Reporte Económico
David Márquez Ayala
Es conmovedor ver a un gobierno de la contrarrevolución neoliberal aparentando festejar sus antítesis ideológicas: la Independencia y la Revolución, los dos sucesos claves que —con la Reforma— marcaron a sangre y fuego los hitos de la construcción del México Republicano.
En la historia, los liberales del siglo XIX eran la avanzada del pensamiento social y económico, mientras que los conservadores eran la herencia criolla de la explotación y el injusto orden social de la colonia, las castas divinas que con el clero político buscaron incluso reimplantar un sistema monárquico, con Iturbide primero y con Maximiliano después. Hoy los conceptos se trastocan, y aun cuando el término liberal sigue aceptándose como parte del pensamiento progresista, su acepción neoliberal significa exactamente lo contrario: es la regresión histórica al neocolonialismo y la dependencia, la desnacionalización económica, el abuso y la permisividad corporativa, el debilitamiento del Estado y el traslado del poder económico y político a los núcleos del capitalismo global. El neoliberalismo es por ello antidemocrático y oligárquico por naturaleza, pues el poder real lo concentran y ejercen grupos de enorme riqueza que encumbran y mantienen a sus subordinados políticos trabajando para ellos, no para la sociedad que equívocamente los elige. Hoy todos pagamos su error y el país está al borde del colapso.
David Márquez Ayala
Es conmovedor ver a un gobierno de la contrarrevolución neoliberal aparentando festejar sus antítesis ideológicas: la Independencia y la Revolución, los dos sucesos claves que —con la Reforma— marcaron a sangre y fuego los hitos de la construcción del México Republicano.
En la historia, los liberales del siglo XIX eran la avanzada del pensamiento social y económico, mientras que los conservadores eran la herencia criolla de la explotación y el injusto orden social de la colonia, las castas divinas que con el clero político buscaron incluso reimplantar un sistema monárquico, con Iturbide primero y con Maximiliano después. Hoy los conceptos se trastocan, y aun cuando el término liberal sigue aceptándose como parte del pensamiento progresista, su acepción neoliberal significa exactamente lo contrario: es la regresión histórica al neocolonialismo y la dependencia, la desnacionalización económica, el abuso y la permisividad corporativa, el debilitamiento del Estado y el traslado del poder económico y político a los núcleos del capitalismo global. El neoliberalismo es por ello antidemocrático y oligárquico por naturaleza, pues el poder real lo concentran y ejercen grupos de enorme riqueza que encumbran y mantienen a sus subordinados políticos trabajando para ellos, no para la sociedad que equívocamente los elige. Hoy todos pagamos su error y el país está al borde del colapso.
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