Luis Foncerrada Pascal / El Universal
En dos momentos de nuestra historia crecimos 30 años seguidos, de 1880 a 1910 y de 1940 a 1970. En esas dos épocas hubo consenso, coincidimos en qué hacer. Hoy requerimos de nuevo ese acuerdo, un pacto para invertir y crear empleo. Un pacto entre sector público y sector privado, entre partidos y entre gobernadores. Una visión de futuro y acción. Ya no hay lugar para la mezquindad o decisiones de corto alcance. La pobreza también es resultado de la inmovilidad.
Comparto nuestro mensaje a los Demócratas de Izquierda en el evento del domingo 31 de julio:
Damos la bienvenida a esta iniciativa, a esta convocatoria de demócratas progresistas, a una izquierda honesta, sensata e incluyente.
1. El objetivo último es bienestar para todos. Éste es el México mejor en el que creemos. Bienestar es mejor nivel de ingreso, es una distribución del ingreso mucho mejor que la que tenemos hoy, es salud de calidad para todos, vivienda digna y una vejez digna, con un sistema de pensiones que se extienda a toda la población. Bienestar es que todos los mexicanos tengan la capacidad y la posibilidad de vivir la vida que desean. 2. Ese bienestar no puede suceder sin creación de riqueza.
3. El recurso más importante que tenemos para generar esta riqueza es nuestra gente, no nuestros recursos naturales. Hoy tenemos más de 13 millones de desempleados y muchos más mexicanos en la informalidad, con poca productividad e ingresos que apenas permiten una mala sobrevivencia. Nuestro producto, nuestro ingreso nacional, podría ser 40 o 50% superior si empleáramos a nuestra gente. Esto sería un cambio impresionante en la generación de riqueza y en el bienestar. Éste es el reto. Si la mayoría estamos de acuerdo, podremos llevarlo a cabo.
4. Esta generación de riqueza no se podrá dar sin empleo. Y esto no lo lograremos por decreto, no hay otra solución más que emplear, y para emplear dos manos se requiere al menos un martillo, o una cocina, o una máquina. Todo el empleo requiere inversión, los millones de personas que pueden generar riqueza en procesos productivos, en servicios, en el campo, en la industria, requieren inversión. Cada nuevo empleo requiere inversión, un capital mínimo. Sin inversión no puede haber un país mejor ni bienestar.
5. Si coincidimos en que el bienestar de toda nuestra población es el fin último, tenemos la gran responsabilidad de alinear todos los determinantes de la inversión para que ésta se dé.
6. Un factor fundamental es un gobierno eficiente, sin desperdicios y que, en lugar de ser un obstáculo al crecimiento, sea un facilitador. En este campo, si queremos empleo, requerimos una reforma fiscal amplia, tanto en la recaudación y el sistema tributario como en el gasto. No puede haber cabida para subsidios en la recaudación ni para programas regresivos. El marco regulatorio debe propiciar la inversión, no convertirse en otro impuesto a través de la corrupción. Requerimos un sector energético eficiente, para sostener un producto mucho mayor, requerimos que la renta petrolera se convierta en fuentes de empleo, en riqueza y bienestar, y no sólo en prebendas para unos cuantos.
7. Sin seguridad física no podemos concebir crecimiento estable, sustentable; sin certeza jurídica, no tendremos ni el bienestar ni la inversión que requerimos. Necesitamos certeza jurídica absoluta, sobre derechos de propiedad y en todos los procesos judiciales; la falta de certeza que sufrimos hoy es, además, brutalmente regresiva, la justicia la compran las partes con mayores recursos. Entre los pobres no hay derechos de propiedad. Requerimos un gobierno eficiente, decidido. En el futuro de la república no puede haber cabida para la corrupción.
8. Así nuestro crecimiento estará fuertemente basado en un mercado interno que, fortalecido al cuidar el salario real y manteniendo una inflación mínima, creará más riqueza, pero es crítico entender que no somos una isla, cada día menos: una importante fuente de la generación de bienestar será una inserción inteligente a los mercados internacionales. La crisis que vivimos es una gran oportunidad para una inserción lúcida en la economía global. Muchos países están creciendo a altas tasas, México debe ser uno de ellos.
9. Si coincidimos en crear bienestar, en una participación política y económica amplia, no podremos más que coincidir en propiciar inversión, en lograr un gobierno eficiente, en alinear los determinantes de la generación de riqueza y en diseñar políticas públicas y una agenda económica que elimine la regresividad y que mejore significativamente la distribución del ingreso. Sólo así podremos crecer. Se trata del bienestar de nuestra gente, de una economía robusta. Bienestar y economía robusta son en realidad dos caras de la misma moneda.
10. Este es el reto: un amplio acuerdo para crecer, una amplia inclusión, una gran mayoría para una gobernabilidad democrática. En esto, todos coincidimos.
Director del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado
En dos momentos de nuestra historia crecimos 30 años seguidos, de 1880 a 1910 y de 1940 a 1970. En esas dos épocas hubo consenso, coincidimos en qué hacer. Hoy requerimos de nuevo ese acuerdo, un pacto para invertir y crear empleo. Un pacto entre sector público y sector privado, entre partidos y entre gobernadores. Una visión de futuro y acción. Ya no hay lugar para la mezquindad o decisiones de corto alcance. La pobreza también es resultado de la inmovilidad.
Comparto nuestro mensaje a los Demócratas de Izquierda en el evento del domingo 31 de julio:
Damos la bienvenida a esta iniciativa, a esta convocatoria de demócratas progresistas, a una izquierda honesta, sensata e incluyente.
1. El objetivo último es bienestar para todos. Éste es el México mejor en el que creemos. Bienestar es mejor nivel de ingreso, es una distribución del ingreso mucho mejor que la que tenemos hoy, es salud de calidad para todos, vivienda digna y una vejez digna, con un sistema de pensiones que se extienda a toda la población. Bienestar es que todos los mexicanos tengan la capacidad y la posibilidad de vivir la vida que desean. 2. Ese bienestar no puede suceder sin creación de riqueza.
3. El recurso más importante que tenemos para generar esta riqueza es nuestra gente, no nuestros recursos naturales. Hoy tenemos más de 13 millones de desempleados y muchos más mexicanos en la informalidad, con poca productividad e ingresos que apenas permiten una mala sobrevivencia. Nuestro producto, nuestro ingreso nacional, podría ser 40 o 50% superior si empleáramos a nuestra gente. Esto sería un cambio impresionante en la generación de riqueza y en el bienestar. Éste es el reto. Si la mayoría estamos de acuerdo, podremos llevarlo a cabo.
4. Esta generación de riqueza no se podrá dar sin empleo. Y esto no lo lograremos por decreto, no hay otra solución más que emplear, y para emplear dos manos se requiere al menos un martillo, o una cocina, o una máquina. Todo el empleo requiere inversión, los millones de personas que pueden generar riqueza en procesos productivos, en servicios, en el campo, en la industria, requieren inversión. Cada nuevo empleo requiere inversión, un capital mínimo. Sin inversión no puede haber un país mejor ni bienestar.
5. Si coincidimos en que el bienestar de toda nuestra población es el fin último, tenemos la gran responsabilidad de alinear todos los determinantes de la inversión para que ésta se dé.
6. Un factor fundamental es un gobierno eficiente, sin desperdicios y que, en lugar de ser un obstáculo al crecimiento, sea un facilitador. En este campo, si queremos empleo, requerimos una reforma fiscal amplia, tanto en la recaudación y el sistema tributario como en el gasto. No puede haber cabida para subsidios en la recaudación ni para programas regresivos. El marco regulatorio debe propiciar la inversión, no convertirse en otro impuesto a través de la corrupción. Requerimos un sector energético eficiente, para sostener un producto mucho mayor, requerimos que la renta petrolera se convierta en fuentes de empleo, en riqueza y bienestar, y no sólo en prebendas para unos cuantos.
7. Sin seguridad física no podemos concebir crecimiento estable, sustentable; sin certeza jurídica, no tendremos ni el bienestar ni la inversión que requerimos. Necesitamos certeza jurídica absoluta, sobre derechos de propiedad y en todos los procesos judiciales; la falta de certeza que sufrimos hoy es, además, brutalmente regresiva, la justicia la compran las partes con mayores recursos. Entre los pobres no hay derechos de propiedad. Requerimos un gobierno eficiente, decidido. En el futuro de la república no puede haber cabida para la corrupción.
8. Así nuestro crecimiento estará fuertemente basado en un mercado interno que, fortalecido al cuidar el salario real y manteniendo una inflación mínima, creará más riqueza, pero es crítico entender que no somos una isla, cada día menos: una importante fuente de la generación de bienestar será una inserción inteligente a los mercados internacionales. La crisis que vivimos es una gran oportunidad para una inserción lúcida en la economía global. Muchos países están creciendo a altas tasas, México debe ser uno de ellos.
9. Si coincidimos en crear bienestar, en una participación política y económica amplia, no podremos más que coincidir en propiciar inversión, en lograr un gobierno eficiente, en alinear los determinantes de la generación de riqueza y en diseñar políticas públicas y una agenda económica que elimine la regresividad y que mejore significativamente la distribución del ingreso. Sólo así podremos crecer. Se trata del bienestar de nuestra gente, de una economía robusta. Bienestar y economía robusta son en realidad dos caras de la misma moneda.
10. Este es el reto: un amplio acuerdo para crecer, una amplia inclusión, una gran mayoría para una gobernabilidad democrática. En esto, todos coincidimos.
Director del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado
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