jueves, 1 de abril de 2010

CHINA NO REVALUARÁ EL YUAN, EL PROBLEMA ES EL DÓLAR

Juan Laborda /eleconomistaes
Las relaciones entre Estados Unidos y China se han tensionado las últimas semanas, con la retórica habitual de intercambio de reproches sobre el comercio, la dependencia excesiva de la financiación de la deuda pública y privada de Estados Unidos del dinero chino, el tratamiento de las empresas extranjeras en China , las cuestiones estratégicas, tales como el apoyo de Estados Unidos a Taiwán y al Dalai Lama del Tíbet, las respuestas a las ambiciones nucleares de Irán y, sobre todo, el problema en torno al tipo de cambio.
Dada la importancia de la relación bilateral China -Estados Unidos para el comercio mundial, el crecimiento y la seguridad, lo normal es pensar que los dos países evitarán una confrontación total, ya que, en caso contrario, se podría limitar el crecimiento mundial.
En el fondo, lo que subyace es la búsqueda de un nuevo equilibrio de poder, especialmente tras la actual crisis económica y financiera, donde los países emergentes, mucho más saneados, van a jugar un papel más relevante, y dentro de ellos, especialmente China. Vamos a centrarnos en los aspectos meramente económicos, y concretamente en el papel del tipo de cambio, por un lado, del yuan, y por otro, del dólar.
China, vía manipulación de su divisa, ha registrado una acumulación brutal de reservas, contribuyendo a desequilibrios globales en las balanzas por cuenta corriente, a un crecimiento en exceso de la liquidez global, al no esterilizar gran parte de esta acumulación, y por lo tanto a la generación de burbujas de activos.
Consecuencias de la revaluación del yuan
Bajo este razonamiento desde occidente se pide a China que acelere la revaluación del yuan. Sin embargo, desde el lado chino se considera que no están tan claros los efectos de una fuerte revaluación del yuan. Jian Zhang y Hung-Gay Fung, en un artículo publicado en 2006 bajo el título Winners and Losers: Assessing the Impact of Chinese Yuan Appreciation, obtenían los siguientes resultados:
-Una revaluación del yuan produciría un descenso generalizado en la riqueza mundial, incluidos Estados Unidos y Japón, pero China sería el gran perdedor (vía fuertes caídas en inversión y déficits fiscales). La única área que experimentaría una ligera ganancia sería la Unión Europea.
-Una revaluación del yuan no ayudará a mejorar el déficit comercial de Estados Unidos u otras áreas. Son consecuencia de tasas de ahorro negativas.
-Se produciría un impacto negativo en los tipos de interés similar a la trampa de la liquidez que experimentó Japón en los 90: primero, presiones de inflación y descensos en los tipos de interés nominales y reales, y después, inefectividad de la política monetaria. ¡Su auténtico miedo!
-Sus resultados indican una relación negativa entre tipo de cambio real y producción, contrario al efecto Balassa. Ello lo achacan a la gran cantidad de trabajadores que migran del campo a la ciudad, que mitigaría cualquier presión de incrementos salariales. Bajo estos resultados, recomendaban al Gobierno chino no ceder a las fuertes presiones occidentales de revaluar de manera importante el yuan , y sólo implementar pequeños ajustes cuando las presiones fueran fuertes: sus recomendaciones se están aplicando a rajatabla por parte de las autoridades chinas.
¿Qué ocurre con el dólar?
El origen de la actual crisis económica se encuentra en el elevado sobreendeudamiento del sector privado de los países occidentales, que hasta ahora apenas se ha reducido, y además se le está añadiendo el endeudamiento público, necesario, por otro lado, para evitar una depresión económica.
En este contexto, la política monetaria es ineficiente, y el efecto de las políticas fiscales es limitado. Los argumentos los podemos encontrar en el último Irving Fisher, que tras arruinarse en bolsa en la Gran Depresión, dejó de ser monetarista y ofreció la mejor explicación que hasta ahora se ha dado sobre en qué consiste y cuáles son las consecuencias de la deflación por deuda, en su artículo magistral de 1933 The Debt Deflation Theory of Great Depressions.
Bajo este análisis, y como corolario, para compensar el desapalancamiento del sector privado, es preferible que los estímulos para la demanda doméstica procedan de las exportaciones, es decir, buscar una mayor contribución externa para la recuperación de la demanda. Para ello se necesita un mayor gasto agregado de las economías emergentes que puedan crecer más vía componentes autónomos, básicamente las economías BRIC.
Pero aquí surge un problema: los países BRIC reclaman una nueva moneda reserva supranacional que supere al dólar, con el fin de balancear el mundo. Por el contrario, Estados Unidos no quiere abandonar el papel del dólar como moneda reserva, ya que tendría problemas de refinanciación de su deuda, y podría entrar en un proceso similar al de Argentina en 2001.
Nos encontramos, dentro del desapalancamiento que está viviendo la economía global, ante un riesgo más de naturaleza endógena (su distribución de probabilidad no es conocida), de consecuencias imprevisibles, y que apenas es considerado por el establishment económico y político dominante: una renegociación de la deuda de los Estados Unidos y una crisis del dólar.
¿Cómo se podría activar este riesgo binario? A través de China , que ya empieza a reducir sus reservas en dólares, buscando alternativas, y que ya ha avisado en los foros pertinentes sobre la necesidad de una nueva reserva, de manera que se encuentra con las manos libres para reducir, e incluso no renovar, las compras de letras y bonos del Tesoro estadounidense.
Juan Laborda, profesor del IEB. Estratega Jefe de Lorenzo Dávila EAFI.

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