Enrique del Val Blanco / El Universal
El pasado 31 de marzo, en cumplimiento de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Financiera, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) envió a la Cámara de Diputados la información de la evolución de la economía en el presente año y el perfil de los principales lineamientos de la política de finanzas públicas para el 2011.
En términos generales, la SHCP ve indicios positivos del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), que pasaría en 2010 de 3.0 a 4.1%; la elevación en 11 dólares del precio estimado del barril de petróleo, colocándolo en 65 dólares, y la reducción del tipo de cambio nominal de dólar a pesos en un peso. La única estimación negativa es el crecimiento de la inflación que pasaría de 4.8 a 6.0%.
Esto último no es una buena noticia, sobre todo considerando que apenas estamos en abril y que constantemente están aumentándose los precios de las gasolinas y de la electricidad, sin que el gobierno haya dado la menor justificación por los incrementos. Lo bueno es que ahora el Congreso está pidiéndole explicaciones, puesto que las variaciones de los precios de Pemex y CFE son de los que más inciden en el índice inflacionario.
Lo que ya no resulta sorprendente, por ser el tercer año de gobierno panista, es el desprecio por la educación superior y la desatención a millones de jóvenes que no pueden ingresar a ella. Según la información proporcionada por la inefable SHCP, para 2011 se prevé un incremento a los recursos de las universidades públicas, tanto federales como estatales, con la magnífica cifra de cero por ciento en términos reales.
Apenas estamos tratando de salir avantes con un presupuesto aceptable gracias a la Cámara de Diputados —mismo que está viéndose irremediablemente reducido, en virtud de la inflación—, y ahora las instituciones de educación superior públicas tendrán que ajustar sus programas ante la negativa del Ejecutivo a otorgarles más recursos, a pesar de los discursos fatuos de los funcionarios de la dependencia responsable de la educación.
Asimismo, la inversión para construir más aulas y laboratorios que permitan atender la demanda creciente, también recibe en términos reales la asombrosa cifra de 0% de incremento. De la misma forma podríamos decir que, “en términos reales” este gobierno y sus funcionarios de educación brindan “cero” atención a uno de los problemas más agudos y que conlleva la pérdida del llamado “bono demográfico” que, gracias a estas decisiones absurdas, año con año se hace más pequeño, sin apenas haber sido utilizado.
Lo que también resulta preocupante es el caso del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) al cual, también para 2011, le asignan en términos reales 0% para los programas de becas y el Sistema Nacional de Investigadores. Pero, ¡oh sorpresa!, en 2011 tres programas de apoyo que otorgan subsidios directos a proyectos de la iniciativa privada tendrán un incremento real de 8%.
Nos preguntamos ¿dónde está la racionalidad en este proyecto de asignación presupuestal arbitraria a la educación superior, ciencia y tecnología enviado por el Ejecutivo para el año que viene? ¿Acaso se trata, una vez más, de que los rectores vayan a casi mendigar ante la Cámara de Diputados lo que el gobierno panista les niega?
También va siendo hora de que los servidores públicos de la Secretaría de Educación dejen de echarle la culpa a los de Hacienda por los magros presupuestos y sean más leales con el gobierno para el cual trabajan y, por lo menos, no salgan con mentiras. No es mucho pedir.
Analista político y economista
El pasado 31 de marzo, en cumplimiento de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Financiera, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) envió a la Cámara de Diputados la información de la evolución de la economía en el presente año y el perfil de los principales lineamientos de la política de finanzas públicas para el 2011.
En términos generales, la SHCP ve indicios positivos del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), que pasaría en 2010 de 3.0 a 4.1%; la elevación en 11 dólares del precio estimado del barril de petróleo, colocándolo en 65 dólares, y la reducción del tipo de cambio nominal de dólar a pesos en un peso. La única estimación negativa es el crecimiento de la inflación que pasaría de 4.8 a 6.0%.
Esto último no es una buena noticia, sobre todo considerando que apenas estamos en abril y que constantemente están aumentándose los precios de las gasolinas y de la electricidad, sin que el gobierno haya dado la menor justificación por los incrementos. Lo bueno es que ahora el Congreso está pidiéndole explicaciones, puesto que las variaciones de los precios de Pemex y CFE son de los que más inciden en el índice inflacionario.
Lo que ya no resulta sorprendente, por ser el tercer año de gobierno panista, es el desprecio por la educación superior y la desatención a millones de jóvenes que no pueden ingresar a ella. Según la información proporcionada por la inefable SHCP, para 2011 se prevé un incremento a los recursos de las universidades públicas, tanto federales como estatales, con la magnífica cifra de cero por ciento en términos reales.
Apenas estamos tratando de salir avantes con un presupuesto aceptable gracias a la Cámara de Diputados —mismo que está viéndose irremediablemente reducido, en virtud de la inflación—, y ahora las instituciones de educación superior públicas tendrán que ajustar sus programas ante la negativa del Ejecutivo a otorgarles más recursos, a pesar de los discursos fatuos de los funcionarios de la dependencia responsable de la educación.
Asimismo, la inversión para construir más aulas y laboratorios que permitan atender la demanda creciente, también recibe en términos reales la asombrosa cifra de 0% de incremento. De la misma forma podríamos decir que, “en términos reales” este gobierno y sus funcionarios de educación brindan “cero” atención a uno de los problemas más agudos y que conlleva la pérdida del llamado “bono demográfico” que, gracias a estas decisiones absurdas, año con año se hace más pequeño, sin apenas haber sido utilizado.
Lo que también resulta preocupante es el caso del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) al cual, también para 2011, le asignan en términos reales 0% para los programas de becas y el Sistema Nacional de Investigadores. Pero, ¡oh sorpresa!, en 2011 tres programas de apoyo que otorgan subsidios directos a proyectos de la iniciativa privada tendrán un incremento real de 8%.
Nos preguntamos ¿dónde está la racionalidad en este proyecto de asignación presupuestal arbitraria a la educación superior, ciencia y tecnología enviado por el Ejecutivo para el año que viene? ¿Acaso se trata, una vez más, de que los rectores vayan a casi mendigar ante la Cámara de Diputados lo que el gobierno panista les niega?
También va siendo hora de que los servidores públicos de la Secretaría de Educación dejen de echarle la culpa a los de Hacienda por los magros presupuestos y sean más leales con el gobierno para el cual trabajan y, por lo menos, no salgan con mentiras. No es mucho pedir.
Analista político y economista
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