miércoles, 14 de abril de 2010

OPTIMISMO EN PREDICAMENTO

Rogelio Ramírez de la O / El Universal
La expectativa oficial de que la recuperación será significativa este año y la inflación estará bajo control ya tuvo un primer revés. La economía comenzó el año cayendo 0.8% en enero contra diciembre, a pesar de que las exportaciones de automóviles se duplicaron sobre enero de 2009. Y las alzas de gasolina, electricidad y diesel han propagado la inflación.
La caída de la actividad no debería sorprender, pero causó sorpresa pues se había pensado erróneamente que con el repunte de exportaciones a Estados Unidos desde el cuarto trimestre de 2009, sólo era cuestión de tiempo para que México se recuperara. De ahí las estimaciones de varios analistas y bancos que revisaron al alza el pronóstico del PIB, primero a 4% luego a 5%.
La principal razón para dudar de cualquier crecimiento importante es que no hay demanda interna que lo sostenga. Si bien es cierto que la demanda externa ha mejorado, sobre todo por el repunte de ventas automotrices en Estados Unidos, la exportación sólo es 30% del producto y además incluye renglones como turismo, el cual está desplomado. O bien remesas, que lo más probable es que sigan muy débiles.
La falta de demanda se origina en el desplome del empleo en 2009. Aunque el IMSS ha revelado cifras positivas en el primer trimestre, en realidad indicadores oficiales amplios revelan que la situación es apremiante. Por ejemplo, de mediados de 2008 a finales de 2009, el número de desempleados aumentó en 914 mil personas. Los empleados aumentaron en 668 mil, pero éstos incluyen caídas en los empleados con más de dos salarios mínimos por 1.3 millones. Más aún, la población no activa pero disponible para el trabajo aumentó en 1.1 millones. Con varias de estas cifras se puede argumentar que el desempleo y subempleo llegaron a 20.6% de la fuerza laboral.
Muchas empresas no despidieron a todos los trabajadores que sobraron cuando cayeron sus ventas y producción, sino redujeron sus turnos o días de trabajo. Hubo empleo, pero con menos horas y con una enorme pérdida de poder de compra para todas las familias. Éste se agravó por el aumento del IVA y otros impuestos y sobre todo de precios de gasolina y otros energéticos. ¿Cómo puede con esto aumentar la demanda de las familias?
Por si fuera poco, el crédito de la banca comercial cayó en enero 6% y en febrero 6.4%. De ahí que el año comenzara con una caída de ventas de 0.6% al menudeo y 1.2% al mayoreo comparado con diciembre. Esto ya lo registran los productores, algunos de los cuales habían creído o querido creer los mensajes positivos que ha estado dando el gobierno, eran una predicción muy probable de cumplirse de mejoría con el simple avance del año. Pero muchos ya se dieron cuenta que hay un divorcio entre esos mensajes y su situación real.
También habían escuchado al gobierno decir que los aumentos de impuestos causarían aumentos de precios de una sola vez. Por eso la inflación de enero fue alta. Pero ha pasado marzo y la inflación ya saltó de 3.6% en diciembre a 5%. Y comienzan a preguntarse qué pasó con la meta de 3% y si los sindicatos van a pedir aumentos de ese orden.
Hoy se comprueba que fue un error subir los precios de los energéticos en un momento tan delicado para una economía tan frágil, sobre todo cuando el gobierno sigue gastando sin ninguna austeridad visible. Todo esto contribuye a un rápido deterioro de expectativas generales y empresariales, cuando lo que se requiere es una inyección de confianza. Nunca se ha visto tal divorcio entre el discurso oficial y la realidad.
Analista económico

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