Gustavo Gordillo / La Jornada
La feliz frase que el senador Manlio Fabio Beltrones adjudica a la conseja popular: si estamos tan bien, por qué estamos tan mal, me recuerda un pasaje de Todo modo, una de las mejores novelas de Leonardo Sciascia, el biógrafo del poder. No sólo del poder mafioso italiano, sino del poder tout court. Sciascia, se recordará, narró con lujo de detalles en El caso Moro el anudamiento de los poderes fácticos para sabotear el famoso compromiso histórico entre la DC y el partido comunista, al que convocó antes de ser secuestrado.
Todo modo se desarrolla en un monasterio donde el padre Gaetano dirige unos retiros espirituales donde participan un buen número de políticos, empresarios, comunicólogos y administradores. En un soliloquio el narrador reflexiona: “Pero eran muchas las cosas, los cambios y las novedades de los que no me había dado cuenta. Y no sólo yo: ministros, diputados, artistas, financieros, industriales, lo que suele llamarse la clase dirigente. ¿Y qué dirigía en realidad? Una telaraña en el vacío, la propia y frágil telaraña, aunque sus hilos fueran de oro”.
Escucho al presidente Calderón hablar sobre el cumplimiento de los 10 puntos que delineó hace un año y aunque con una significativa pero débil autocrítica sus dichos evocan esa telaraña en el vacío. En el tema de seguridad pública persiste la doble idea –sazonada con cuantos matices se quiera– que el camino escogido es sino el mejor el único y que no existen propuestas alternativas.
Algo similar ocurre en el ámbito económico. En un contexto internacional cuyos signos son crecientemente indicativos que la recuperación económica en los países europeos y en Estados Unidos continuará siendo débil y con un impacto modesto en términos de empleos, y con datos incontrovertibles que muestran que México fue la economía con el peor desempeño en 2009 de toda América Latina; el gobierno parece ensimismado en el goce de una realidad que nos elude a los demás.
El Memorándum de política económica y presupuestal para 2011 que continúa la reflexión planteada en 2009 en el documento México frente a la crisis. Hacia un nuevo curso de desarrollo, analiza el contexto internacional en la presente coyuntura, el estado actual de la economía mexicana y propone una serie de medidas de política económica para corregir el rumbo.
Del estado actual de la economía mexicana seguramente lo más contundente tiene que ver con el empleo. Comparando el segundo trimestre de 2010 con el tercero de 2008 y con cifras del Inegi se obtiene que la población económicamente activa ha crecido en 1.6 millones de personas, pero el número de ocupados sólo se ha incrementado en un millón, lo que añade medio millón más de desempleados. En términos acumulados el desempleo ahora afecta a 2 millones y medio de personas en el país. A lo anterior está la población en edad de trabajar pero no activa que creció en ese lapso en 671 mil personas. Para añadir, por si hiciera falta gravedad al asunto, según la OCDE entre las personas de 15 a 19 años, 15.2 por ciento no se encuentra en el sistema educativo ni en la fuerza de trabajo. Además, ha habido un marcado deterioro en la calidad de los puestos de trabajo, en términos de salario medio, tiempo laborado y tipo de actividad.
El memorándum propone cinco componentes para una política que permita crecer y crear empleo: incrementar el gasto en infraestructura, educación media y superior, ciencia y tecnología y salud; crear un impuesto a las transacciones financieras y ampliar la progresividad del impuesto sobre la renta a personas físicas, así como aumentar el déficit del sector público, entre otras medida para financiar el gasto. Proponen también establecer un consejo económico y social como espacio para la deliberación sobre las políticas económicas y sociales. Finalmente propone impulsar la banca de desarrollo y ampliar la cobertura de los derechos sociales.
La feliz frase que el senador Manlio Fabio Beltrones adjudica a la conseja popular: si estamos tan bien, por qué estamos tan mal, me recuerda un pasaje de Todo modo, una de las mejores novelas de Leonardo Sciascia, el biógrafo del poder. No sólo del poder mafioso italiano, sino del poder tout court. Sciascia, se recordará, narró con lujo de detalles en El caso Moro el anudamiento de los poderes fácticos para sabotear el famoso compromiso histórico entre la DC y el partido comunista, al que convocó antes de ser secuestrado.
Todo modo se desarrolla en un monasterio donde el padre Gaetano dirige unos retiros espirituales donde participan un buen número de políticos, empresarios, comunicólogos y administradores. En un soliloquio el narrador reflexiona: “Pero eran muchas las cosas, los cambios y las novedades de los que no me había dado cuenta. Y no sólo yo: ministros, diputados, artistas, financieros, industriales, lo que suele llamarse la clase dirigente. ¿Y qué dirigía en realidad? Una telaraña en el vacío, la propia y frágil telaraña, aunque sus hilos fueran de oro”.
Escucho al presidente Calderón hablar sobre el cumplimiento de los 10 puntos que delineó hace un año y aunque con una significativa pero débil autocrítica sus dichos evocan esa telaraña en el vacío. En el tema de seguridad pública persiste la doble idea –sazonada con cuantos matices se quiera– que el camino escogido es sino el mejor el único y que no existen propuestas alternativas.
Algo similar ocurre en el ámbito económico. En un contexto internacional cuyos signos son crecientemente indicativos que la recuperación económica en los países europeos y en Estados Unidos continuará siendo débil y con un impacto modesto en términos de empleos, y con datos incontrovertibles que muestran que México fue la economía con el peor desempeño en 2009 de toda América Latina; el gobierno parece ensimismado en el goce de una realidad que nos elude a los demás.
El Memorándum de política económica y presupuestal para 2011 que continúa la reflexión planteada en 2009 en el documento México frente a la crisis. Hacia un nuevo curso de desarrollo, analiza el contexto internacional en la presente coyuntura, el estado actual de la economía mexicana y propone una serie de medidas de política económica para corregir el rumbo.
Del estado actual de la economía mexicana seguramente lo más contundente tiene que ver con el empleo. Comparando el segundo trimestre de 2010 con el tercero de 2008 y con cifras del Inegi se obtiene que la población económicamente activa ha crecido en 1.6 millones de personas, pero el número de ocupados sólo se ha incrementado en un millón, lo que añade medio millón más de desempleados. En términos acumulados el desempleo ahora afecta a 2 millones y medio de personas en el país. A lo anterior está la población en edad de trabajar pero no activa que creció en ese lapso en 671 mil personas. Para añadir, por si hiciera falta gravedad al asunto, según la OCDE entre las personas de 15 a 19 años, 15.2 por ciento no se encuentra en el sistema educativo ni en la fuerza de trabajo. Además, ha habido un marcado deterioro en la calidad de los puestos de trabajo, en términos de salario medio, tiempo laborado y tipo de actividad.
El memorándum propone cinco componentes para una política que permita crecer y crear empleo: incrementar el gasto en infraestructura, educación media y superior, ciencia y tecnología y salud; crear un impuesto a las transacciones financieras y ampliar la progresividad del impuesto sobre la renta a personas físicas, así como aumentar el déficit del sector público, entre otras medida para financiar el gasto. Proponen también establecer un consejo económico y social como espacio para la deliberación sobre las políticas económicas y sociales. Finalmente propone impulsar la banca de desarrollo y ampliar la cobertura de los derechos sociales.
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