sábado, 4 de septiembre de 2010

EN LAS MONTAÑAS DE LA LOCURA

Eduardo Valle / El Universal
El 6 de abril de 2010, la firma de análisis estratégico y de inteligencia estadounidense, Stratfor, publicó, con la firma de George Friedman, un documento donde señalaba que en realidad el Estado mexicano se había acomodado a la guerra contra el narcotráfico. Es decir, a la pérdida de control de territorios, en especial en la frontera norte. El tráfico de drogas, afirma Friedman, aporta miles de millones de dólares anuales a la economía mexicana, la cual adquiere un grado extraordinario de liquidez en tiempos de crisis. Entonces los esfuerzos de los gobernantes mexicanos en relación con la violenta lucha entre los carteles por el control del tráfico de drogas, se enfilan a convertir un problema nacional en un beneficio nacional. No hay tal “Estado fallido”; las estrategias diseñadas por el gobierno tienen el doble objetivo de superar la actual tormenta y maximizar los beneficios de esta tormenta para México. Así, el tráfico de drogas debe seguir para beneficiar a la economía mexicana sin los efectos trágicos de la violencia. Ese es a final de cuentas el objetivo último del gobierno mexicano, afirma el señor Friedman.
De manera increíble el análisis de Stratfor no mereció la menor respuesta oficial. Y apenas uno que otro comentarista se llamó a escándalo. El escupitajo en la cara del gobierno fue ignorado. Nadie le señaló a Stratfor y al señor Friedman el terrible daño económico y social que las empresas criminales han provocado al país. Sólo como ejemplo: hay ciudades, pueblos y regiones antes prósperas y dinámicas, hoy devastadas y paralizadas. En el Noreste a los daños impresionantes causados por el huracán Alex hay que sumar el causado por extorsiones y secuestros a toda clase de empresarios, hasta a los minúsculos. Y para qué hablar de Tijuana y Ciudad Juárez. En la masacre de San Fernando un jefe ordenó la muerte inmediata de 76 seres humanos; y cinco o diez de sus subordinados obedecieron sin más esa indicación, aun cuando cuatro personas salvaron la vida. En México la sociedad produce monstruos, sociópatas. Son producto de la impunidad, la corrupción y la ineptitud prevalecientes.
Por otra parte, Héctor Aguilar Camín emprendió una campaña para hacer comprender que es la violencia pura y económica de los grupos criminales contra la población la que más nos ha lastimado en todos sentidos. Los actos legítimos del gobierno deben estar enfocados a reducir la violencia, no a provocarla. Aquí mismo, en esta columna, hemos insistido en la tesis de “zapatero a tus zapatos”, acotando que en este caso “el zapatero” es un criminal y debe ser enjuiciado. Y hemos criticado el recurso ciego del uso masivo de las fuerzas armadas en las ciudades y poblados.
Pero en este delicado asunto, donde cientos hemos explicado nuestras posiciones –incluyendo por supuesto a responsables del gobierno- ahora apareció otro teórico. Se llama Carlos Tello Díaz. El señor Tello escribió el 3 de septiembre en “Milenio” una reflexión titulada “La guerra y la sangre”. Culmina así: “La guerra contra el crimen tiende a multiplicar la violencia cuando privilegia los retenes, los tiroteos, la ejecución de capos, el decomiso de cargamentos. En cambio, la guerra contra el crimen tiende a disminuir la violencia cuando concentra sus esfuerzos en el combate al lavado de dinero, en el trabajo de inteligencia para comprar (no matar) a los jefes de los carteles. Pero para eso, para que la guerra sea menos sangrienta, uno de sus objetivos explícitos debe ser, justamente, limitar la violencia: no perseguir el tráfico de drogas si ese tráfico no significa asesinatos, secuestros y extorsiones contra la población”. Es textual.
¡Las empresas criminales multinacionales pueden lograr enormes beneficios para México sin la tormenta de violencia! Bravo, señor Tello. En San Fernando esperan una conferencia de usted para mejor conducir los negocios. La lucha por el control de rutas, territorios y aparatos no debería generar violencia. Todo puede ser amor y paz, con fajos de dólares, para beneficio de México y con un Estado cooperando con el comercio y el mercado. Además, así no surgirían estos hombres y mujeres, sociópatas, casi como “el brazo armado” del pueblo bueno y generoso cuando lucha contra los ilegítimos y espurios (Jaime Avilés dixit).
El sueño de la razón produce monstruos. Más en las montañas de la locura. Pero así nos han lastimado los criminales y sus cómplices en el gobierno y la sociedad.

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