martes, 15 de junio de 2010

LAS ECONOMÍAS EN CRISIS Y LOS MOMENTOS DE DECISIÓN

Para algunos, que tomaron sus medidas, como los industriales del Primer Mundo, los BRIC: China, India, Brasil, y Rusia, sólo sufrirán un catarrito. Otros largos años de lento crecimiento.
Jesús Alberto Cano Vélez / Excelsior
La amenaza de depresión, que enseñó sus fauces en 2008, peligraba a todos los países por la transmisión de sus efectos al través de la economía global. Su grado de seriedad fue diagnosticado tempranamente y atacado con la aplicación de políticas económicas por los estados industriales del primer mundo y algunos de los en desarrollo.
El éxito fue relativo y ahora se preparan para enfrentar los efectos secundarios que aún se podrán manifestar, según la debilidad o fortaleza de la economía de cada país. Para algunos, que tomaron sus medidas, como los industriales del primer mundo, los BRIC: China, la India, Brasil, y Rusia, y algunos otros, sólo sufrirán —si acaso— un catarrito; otros, largos años de lento crecimiento, recesión y hasta depresión.
El impacto dependerá de las medidas de protección y de las distorsiones que hubieran sufrido sus economías a consecuencia del libertinaje que se vivió con las desregulaciones y faltas de control gubernamental en los mercados económicos y financieros.
Resultó ser errónea la percepción de que el mercado se regula solo, como pregonan los neoliberales, y que la acción gubernamental sólo se debía dar para arbitrar los momentos de confrontación.
La realidad es que los próximos años amenazan con ser difíciles para todos, aunque para unos, más.
Algunos podrán tomar medidas para evitar los efectos más serios. Éstos son los más afortunados por su situación y su capacidad de actuar. Otros, sin embargo, tendrán que tomar decisiones de gran calado y de consecuencias históricas.
Por ejemplo, en la comunidad del euro se encuentran tres países en situación particularmente grave, por las decisiones de política económica que tienen que tomar. Son España, Portugal y Grecia, y esas políticas serán tan dolorosas y políticamente difíciles, que posiblemente resulten socialmente imposibles de instrumentar, por estar en el patrón euro; de ahí que quizá tengan que abandonar la zona euro, para lamerse sus heridas en soledad, por la condición que la "moneda única" les impone.
Veamos: Cuando existe una sola moneda (el euro) en una región (la Comunidad Europea), algunas áreas (países), por haber seguido prácticas promotoras o facilitadoras del gasto, llegaron a niveles de consumo e inversión sustancialmente superiores a su capacidad de sostenerlos, por lo que tuvieron que vivir de los vecinos, durante algunos años.
Luego sobrevino una crisis mundial (en 2008) con visos muy graves, viéndose obligado cada país a poner orden en su casa. Se acabaron los subsidios y cada uno está teniendo que sujetar su gasto a su capacidad de generar su propia riqueza.
Para lograr ese "ajuste", cuando se comparte una sola moneda entre varios países, sólo se puede lograr dicho ajuste reduciendo el ingreso" para que se reduzca el gasto. O sea, tienen que tomar medidas de "ingreso" para hacer más pobre a la población y gastar menos. No habrá, como antes, los niveles de compras a los que se habían acostumbrado.
Ese puede resultar ser un paquete políticamente explosivo.
De ahí que, de ser imposible la aplicación de esas políticas de ingreso, tendrían que optar por recurrir a un instrumento de ajuste, que sólo puede existir cuando el país tiene su propia moneda: Devaluar y hacer que el ingreso y el gasto "real" se reduzca, cumpliendo el mismo objetivo; pero sin que nadie decrete esas políticas "odiosas" de ingreso, de empobrecer a la población.
En otras latitudes, en que los países no estén constreñidos para aplicar políticas cambiarias de ajuste, empezarán a recurrir a políticas que combinen ajustes cambiarios con disminuciones de gasto.
En la jerga del momento, referente a la situación de los países en desarrollo, ante la crisis depresiva, tenemos a los BRIC (Brasil, Rusia, India, y China), por un lado, y por el otro, a los PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España), para identificar los evidentes ganadores y perdedores, respectivamente.
En el rango intermedio del impacto económico de la crisis, tenemos un número importante de países —entre ellos México— que se enfrentarán a serias dificultades económicas y de pobreza. Su gravedad es difícil predecirla, pero lo que sí parece cierto es que la crisis mundial que inició en 2008 está aún lejos de concluir y que no hay que cantar victoria todavía.
*Presidente de El Colegio Nacional de Economistas

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