martes, 18 de enero de 2011

PASO A LOS LEONES AFRICANOS

Economist Intelligence Unit
Desarrollo
Mucho se ha escrito sobre el ascenso del BRIC (Brasil, Rusia, India y China) y el giro del poder económico hacia el este a medida que Asia adelanta al resto del mundo. Pero la más sorprendente historia de éxito de la década pasada está en otro lado: un análisis de The Economist descubre que de 2001 a 2010, no menos de seis de las 10 economías de crecimiento más rápido están en África subsahariana.
El único BRIC que figura entre los primeros 10 es China, en segundo lugar detrás de Angola. Los otros cinco africanos son Nigeria, Etiopía, Chad, Mozambique y Ruanda, todos con tasas de crecimiento anual de alrededor de 8% o más. Durante las dos décadas anteriores a 2000 sólo una economía africana (Uganda) estuvo entre las primeras 10, contra nueve de Asia. Según pronósticos del FMI, África tendrá siete de los 10 primeros lugares en los próximos cinco años (nuestra clasificación excluye naciones de menos de 10 millones de habitantes, así como a Irak y Afganistán, que podrían tener un fuerte repunte en los años por venir).
En la década pasada la tasa de crecimiento real del PIB de África subsahariana saltó a un promedio anual de 5.7%, cuando en las dos décadas pasadas fue de 2.4. Fue superior al 3.3 de América Latina, pero no al 7.9 de Asia emergente. El asombroso desempeño asiático refleja en gran medida el peso de China e India; la mayoría de las economías tuvieron un crecimiento mucho más lento, como el 4% de Corea del Sur y Taiwán. El promedio simple no ponderado de las tasas de los países fue virtualmente idéntico en África y Asia.
En los cinco próximos años es probable que África tome el liderazgo. En otras palabras, la economía africana promedio adelantará a su contraparte asiática. Mirando aún más adelante, Standard Chartered prevé que la economía de África crecerá a una tasa anual promedio de 7% durante los próximos 20 años, ligeramente más aprisa que la de China. Y así debe ser, por supuesto.
Las economías más pobres tienen mayor potencial de crecimiento para la recuperación. El escándalo fue que el PIB per cápita de África cayera durante tantos años. En 1980 los africanos tenían un ingreso promedio casi cuatro veces más alto que los chinos; hoy los chinos son tres veces más ricos. El rápido crecimiento de la población africana también afecta su crecimiento en ingreso real per cápita, pero también éste se ha elevado a una tasa anual de 3% de 2000 a la fecha, casi dos veces más aprisa que el promedio mundial.
Para las empresas occidentales la economía africana aún parece minúscula, pues representa apenas 2% del producto mundial; Asia emergente es 20 veces más grande. Pero la proporción de África aumenta, no sólo por un crecimiento más ágil, sino porque el PIB ha sido seriamente subestimado en muchas economías. En noviembre el tamaño de la economía de Ghana fue revisado nada menos que en 75%, luego que las economistas del gobierno mejoraron sus datos y añadieron industrias como las telecomunicaciones. Es probable que otros países revisen al alza sus niveles del PIB en los próximos años.
Las fortunas cambiantes en África han sido impulsadas en gran medida por la creciente demanda china de materias primas y por el aumento de precios de los productos básicos, pero también otros factores han contado. África ha recibido grandes flujos de inversión extranjera directa, en especial de China, así como ayuda exterior y alivio de deuda. La urbanización y los mayores ingresos han impulsado un crecimiento más rápido de la demanda doméstica.
También el manejo de la economía ha mejorado. Los ingresos gubernamentales se han incrementado en años recientes por el aumento de precios de los productos básicos y el rápido crecimiento. Pero en vez de entrar en una fiebre de gastos como en el pasado, algunos gobiernos, como los de Tanzania y Mozambique, apartaron dinero para proteger sus economías durante la recesión.
Algunos avanzaron más despacio. La mayor economía africana hasta ahora, Sudáfrica, fue de las remisas: su crecimiento anual promedio fue de sólo 3.5% en la década pasada. De hecho, podría ser rebasada en tamaño por Nigeria en el curso de 10 a 15 años si las audaces reformas bancarias de este último país se extienden a las industrias energética y petrolera. Pero el gran reto para todos los exportadores de minerales será proporcionar empleos a una población cuyo crecimiento se estima en 50% entre 2010 y 2030.
El crecimiento impulsado por los productos básicos no genera muchos empleos, y los precios de esos productos pueden caer. Los gobiernos necesitan diversificar sus economías. Hay algunos puntos brillantes. Países como Uganda y Kenia, que no dependen de las exportaciones minerales, crecen también más aprisa que antes, en parte porque han aumentado las exportaciones de manufacturas. Standard Chartered cree que África puede convertirse en un significativo centro manufacturero.
El crecimiento enfrenta en África obstáculos formidables, entre ellos inestabilidad política, débil estado de derecho, corrupción crónica, cuellos de botella en infraestructura, y deficiencias en educación y salud. Sin reformas, el continente no logrará sostener un mayor crecimiento, pero los leones africanos se están ganando un lugar junto a los tigres asiáticos.


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