Jean Meyer / El Universal
Hace un año teníamos ya encima un gripón de tipo nuevo: ya no aviar, sino porcino; lo esperaban en Asia y surgía en América del Norte. Después del aviso dado por nuestras autoridades, la OMS anunció en abril de 2009 el paso inminente al resto del mundo de una pandemia de H1N1. En realidad en el otoño de 2008, el virus andaba ya en EU y cuando nos pegó fuerte desde la Navidad, lo hizo disimulado por la gripe estacional de cada año y se destapó hasta marzo.
Ahora la OMS va a declarar el fin de la pandemia de A H1N1, el paso a una fase de transición a la normalidad, porque “el virus está en retirada en casi todo el mundo”. ¿Menos en México donde ha rebotado con el mal tiempo? Sabemos que nos afectó un nuevo virus, de la familia de la gripe “española” (1918-1919) que mató entre 20 y 60 millones de personas. El H1N1 reapareció en 1970 en EU con la gripe porcina dizque “rusa” y el 16 de abril de 2009 los científicos estadunidenses aislaron su cuarta generación, nuestro A H1N1, resultado de una combinación entre virus porcino, humano y aviar.
Nuevo: no había circulado nunca entre los humanos, y sin que se sepa, por qué tuvo una impresionante velocidad de propagación. El virus es tan letal como la gripe “normal”, con casos agudos que explican las habladas hospitalizaciones. Por eso la OMS declaró la primera “pandemia” del siglo XXI. Para la OMS, no era una sorpresa y desde la amenaza de la gripe aviar, letal en más de la mitad de los casos, aparecida hace seis años, existe una estrategia antipandemia. México la siguió al pie de la letra, lo que le valió felicitaciones y grandes pérdidas en la rama del turismo.
La pandemia se apartó del guión. ¡Qué bueno! Pero despertó la desconfianza y la duda entre la población, tanto en México como en Europa. En efecto, si bien se dio el contagio rápido y la propagación mundial, resultó mucho menos letal de lo que se temía: nada que ver con la aviar o la española, ni con la asiática que mató un millón de personas en 1950. Esto confirma, un complot político para desviar la atención de los problemas reales; en otros países, en una conspiración mundial entre gobiernos y grandes firmas farmacéuticas, a la hora de la crisis económica mundial.
La empresa Euler estimaba, en 2009, que la pandemia pudo significar para las compañías una actividad financiera de 6 mil millones de dólares (actividad, no beneficios). Nuestro virus habría representado mil 500 millones de dólares para Sanofi-Aventis, GSK y Novartis. La vacuna no permitió realizar grandes beneficios porque los gobiernos negociaron precios muy “cerrados” y porque las campañas de vacunación masiva han fracasado especialmente en los países más desarrollados. En México, 40% de los médicos no han querido vacunarse. La sospecha llegó para quedarse, lo cual es doblemente peligroso.
Primero, porque la gente desconfía todavía más de las vacunas en general; segundo, porque la ausencia de tragedia no significa que haya que bajar la guardia; si las mutaciones hubieran vuelto el virus más mortífero… mejor ni pensar. ¿Se pecó por exceso de prudencia? Sí y no. Las decisiones de la OMS, dicen serios científicos, fueron bastante correctas y lo que se debe criticar, el alarmismo, el pánico exagerado, se debió a la falta de información, o a su tardanza. El médico Salvador Macip, autor del libro Las grandes plagas modernas lamenta la posible consecuencia de lo que estamos acabando de vivir: “Si llega una pandemia grave, pasará como en Pedro y el lobo, no lo creeremos” (El País, 19 de enero de 2009: 36). No es fácil explicar que existe siempre la probabilidad de una mutación letal y de que un nuevo virus contagioso mate a millones. H1N1 no lo hizo, pero el peligro puede surgir en cualquier momento.
La gripe, transportada por las aves migratorias, es tan vieja como el mundo y es la más antigua forma de globalización. Nos llama a la modestia y a la prudencia, nos recuerda que no hay fronteras cerradas entre las plantas, los animales y nosotros, que somos vulnerables al contacto con estas otras formas de vida que son los virus. Con la retirada de H1N1, la burbuja mediática olvidará un problema que existirá siempre.
Hace un año teníamos ya encima un gripón de tipo nuevo: ya no aviar, sino porcino; lo esperaban en Asia y surgía en América del Norte. Después del aviso dado por nuestras autoridades, la OMS anunció en abril de 2009 el paso inminente al resto del mundo de una pandemia de H1N1. En realidad en el otoño de 2008, el virus andaba ya en EU y cuando nos pegó fuerte desde la Navidad, lo hizo disimulado por la gripe estacional de cada año y se destapó hasta marzo.
Ahora la OMS va a declarar el fin de la pandemia de A H1N1, el paso a una fase de transición a la normalidad, porque “el virus está en retirada en casi todo el mundo”. ¿Menos en México donde ha rebotado con el mal tiempo? Sabemos que nos afectó un nuevo virus, de la familia de la gripe “española” (1918-1919) que mató entre 20 y 60 millones de personas. El H1N1 reapareció en 1970 en EU con la gripe porcina dizque “rusa” y el 16 de abril de 2009 los científicos estadunidenses aislaron su cuarta generación, nuestro A H1N1, resultado de una combinación entre virus porcino, humano y aviar.
Nuevo: no había circulado nunca entre los humanos, y sin que se sepa, por qué tuvo una impresionante velocidad de propagación. El virus es tan letal como la gripe “normal”, con casos agudos que explican las habladas hospitalizaciones. Por eso la OMS declaró la primera “pandemia” del siglo XXI. Para la OMS, no era una sorpresa y desde la amenaza de la gripe aviar, letal en más de la mitad de los casos, aparecida hace seis años, existe una estrategia antipandemia. México la siguió al pie de la letra, lo que le valió felicitaciones y grandes pérdidas en la rama del turismo.
La pandemia se apartó del guión. ¡Qué bueno! Pero despertó la desconfianza y la duda entre la población, tanto en México como en Europa. En efecto, si bien se dio el contagio rápido y la propagación mundial, resultó mucho menos letal de lo que se temía: nada que ver con la aviar o la española, ni con la asiática que mató un millón de personas en 1950. Esto confirma, un complot político para desviar la atención de los problemas reales; en otros países, en una conspiración mundial entre gobiernos y grandes firmas farmacéuticas, a la hora de la crisis económica mundial.
La empresa Euler estimaba, en 2009, que la pandemia pudo significar para las compañías una actividad financiera de 6 mil millones de dólares (actividad, no beneficios). Nuestro virus habría representado mil 500 millones de dólares para Sanofi-Aventis, GSK y Novartis. La vacuna no permitió realizar grandes beneficios porque los gobiernos negociaron precios muy “cerrados” y porque las campañas de vacunación masiva han fracasado especialmente en los países más desarrollados. En México, 40% de los médicos no han querido vacunarse. La sospecha llegó para quedarse, lo cual es doblemente peligroso.
Primero, porque la gente desconfía todavía más de las vacunas en general; segundo, porque la ausencia de tragedia no significa que haya que bajar la guardia; si las mutaciones hubieran vuelto el virus más mortífero… mejor ni pensar. ¿Se pecó por exceso de prudencia? Sí y no. Las decisiones de la OMS, dicen serios científicos, fueron bastante correctas y lo que se debe criticar, el alarmismo, el pánico exagerado, se debió a la falta de información, o a su tardanza. El médico Salvador Macip, autor del libro Las grandes plagas modernas lamenta la posible consecuencia de lo que estamos acabando de vivir: “Si llega una pandemia grave, pasará como en Pedro y el lobo, no lo creeremos” (El País, 19 de enero de 2009: 36). No es fácil explicar que existe siempre la probabilidad de una mutación letal y de que un nuevo virus contagioso mate a millones. H1N1 no lo hizo, pero el peligro puede surgir en cualquier momento.
La gripe, transportada por las aves migratorias, es tan vieja como el mundo y es la más antigua forma de globalización. Nos llama a la modestia y a la prudencia, nos recuerda que no hay fronteras cerradas entre las plantas, los animales y nosotros, que somos vulnerables al contacto con estas otras formas de vida que son los virus. Con la retirada de H1N1, la burbuja mediática olvidará un problema que existirá siempre.
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