Raymundo Rivapalacio/ El Financiero
Las cosas no están saliéndole nada bien al líder nacional del PAN, César Nava, en la recta final de las elecciones para gobernador. A escasos 60 días de los comicios, el PAN se quedó sin candidato en Aguascalientes, pues a Martín Orozco le negaron el registro ante presuntas irregularidades y tráfico de influencias. Y si la PGR trabaja en forma expedita, otro candidato, Miguel Ángel Yunes, que aspira ganar en Veracruz, puede verse metido en un problema judicial antes siquiera de probarse en las urnas. Nava está pagando una deficiencia de los partidos en México: nunca verifican de qué tamaño es la cola de sus candidatos.
A Orozco se la encontraron. Un juez local aceptó la acusación de probable delito de tráfico de influencias y ejercicio indebido de la función pública cuando fue presidente municipal de Aguascalientes capital, por lo que solicitó al Instituto Federal Electoral la suspensión de sus derechos políticos. El Consejo General del Instituto Electoral local actuó en consecuencia y le negó el registro. El caso de Yunes no se encuentra ante un juez, pero va caminando en esa dirección, con investigaciones que están volteando de cabeza su administración.
La PGR está integrando una averiguación sobre presuntos desvíos de recursos durante su gestión al frente del ISSSTE, donde pidió licencia para lanzarse por la gubernatura de Veracruz. La PGR confirmó que está armándose el expediente desde hace tiempo, pero no dio mayores detalles de lo que contiene. Yunes ha sido acusado públicamente por sus adversarios políticos de haber utilizado recursos del erario para sus fines políticos, lo cual no deja de ser parte del golpeteo natural entre rivales que luchan por el poder.
La investigación de la PGR, sin embargo, tiene un carácter diferente que lleva a pensar que no se trata de un ajuste de cuentas entre adversarios de partidos o enemigos añejos, como es el caso de Yunes y el gobernador de Veracruz, Fidel Herrera, que han hecho de su confrontación permanente una forma de hacer política de arrabal. Las denuncias en la PGR que Yunes utilizó recursos del erario para realizar viajes frecuentes a Veracruz sin aparente razón están tomando cuerpo.
A las acusaciones originales van a ir acumulándose otros elementos que saldrán de la auditoría que está realizando el Órgano de Control Interno del ISSSTE, donde han aparecido una serie de irregularidades que involucran a varios de sus más cercanos colaboradores. De acuerdo con personas que conocen de la auditoría en la paraestatal, se canalizó hasta un 70 por ciento de las campañas de salud de la dependencia a Veracruz, y hay evidencias de que se realizaron campañas únicamente en el estado.
La información que está saliendo en la auditoría incluye una serie de cheques firmados por Ramón García -de una vieja reputación dudosa- supuestamente para el pago de esas campañas específicas en Veracruz, y documentación que fue firmada por los responsables en la Dirección de Comunicación Social de la paraestatal. Los auditores están analizando el monto de gasto invertido en medios de Veracruz en comparación con los del Distrito Federal, y ya comenzaron a solicitar facturas originales, comprobantes y balances a algunos de ellos.
Yunes, un hombre tan inteligente y audaz como polémico, ha caminado varias veces sobre fuego en los últimos años. Por ejemplo, combatió una acusación de pedofilia en su contra en instancias legales, solicitando a cada una de ellas -incluida la PGR- que lo investigaran, tras lo cual, cuando menos judicialmente, limpió su nombre. En 2008, ya como director del ISSSTE, fue acusado por los propios panistas de haber utilizado dinero público para enviar 240 mil cartas de agradecimiento a personas que dijo le habían enviado tarjetas de navidad.
El candidato panista al gobierno de Veracruz tiene muy mala imagen dentro de amplios sectores del PAN desde hace tiempo, por haber sido uno de los responsables -cuando militaba en el PRI- de haber impulsado las multas del IFE en contra de la campaña presidencial de Vicente Fox. Sin embargo, pese a esa reputación entre los panistas, Yunes fue llevado a la candidatura en Veracruz de la mano del propio presidente Felipe Calderón, quien movilizó al aparato del partido a su disposición para imponerlo sobre el candidato que deseaba el panismo estatal, Gerardo Buganza.
La estrecha relación entre el presidente y su director con licencia del ISSSTE no ha impedido que se siga integrando la averiguación en contra de Yunes, y por la forma como trabaja la procuración de la justicia, tampoco se puede comprobar tortuguismo en la pesquisa. No obstante, el propio hecho que se le esté investigando y que se esté realizando una auditoría a su gestión mientras él hace campaña en Veracruz, llena de minas la candidatura del panista.
Las tensiones hacia el interior del panismo por la candidatura de Yunes pueden colocarlo en una situación delicada antes de que los electores vayan a las urnas en julio, y provocar una crisis como la que estallaron en Aguascalientes, donde un mal manejo del proceso electoral hizo enfrentar a Nava con el gobernador Luis Armando Reynoso, que vio cómo su primer opción para sucederlo fue derrotada por la imposición del centro. Igual sucedió en Veracruz, que motivó la salida de Buganza del PAN y una operación política de panistas en contra de Yunes en el estado.
Hasta dónde llegará el agua de este río, no es nada fácil anticiparlo. El problema en Veracruz era más grave que en Aguascalientes, pero fue allí donde se quebró el orden institucional en el PAN y empezó la batalla entre panistas, favoreciendo al PRI, que busca recuperar el estado. Veracruz tiene otras características, sobre todo porque no es sólo Nava el que está empeñado en que gane Yunes, sino el propio presidente Calderón que, con él, se jugó todo en contra de Fidel Herrera.
Las cosas no están saliéndole nada bien al líder nacional del PAN, César Nava, en la recta final de las elecciones para gobernador. A escasos 60 días de los comicios, el PAN se quedó sin candidato en Aguascalientes, pues a Martín Orozco le negaron el registro ante presuntas irregularidades y tráfico de influencias. Y si la PGR trabaja en forma expedita, otro candidato, Miguel Ángel Yunes, que aspira ganar en Veracruz, puede verse metido en un problema judicial antes siquiera de probarse en las urnas. Nava está pagando una deficiencia de los partidos en México: nunca verifican de qué tamaño es la cola de sus candidatos.
A Orozco se la encontraron. Un juez local aceptó la acusación de probable delito de tráfico de influencias y ejercicio indebido de la función pública cuando fue presidente municipal de Aguascalientes capital, por lo que solicitó al Instituto Federal Electoral la suspensión de sus derechos políticos. El Consejo General del Instituto Electoral local actuó en consecuencia y le negó el registro. El caso de Yunes no se encuentra ante un juez, pero va caminando en esa dirección, con investigaciones que están volteando de cabeza su administración.
La PGR está integrando una averiguación sobre presuntos desvíos de recursos durante su gestión al frente del ISSSTE, donde pidió licencia para lanzarse por la gubernatura de Veracruz. La PGR confirmó que está armándose el expediente desde hace tiempo, pero no dio mayores detalles de lo que contiene. Yunes ha sido acusado públicamente por sus adversarios políticos de haber utilizado recursos del erario para sus fines políticos, lo cual no deja de ser parte del golpeteo natural entre rivales que luchan por el poder.
La investigación de la PGR, sin embargo, tiene un carácter diferente que lleva a pensar que no se trata de un ajuste de cuentas entre adversarios de partidos o enemigos añejos, como es el caso de Yunes y el gobernador de Veracruz, Fidel Herrera, que han hecho de su confrontación permanente una forma de hacer política de arrabal. Las denuncias en la PGR que Yunes utilizó recursos del erario para realizar viajes frecuentes a Veracruz sin aparente razón están tomando cuerpo.
A las acusaciones originales van a ir acumulándose otros elementos que saldrán de la auditoría que está realizando el Órgano de Control Interno del ISSSTE, donde han aparecido una serie de irregularidades que involucran a varios de sus más cercanos colaboradores. De acuerdo con personas que conocen de la auditoría en la paraestatal, se canalizó hasta un 70 por ciento de las campañas de salud de la dependencia a Veracruz, y hay evidencias de que se realizaron campañas únicamente en el estado.
La información que está saliendo en la auditoría incluye una serie de cheques firmados por Ramón García -de una vieja reputación dudosa- supuestamente para el pago de esas campañas específicas en Veracruz, y documentación que fue firmada por los responsables en la Dirección de Comunicación Social de la paraestatal. Los auditores están analizando el monto de gasto invertido en medios de Veracruz en comparación con los del Distrito Federal, y ya comenzaron a solicitar facturas originales, comprobantes y balances a algunos de ellos.
Yunes, un hombre tan inteligente y audaz como polémico, ha caminado varias veces sobre fuego en los últimos años. Por ejemplo, combatió una acusación de pedofilia en su contra en instancias legales, solicitando a cada una de ellas -incluida la PGR- que lo investigaran, tras lo cual, cuando menos judicialmente, limpió su nombre. En 2008, ya como director del ISSSTE, fue acusado por los propios panistas de haber utilizado dinero público para enviar 240 mil cartas de agradecimiento a personas que dijo le habían enviado tarjetas de navidad.
El candidato panista al gobierno de Veracruz tiene muy mala imagen dentro de amplios sectores del PAN desde hace tiempo, por haber sido uno de los responsables -cuando militaba en el PRI- de haber impulsado las multas del IFE en contra de la campaña presidencial de Vicente Fox. Sin embargo, pese a esa reputación entre los panistas, Yunes fue llevado a la candidatura en Veracruz de la mano del propio presidente Felipe Calderón, quien movilizó al aparato del partido a su disposición para imponerlo sobre el candidato que deseaba el panismo estatal, Gerardo Buganza.
La estrecha relación entre el presidente y su director con licencia del ISSSTE no ha impedido que se siga integrando la averiguación en contra de Yunes, y por la forma como trabaja la procuración de la justicia, tampoco se puede comprobar tortuguismo en la pesquisa. No obstante, el propio hecho que se le esté investigando y que se esté realizando una auditoría a su gestión mientras él hace campaña en Veracruz, llena de minas la candidatura del panista.
Las tensiones hacia el interior del panismo por la candidatura de Yunes pueden colocarlo en una situación delicada antes de que los electores vayan a las urnas en julio, y provocar una crisis como la que estallaron en Aguascalientes, donde un mal manejo del proceso electoral hizo enfrentar a Nava con el gobernador Luis Armando Reynoso, que vio cómo su primer opción para sucederlo fue derrotada por la imposición del centro. Igual sucedió en Veracruz, que motivó la salida de Buganza del PAN y una operación política de panistas en contra de Yunes en el estado.
Hasta dónde llegará el agua de este río, no es nada fácil anticiparlo. El problema en Veracruz era más grave que en Aguascalientes, pero fue allí donde se quebró el orden institucional en el PAN y empezó la batalla entre panistas, favoreciendo al PRI, que busca recuperar el estado. Veracruz tiene otras características, sobre todo porque no es sólo Nava el que está empeñado en que gane Yunes, sino el propio presidente Calderón que, con él, se jugó todo en contra de Fidel Herrera.
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