sábado, 4 de agosto de 2012

ESPAÑA NEGOCIA CON ALEMANIA EN SECRETO LAS CONDICIONES DEL RESCATE


La palabra "rescate" ha dejado de ser un anatema para el Gobierno. Mariano Rajoy, que hasta ahora había rechazado de forma categórica la posibilidad de solicitar la asistencia financiera de Europa -más allá de la ya pedida para el sector bancario-, cambió ayer sustancialmente de discurso.
Por primera vez desde que accedió a La Moncloa, no negó la posibilidad de que nuestro país necesite una intervención, sino que señaló, crípticamente, que todavía no ha tomado una decisión al respecto y que, en cualquier caso, hará lo que considere "más conveniente para los intereses de los españoles".
Este giro de 180 grados en la postura del presidente tiene una explicación: el Ejecutivo, según desvelaron a elEconomista fuentes cercanas a Moncloa, lleva semanas negociando en secreto con Alemania los términos de la ayuda, las "medidas no convencionales" con las que el BCE apoyaría a nuestro país una vez solicite la asistencia y las condiciones que tendría que cumplir España para hacerse acreedora de este apoyo especial.
Aunque todavía hay flecos pendientes, los técnicos de Madrid y Berlín que tratan el asunto tienen un punto meridianamente claro: el rescate de España no se parecerá a los "sufridos" por Grecia, Irlanda y Portugal. La idea es articular un conjunto de medidas que alivien la tensión que sufre la deuda española actualmente en los mercados, de manera que la prima de riesgo (que ayer cerró en 542 puntos) y el interés del bono a 10 años (en el 6,85%) bajen de forma sustancial, permitiendo al Tesoro abordar sus próximas emisiones en unas condiciones que puedan considerarse normales.
Son las que se han dado en denominar "medidas no convencionales". Por ejemplo, la posibilidad, ya adelantada el jueves por elEconomista de que Europa avale la parte de la deuda española que supere el 60% de nuestro PIB, que es el límite que se estableció en su día en los criterios de Maastricht para entrar en el euro. La deuda española está ahora en el 72% del PIB. Con esta medida, las nuevas emisiones del Tesoro serían acogidas con menos recelo por parte de los inversores, ya que la posibilidad de un impago -que es uno de los factores que más pesa a la hora de marcar el retorno que se exige al emisor- estaría descartada.
Otra medida no convencional sería suavizar los colaterales -garantías- que se exigen a los bancos que acuden al BCE a pedir dinero. Rebajando la calificación de la deuda que se les pide a las entidades como garantía -o aceptando incluso otro tipo de activos, como créditos- se liberarán recursos para que los bancos puedan acudir con "más alegría" a las subastas de deuda.
Fuente: elEconomista.es

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