 47.5 por ciento corresponde a las transacciones de “los hedge funds [fondos de cobertura de riesgos], fondos de pensiones, aseguradoras, mutualistas y bancos centrales”, es decir, una actividad eminentemente financierista especulativa. El restante de su porcentaje rotativo cotidiano pertenece a vulgares forwards y swaps.
Los bancos consagrados a la especulación con las divisas, desde su valor intrínseco hasta sus tasas de interés, pertenecen a Gran Bretaña (36.7 por ciento) –but of course and curse!– EU (18), Japón (6), Singapur (5), Suiza (5), Hong Kong (5) y Australia (4 por ciento).
En cuanto a la especulación con “las tasas de interés” la banca británica descuella con 45.8 por ciento frente a 23.8, de EU.
Ante la asombrosa rotación de las divisas por 4 millones de millones de dólares al día cabe contrastar que tanto las exportaciones como las importaciones de bienes y servicios de todo el comercio mundial para 2009 ascendieron a 15.72 millones de millones de dólares y a 15.34 millones de millones respectivamente (EconomyWatch, 18/9/10), mientras que el PIB de Gran Bretaña fue en 2009 de 2.2 millones de millones de dólares.
¿Donde quedó la retórica hueca del “comercio mundial anual” frente al cotidiano poderío financiero de la banca anglosajona que controla y maneja las divisas globales?
Conclusión: Song obtiene la razón histórica en tan sólo tres años: inició “la guerra global de las divisas (Barry Grey, WSWS.org, 18/9/10)” y el oro está a punto de rebasar el umbral de mil 300 dólares la onza –pronóstico, por cierto, adelantado por Bajo la Lupa desde marzo de 2004 con el que muchos agradecidos lectores han conservado su patrimonio.
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