domingo, 16 de enero de 2011

ECONOMÍA 2011 OPTIMISMO.... MADE IN USA

México empieza este 2011 con buenas perspectivas económicas y, además, bien pertrechado. Los estímulos monetarios y fiscales de EU con el objetivo de apuntalar su recuperación seguirán alentando al sector manufacturero en México, cuyas exportaciones, principal motor de crecimiento en el 2011, seguirán expandiéndose este año, aunque a un menor ritmo que en el 2010. Por otro lado, los pronósticos apuntan a que el petróleo permanezca caro e incluso prolongue su tendencia alcista, lo que para México supondrán mayores recursos para financiar su crecimiento.
A esos dos elementos externos, que ya favorecieron a la economía mexicana en el 2010, hay que sumar en este 2011 los indicios de que la demanda doméstica, que estuvo apagada el año pasado, contribuya a la recuperación de manera más notoria, lo que compensará en parte el menor dinamismo de la manufactura. Por el lado del consumo privado, la creación de empleo, otra cifra alta de remesas y la reactivación del crédito alentado por las bajas tasas de interés de largo plazo, la competencia bancaria y su robusta capitalización, puede impulsar al consumo. Ante el dinamismo económico, con una menor capacidad ociosa de la economía, y con una base de comparación favorable, la inversión privada también puede reanimarse. Finalmente, el gasto público puede ser otro motor importante de crecimiento en un año en el que los potenciales candidatos presidenciales querrán lucirse ante los votantes, más con la elección a gobernador en el Estado de México en juego.
Por tanto, y según los pronósticos de la encuesta anual de El Semanario, habrá un crecimiento del PIB cercano al 4% en el 2011, una inflación que tiende a relajarse y a converger con la meta central de 3% paulatinamente (aunque aún en la parte alta del rango de Banxico), un peso fortalecido, y una política monetaria que en un principio, y salvo que las cotizaciones de los alimentos se disparen, puede conservar la actual tasa de 4.5% de manera confortable.
Habrá riesgos que capear, como la crisis de deuda soberana en Europa, o el esfuerzo de China por enfriar su economía sin perder su protagonismo mundial. O un nuevo tropiezo de la economía de EU, el más grave de todos aunque se ve poco probable.
Pero frente a la mayoría de esos riesgos, México está bien acorazado. El gobierno compró opciones de venta para garantizar un precio del petróleo de 63 dólares por barril. Por tanto, incluso de darse una caída abrupta del petróleo, las finanzas de México tienen las espaldas cubiertas. Además, el gobierno ha prefinanciado todos los vencimientos de deuda pública externa para el 2011 y el 2012, por lo que un deterioro de la crisis de deuda soberana que pudiera cerrar los mercados de crédito no le pondría en apuros. La deuda interna se ha venido reduciendo, y cada vez se financia a plazos más largos y tasas más bajas. Sus reservas internacionales están en niveles récord (y se estima que seguirán subiendo), y además renovó y amplió una Línea de Crédito Flexible con el FMI por 73,000 MD.
Ahora bien, en medio de todo este escenario más o menos brillante, hay dos desgracias que no se deben pasar por alto: una es la brutal tasa de criminalidad, no sólo por la carga emocional, humana y social que conlleva, sino también por su costo económico; y el otro es el poco empeño de las autoridades para sacar de la pobreza a los muchos mexicanos que entraron en ella con la crisis, y para quienes los beneficios de la recuperación les queda muy lejanos.
Fuente: El Semanario

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