sábado, 4 de agosto de 2012

PROBLEMA GRAVE

La soberanía alimentaria es una obligación de cualquier Estado y nosotros la abandonamos hace muchos años. 

Enrique Del Val Blanco / Excelsior

El próximo gobierno, además de los asuntos políticos a resolver, se enfrentará a uno económico y de bienestar que ya se agrava conforme pasan los días, no sólo en México, sino en la mayor parte del mundo. Se trata de la crisis alimentaria.
Por un lado, nuestro principal y eterno abastecedor de cereales, Estados Unidos, está sumido en un problema mayor, derivado de la sequía que enfrenta. Tan sólo en lo referente al maíz, 78 por ciento de su cultivo está afectado en los estados del medio oeste, por lo que su precio se ha incrementado en más de 100 por ciento. Para ellos se trata de la sequía más grave en los últimos 25 años
Aunado a la sequía, en ese país se destina cada vez más maíz a la producción de etanol, lo cual hace que la oferta disponible para el consumo humano o animal se vea seriamente mermada. Y hay que considerar que hablamos del abastecedor global de cerca de 50 por ciento del cereal en el mundo.
Los hechos anteriores han generado que los precios internacionales de los principales granos estén en niveles récord desde la crisis de 2008, provocando que los especuladores estén activos en la Bolsa de Chicago.
Empresas como Goldman Sachs se han dedicado desde hace más de un decenio a especular con los granos y, según informaciones de prensa, este jugoso negocio les deja utilidades anuales por cinco mil millones de dólares. Es decir, hacen su negocio a expensas del hambre de los pueblos.
Según los datos proporcionados por la bolsa de Chicago, entre los meses de junio y julio recientes los precios internacionales del maíz se incrementaron en 50 por ciento; los de la soya, en 38 por ciento, y los del trigo, en 31 por ciento.
Nuestro país también está sufriendo la sequía y, según la información proporcionada por el Consejo Nacional Agropecuario, somos el tercer país, después de Sudáfrica y Etiopía, con la mayor baja en la producción agroalimentaria. Esta semana se ha informado que México ha comprado más de un millón 500 mil toneladas de maíz a Estados Unidos, siendo la mayor compra que algún país haya hecho al vecino del Norte desde finales de la década de los 80.
El precio de los alimentos está creciendo por encima de la inflación, provocando hambre en muchas partes de la nación. Entre 2005 y 2011 la canasta alimentaria se elevó en más de 50 por ciento, lo que sin duda ocasionará que la pobreza extrema siga creciendo y los más afectados serán los productores de escasos recursos del campo, quienes por la sequía no han podido cosechar y debido a los altos precios no tienen los ingresos suficientes para comprar maíz y frijol.
Si sólo tomamos el precio de 2006 del principal artículo de alimentación de los mexicanos, la tortilla, vemos que pasó de seis pesos por kilo en ese año a los 12 pesos actuales.
Las presiones sociales serán tremendas, particularmente ya que el gobierno abandonó la rectoría del Estado en esta materia como producto de las políticas neoliberales de mercado de los últimos regímenes priistas y panistas. Estamos a merced del mercado y es gravísimo.
Quizá es hora de retomar la rectoría del Estado y entender que no era tan mala la idea de tener a la Conasupo como reguladora y abastecedora del mercado, y al sistema de tiendas Diconsa, hoy abandonado a su suerte, con apoyos financieros suficientes para que, como principal objetivo, garanticen el abasto a precios accesibles.
Incluso el Banco Mundial, en voz de su presidente, el Sr. Jim Yong Kim, ha declarado que están preparados para ayudar a los gobiernos a responder ante el alza generalizada de los precios de los granos.
El nuevo gobierno deberá tomar en cuenta esta problemática para garantizar abasto y precios que puedan pagar no sólo los campesinos sino también los habitantes pobres de las zonas urbanas.
Con el hambre de un pueblo no se puede jugar, dejándolo todo a las decisiones del mercado. La soberanía alimentaria es una obligación de cualquier Estado y nosotros la abandonamos hace muchos años. Es hora de recuperarla.

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