* Ascendió a 76 mil 541.1 mdd a septiembre de 2010
* Por Esteban Rojas H / El Financiero
La existencia de una abundante liquidez con bajas tasas de interés en los mercados internacionales y la fortaleza del peso provocan una creciente dependencia de las empresas privadas en México --incluyendo a la banca comercial-- del financiamiento externo.
De acuerdo con cifras publicadas por Banco de México, la deuda externa de las empresas privadas de nuestro país, junto con la banca comercial, ascendió a 76 mil 541.1 millones de dólares a finales del tercer trimestre de 2010, con lo que escaló a un nuevo histórico, e incluso superó los niveles previos a la crisis económica que estalló con particular virulencia a finales de 2008.
La deuda externa del sector privado no financiero creció a una tasa anual del 11.6 por ciento, pues su saldo quedó en 66 mil 743.6 millones de dólares en el tercer trimestre de 2010. En tanto que la correspondiente a la banca comercial mexicana presentó un extraordinario aumento anual de 270.9 por ciento, y ascendió a una cifra récord de 9 mil 797.5 millones de dólares en el mismo periodo.
Cabe destacar que en ambos casos su crecimiento ha sido muy superior al anémico 2.7 por ciento de expansión anual real del crédito interno otorgado por la banca comercial al sector privado de nuestro país. Ello habla de cierto desplazamiento relativo de la banca que opera en México como agente del financiamiento para el desarrollo.
La existencia de un entorno internacional adverso se reflejó en una caída en el nivel de endeudamiento exterior de las empresas privadas mexicanas, el cual tocó fondo en el tercer trimestre de 2009, cuando ascendió a 62 mil 467.8 millones de dólares. A partir de esa fecha, se empezó a notar una creciente tendencia a conseguir recursos externos.
La mejoría en el panorama internacional ha sido aprovechada por las empresas mexicanas y la banca para hacerse de recursos en mejores condiciones que las prevalecientes en nuestro país.
La crisis global obligó a muchas naciones a reducir sus tasas de interés hasta niveles históricos, lo que se acompañó con una fuerte inyección de recursos para estimular la recuperación económica. Estos factores contribuyeron a generar una abundancia de liquidez que no siempre se quedó en su lugar de origen, pues buscó mejores alternativas de rendimiento.
Si bien es cierto que se ha permitido el acceso a recursos abundantes y de menor costo, lo cual pude facilitar la expansión de las empresas mexicanas, esto lleva implícito cierto riesgo, pues hay más exposición a las oscilaciones externas y del tipo de cambio, sobre todo para las empresas que no tienen ingresos denominados en moneda extranjera.
La experiencia señala que no habría que dejarse llevar por el espejismo de la abundancia de recursos externos que puedan causar un sobreendeudamiento y convertirse, más adelante, en el caldo de cultivo de una nueva crisis de deuda, esta vez entre naciones.
* Por Esteban Rojas H / El Financiero
La existencia de una abundante liquidez con bajas tasas de interés en los mercados internacionales y la fortaleza del peso provocan una creciente dependencia de las empresas privadas en México --incluyendo a la banca comercial-- del financiamiento externo.
De acuerdo con cifras publicadas por Banco de México, la deuda externa de las empresas privadas de nuestro país, junto con la banca comercial, ascendió a 76 mil 541.1 millones de dólares a finales del tercer trimestre de 2010, con lo que escaló a un nuevo histórico, e incluso superó los niveles previos a la crisis económica que estalló con particular virulencia a finales de 2008.
La deuda externa del sector privado no financiero creció a una tasa anual del 11.6 por ciento, pues su saldo quedó en 66 mil 743.6 millones de dólares en el tercer trimestre de 2010. En tanto que la correspondiente a la banca comercial mexicana presentó un extraordinario aumento anual de 270.9 por ciento, y ascendió a una cifra récord de 9 mil 797.5 millones de dólares en el mismo periodo.
Cabe destacar que en ambos casos su crecimiento ha sido muy superior al anémico 2.7 por ciento de expansión anual real del crédito interno otorgado por la banca comercial al sector privado de nuestro país. Ello habla de cierto desplazamiento relativo de la banca que opera en México como agente del financiamiento para el desarrollo.
La existencia de un entorno internacional adverso se reflejó en una caída en el nivel de endeudamiento exterior de las empresas privadas mexicanas, el cual tocó fondo en el tercer trimestre de 2009, cuando ascendió a 62 mil 467.8 millones de dólares. A partir de esa fecha, se empezó a notar una creciente tendencia a conseguir recursos externos.
La mejoría en el panorama internacional ha sido aprovechada por las empresas mexicanas y la banca para hacerse de recursos en mejores condiciones que las prevalecientes en nuestro país.
La crisis global obligó a muchas naciones a reducir sus tasas de interés hasta niveles históricos, lo que se acompañó con una fuerte inyección de recursos para estimular la recuperación económica. Estos factores contribuyeron a generar una abundancia de liquidez que no siempre se quedó en su lugar de origen, pues buscó mejores alternativas de rendimiento.
Si bien es cierto que se ha permitido el acceso a recursos abundantes y de menor costo, lo cual pude facilitar la expansión de las empresas mexicanas, esto lleva implícito cierto riesgo, pues hay más exposición a las oscilaciones externas y del tipo de cambio, sobre todo para las empresas que no tienen ingresos denominados en moneda extranjera.
La experiencia señala que no habría que dejarse llevar por el espejismo de la abundancia de recursos externos que puedan causar un sobreendeudamiento y convertirse, más adelante, en el caldo de cultivo de una nueva crisis de deuda, esta vez entre naciones.
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