viernes, 11 de junio de 2010

PELIGRO DE DUOPOLIO EN FIBRA OSCURA

Alejandra Palacios / El Universal
Ayer culminó el proceso de subasta por la red de la fibra oscura propiedad de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), que fuera adjudicado al único postor, un consorcio formado por Televisa, Telefónica y Megacable. A propósito de esta situación, un comentario:
Gracias a la naciente competencia entre las empresas de telefonía fija y de televisión por cable, recientemente hemos presenciado la reducción de las tarifas de los servicios de telecomunicaciones y un aumento en el número de líneas fijas, conexiones y velocidad a internet de banda ancha y de suscripciones al servicio de televisión restringida. Sin embargo, también hay que reconocer que estos avances no han sido parejos en todas las regiones del país, es decir, sólo son palpables en algunas zonas urbanas.
Una de las explicaciones a esta disparidad es la falta de accesibilidad a las redes de transporte interurbano de los servicios de telecomunicaciones. Las redes de transporte se utilizan para llevar los servicios de una región a otra, o a otros países, y cualquier operador de servicios de telecomunicaciones requiere cursar tráfico a través de éstas. Mientras que en la zona delimitada por ciudades de México, Guadalajara y Monterrey existe competencia entre diversas redes de transporte, en las zonas de bajo nivel de desarrollo económico, dicha infraestructura es escasa. De hecho, se estima que mientras aproximadamente el 50% de los usuarios de servicios de telecomunicaciones accede a éstos en una situación de redes competitivas, el otro 50% recibe los servicios a través de una sola red, la de Telmex, que es la única con cobertura a nivel nacional.
La falta de competencia en redes de transporte se ve reflejada tanto en las tarifas de interconexión (en particular, la tarifa de reventa de larga distancia) como de renta de enlaces para la transmisión de los servicios de internet, que valen seis o más veces donde no existen redes competitivas. Tan es así, que al revisar las resoluciones a las declaratorias de dominancia de la Cofeco contra Telmex, la misma Comisión da a entender que en la raíz del poder monopólico de Telmex en los distintos mercados finales están los insumos críticos, es decir, la interconexión y los enlaces dedicados, para la operatividad de estos servicios.
En este sentido, la licitación de la fibra oscura realizada por la CFE, cuyo objeto es poner a disposición de terceros su infraestructura para la creación de una red de transporte de cobertura nacional alterna a la Telmex, se antoja como una política pública deseable. El gobierno ha entendido que en la medida que instrumente políticas que efectivamente disminuyan el costo de creación de una red de cobertura nacional podrá hacerse posible el despliegue de la misma.
Ahora, esta propuesta también tiene sus críticas. Una de éstas es que al contar solamente con dos redes nacionales, cuando hay más pares de redes disponibles y ociosas, ambas en manos de empresas privadas —Telmex y el consorcio ganador ayer— creará el ambiente ideal para llevar a cabo prácticas de colusión, lo cual se vería reflejado en la coordinación de precios de transmisión de los servicios de telecomunicaciones entre estas dos empresas.
¿Por qué el Estado decidió dejar la explotación de esta infraestructura a la iniciativa privada? Recordemos que el Estado actualmente cuenta con una empresa de propiedad totalmente pública, CFE Telecom, con capacidad técnica y legal, y en funcionamiento, para transmitir señales de telecomunicaciones de terceros. A esta empresa se le hubiera podido encargar que, partiendo de los 20 mil kilómetros ya existentes de su propia red, se dedicara a expandirla para lograr la cobertura del territorio nacional.
En mi opinión, dos son las respuestas más plausibles: El gobierno no considera que una empresa pública sea capaz de administrar esta tarea con éxito o el gobierno, que tiene como objetivo consolidar un rival al nivel de Telmex, y entendiendo que las redes son un insumo fundamental para competir en el mercado de las telecomunicaciones, ha pensado que Televisa puede ser ese contrapeso y, por lo tanto, debe corresponderle la adjudicación de la red de la CFE, sola o en consorcio.
No hay que perder de vista que el objetivo de esta licitación es que el ganador competirá directamente con Telmex y demás proveedores de servicios de transmisión, bajo la lógica de que el resto de las compañías del sector entonces podrán elegir entre un mayor número de proveedores de servicios de transporte interurbano, con un efecto directo sobre los precios y la calidad de este servicio.
Por lo tanto, si el gobierno intencionalmente quiere ayudar a Televisa a posicionarse como rival del nivel de Telmex, que a priori no califico como bueno ni malo, me gustaría preguntarle qué medidas tiene previstas para que NO veamos la consolidación de dos gigantes grupos de medios, un duopolio, que pueden decir coordinarse y coludirse para proteger sus intereses, a costa de todos nosotros.
Colaboradora del Programa de Investigación en Telecomunicaciones, Telecom-CIDE


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