BP y Shell van camino de igualar la producción con trayectorias opuestas
FIONA MAHARG-BRAVO / EL PAÍS
Es difícil no pensar en la fábula de la tortuga y la liebre cuando se echa un vistazo a los diferentes destinos de las dos mayores empresas de combustibles fósiles de Europa: BP y Shell. BP está retrayéndose después del desastre del golfo de México y la anterior fiebre de adquisiciones a lo grande. Su rival angloholandesa está yendo por el camino opuesto.
Shell no ha hecho más que empezar a aumentar su producción de gas y petróleo después de siete años de bajadas. Pero de aquí a 2012 Shell espera estar produciendo en torno a 3,5 millones de barriles al día, cifra superior a la probable producción de 3,3 millones de barriles en total de este año. Por otro lado, BP bajará de 4 a 3,5 millones de barriles diarios después de vender hasta 30.000 millones de dólares en activos para ayudar a financiar los gastos generados por el vertido petrolero de Macondo durante los próximos 18 meses. Ambos llegan a la misma cifra, pero como señala Shell, va por buen camino, y pretende producir 3,7 millones de barriles para 2014.
El gran desafío para Shell es aumentar el número de estos barriles de forma rentable. Aunque los beneficios del segundo trimestre sin incluir las partidas extraordinarias aumentaron un 34%, los de BP aumentaron casi un 70% en el mismo periodo, sin incluir los costes de Macondo. BP sigue siendo más rentable, principalmente porque Shell tiene una mayor proporción de producción vinculada a proyectos poco convencionales, de mayor coste, en regímenes de impuestos más elevados. Su cartera también presta más atención al gas como estrategia a largo plazo, donde los precios han estado a un nivel bajo debido a la amplia oferta.
El gran negocio de refinado y venta de Shell también ha estado a un nivel bajo debido al exceso de productos de petróleo y capacidad de refinado. Pero parece que lo peor ya ha pasado. Shell tiene intención de vender refinerías en mercados de crecimiento lento para volver a concentrarse en el mercado asiático, cuyo crecimiento es más rápido. Esto, a su vez, es parte de un plan general para vender entre 7.000 y 8.000 millones de activos maduros, lo que recuerda a lo que BP está haciendo con su programa de cesión, de mayor tamaño.
Para Shell, a diferencia de BP, lo mejor está por llegar. La eficiencia está aumentando: sus recortes de costes, de 3.500 millones de dólares, son más profundos de lo previsto y se van a dar antes de tiempo. Shell también está en trámites para poner en marcha un escuadrón de proyectos que darán un buen empujón a su crecimiento en 2011 y 2012. Los menores costes de inversión en activos fijos, una vez que la producción esté en marcha, también deberían aumentar la generación de efectivo de Shell. Puede que le haya llevado años, pero parece que Shell lo acabará consiguiendo.
FIONA MAHARG-BRAVO / EL PAÍS
Es difícil no pensar en la fábula de la tortuga y la liebre cuando se echa un vistazo a los diferentes destinos de las dos mayores empresas de combustibles fósiles de Europa: BP y Shell. BP está retrayéndose después del desastre del golfo de México y la anterior fiebre de adquisiciones a lo grande. Su rival angloholandesa está yendo por el camino opuesto.
Shell no ha hecho más que empezar a aumentar su producción de gas y petróleo después de siete años de bajadas. Pero de aquí a 2012 Shell espera estar produciendo en torno a 3,5 millones de barriles al día, cifra superior a la probable producción de 3,3 millones de barriles en total de este año. Por otro lado, BP bajará de 4 a 3,5 millones de barriles diarios después de vender hasta 30.000 millones de dólares en activos para ayudar a financiar los gastos generados por el vertido petrolero de Macondo durante los próximos 18 meses. Ambos llegan a la misma cifra, pero como señala Shell, va por buen camino, y pretende producir 3,7 millones de barriles para 2014.
El gran desafío para Shell es aumentar el número de estos barriles de forma rentable. Aunque los beneficios del segundo trimestre sin incluir las partidas extraordinarias aumentaron un 34%, los de BP aumentaron casi un 70% en el mismo periodo, sin incluir los costes de Macondo. BP sigue siendo más rentable, principalmente porque Shell tiene una mayor proporción de producción vinculada a proyectos poco convencionales, de mayor coste, en regímenes de impuestos más elevados. Su cartera también presta más atención al gas como estrategia a largo plazo, donde los precios han estado a un nivel bajo debido a la amplia oferta.
El gran negocio de refinado y venta de Shell también ha estado a un nivel bajo debido al exceso de productos de petróleo y capacidad de refinado. Pero parece que lo peor ya ha pasado. Shell tiene intención de vender refinerías en mercados de crecimiento lento para volver a concentrarse en el mercado asiático, cuyo crecimiento es más rápido. Esto, a su vez, es parte de un plan general para vender entre 7.000 y 8.000 millones de activos maduros, lo que recuerda a lo que BP está haciendo con su programa de cesión, de mayor tamaño.
Para Shell, a diferencia de BP, lo mejor está por llegar. La eficiencia está aumentando: sus recortes de costes, de 3.500 millones de dólares, son más profundos de lo previsto y se van a dar antes de tiempo. Shell también está en trámites para poner en marcha un escuadrón de proyectos que darán un buen empujón a su crecimiento en 2011 y 2012. Los menores costes de inversión en activos fijos, una vez que la producción esté en marcha, también deberían aumentar la generación de efectivo de Shell. Puede que le haya llevado años, pero parece que Shell lo acabará consiguiendo.
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