Abatido el crecimiento demográfico, la nación empezaba a convertirse en anciana.Una década después de la advertencia, los cimientos de la política pública para darle cara al envejecimiento son endebles
Linaloe R. Flores / El Universal
México carece de una política pública para el envejecimiento de su población, un fenómeno en el cual 34 millones de personas se convertirán en adultos mayores antes de 2050. Esta vejez próxima fue identificada por el Consejo Nacional de Población (Conapo) en 2000, cuando la mortalidad y la fecundidad llegaron a niveles mínimos, resultado de las reformas de 1974 a la Ley General de Población.
Abatido el crecimiento demográfico, la nación empezaba a convertirse en anciana.Una década después de la advertencia, los cimientos de la política pública para darle cara al envejecimiento son endebles.
Alejandro Orozco Rubio, director del Instituto Nacional para la Atención a las Personas Mayores (Inapam), sostiene que por lo menos pasarán otros 10 años para que el gobierno despliegue con claridad un plan de acción. A su vez, Luis Miguel Gutiérrez, director del Instituto Nacional de Geriatría, dice que “en la actualidad no hay una política de Estado en torno al tema”.
En conjunto, los recursos de las instituciones rectoras de la ancianidad no alcanzan 1% del Presupuesto de Egresos de la Federación: Inapam ejerce 260.8 millones de pesos y el Instituto de Geriatría, 26.8 millones de pesos.
Según informes de Conapo, 44.5% de las personas de la tercera edad vive en pobreza y 12% en miseria; Inapam reconoce que 72 mil ancianos necesitan trabajar y no encuentran dónde.
Diego Palacios, representante del Fondo de Población de las Naciones Unidas en México, argumenta que este presente se debe al desaprovechamiento del bono demográfico (más adultos jóvenes en edad productiva), “el bono es lo único que nos asegura que cuando se llega a adulto mayor haya condiciones de vida favorables”. Urgió a tomar medidas pues el país está envejeciendo y no hay marcha atrás.
Si ahora los ancianos representan 8% de la población, dentro de cuatro décadas serán 27.7%, según las proyecciones del Conapo.
Linaloe R. Flores / El Universal
México carece de una política pública para el envejecimiento de su población, un fenómeno en el cual 34 millones de personas se convertirán en adultos mayores antes de 2050. Esta vejez próxima fue identificada por el Consejo Nacional de Población (Conapo) en 2000, cuando la mortalidad y la fecundidad llegaron a niveles mínimos, resultado de las reformas de 1974 a la Ley General de Población.
Abatido el crecimiento demográfico, la nación empezaba a convertirse en anciana.Una década después de la advertencia, los cimientos de la política pública para darle cara al envejecimiento son endebles.
Alejandro Orozco Rubio, director del Instituto Nacional para la Atención a las Personas Mayores (Inapam), sostiene que por lo menos pasarán otros 10 años para que el gobierno despliegue con claridad un plan de acción. A su vez, Luis Miguel Gutiérrez, director del Instituto Nacional de Geriatría, dice que “en la actualidad no hay una política de Estado en torno al tema”.
En conjunto, los recursos de las instituciones rectoras de la ancianidad no alcanzan 1% del Presupuesto de Egresos de la Federación: Inapam ejerce 260.8 millones de pesos y el Instituto de Geriatría, 26.8 millones de pesos.
Según informes de Conapo, 44.5% de las personas de la tercera edad vive en pobreza y 12% en miseria; Inapam reconoce que 72 mil ancianos necesitan trabajar y no encuentran dónde.
Diego Palacios, representante del Fondo de Población de las Naciones Unidas en México, argumenta que este presente se debe al desaprovechamiento del bono demográfico (más adultos jóvenes en edad productiva), “el bono es lo único que nos asegura que cuando se llega a adulto mayor haya condiciones de vida favorables”. Urgió a tomar medidas pues el país está envejeciendo y no hay marcha atrás.
Si ahora los ancianos representan 8% de la población, dentro de cuatro décadas serán 27.7%, según las proyecciones del Conapo.
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