lunes, 7 de junio de 2010

EFECTOS DE LA CRISIS EUROPEA SOBRE MÉXICO

BARÓMETRO FINANCIERO
Rodolfo Navarrete
Una de las preocupaciones económicas más importantes hoy en día en México tiene que ver con los efectos que podría tener la crisis europea sobre la economía nacional, mismas que en las últimas semanas han mantenido en vilo a los mercados financieros.
Se pueden identificar al menos dos vías de contagio: una, directa, relacionada con el comercio y el flujo de capitales entre Europa y México, y -la otra- indirecta, mediante las repercusiones que podría tener la crisis en el resto del mundo, en particular sobre Estados Unidos, y éstas, a su vez, en la economía mexicana.
Respecto de la primera, es necesario mencionar que la crisis europea, entre otras manifestaciones, ha implicado una fuerte depreciación del euro en contra del peso y la posibilidad de observar una disminución en el ritmo de crecimiento de la actividad económica de la región, como consecuencia no sólo de la inestabilidad financiera interna, sino también del inicio de un proceso de ajuste fiscal en varios de los países miembros, que amenaza con prolongar la recesión de sus economías.
Estas dos manifestaciones afectan el comercio entre México y Europa en el mismo sentido. En lo que va del año, el euro se ha depreciado 17.0 por ciento respecto al peso, lo cual implica que las exportaciones europeas hacia México se han hecho más competitivas, mientras que las compras de productos mexicanos por parte de los europeos están perdiendo terreno.
La conjunción de ambos elementos implicará necesariamente el deterioro de la cuenta comercial en contra de México. Sin embargo, no se debe perder de vista que la importancia relativa del comercio de nuestro país con Europa es relativamente reducido (las exportaciones mexicanas a la Unión Europea representan alrededor de 5.0 por ciento de las exportaciones totales, mientras que las importaciones alrededor de 11.0 por ciento), por lo que el efecto final de la crisis europea sobre el comercio exterior mexicano será limitado, a diferencia de casos como el de Brasil y Chile.
Por lo que se refiere al flujo de capitales, efectivamente la crisis europea ha provocado una salida de recursos de los países de la región hacia mercados y activos más seguros en el mundo.
Sin embargo, todo parece indicar que tal flujo no se ha dirigido primordialmente hacia mercados emergentes, sino fundamentalmente hacia EU, que además de observar una fuerte apreciación del dólar respecto al euro, ha visto caídas espectaculares en los rendimientos de los bonos del Tesoro, sobre todo de los de largo plazo.
El flujo de capitales hacia países emergentes, por el contrario, ha registrado una salida neta, aunque en mucha menor magnitud que la observada en Europa. Esto es lo que explica en alguna medida la menor sensibilidad de los mercados financieros de países emergentes a la crisis europea.
No obstante, una de las vías más importantes por las que la economía mexicana podría resultar afectada tiene que ver con los flujos de la inversión extranjera directa de Europa hacia México.
Al respecto, no se debe perder de vista que en 2009 el 34 por ciento de esa inversión provenía de Europa, y principalmente de España, por lo que es lógico esperar que ante la crisis financiera de esta región europea se pueda observar no sólo una disminución de esos flujos, sino que hasta una salida de ellos, tal como sucedió en 2008, con el caso de algunos bancos españoles, que ante los efectos de la crisis financiera global tuvieron que recapitalizar sus matrices mediante la desinversión en sus filiales de México.
En vista de la crisis de las cajas de ahorro en España y los consiguientes efectos sobre los bancos, la probabilidad de que lo anterior suceda es muy elevada.
Por lo que se refiere a la vía indirecta de afectación de la crisis europea sobre la economía mexicana, la más importante es la que tendrá lugar mediante los efectos de ésta sobre Estados Unidos y sobre la economía mexicana.
Si bien es cierto que la depreciación del euro en contra del dólar desalentará las exportaciones estadounidenses hacia esa región, también lo es el hecho de que el dinamismo estadounidense se sustenta en alguna medida en la recuperación económica interna, relacionada con la aplicación de un conjunto de programas de estímulo, por lo que es probable que la economía estadounidense no resienta de manera significativa los efectos de la crisis europea. Si esto fuera así, la economía mexicana tampoco tendría que resentir los efectos de la crisis por esta vía.
De todos modos, lo que queda claro es que si la economía estadounidense resintiera en alguna medida el efecto de la crisis de Europa, la repercusión sobre la economía mexicana será automática, vía la reducción de las importaciones de productos mexicanos. Hasta el día de hoy no existe evidencia de que este efecto pueda ser significativo.
Otra fenómeno es que por necesidad interna y por política propia el gobierno estadounidense se vea obligado a aplicar un conjunto de medidas para reducir el nivel de su déficit fiscal, lo cual sí podría afectar de manera importante a nuestra economía. Pero, eso será tema de otra conversación.
Economista del sector privado
Fuente: El Financiero

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