Laura Iturbide Galindo* /El Universal
Se suele decir que las crisis también son oportunidades; esto es, que también significan la posibilidad de reflexionar sobre lo ocurrido y aprender de lo sucedido: 2009, será sin duda recordado como un año de muchísimas lecciones. A continuación las principales reflexiones donde diversos expertos coinciden.
• Es menos costoso prevenir que remediar. Evitar la posibilidad de que futuras burbujas revienten. Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, 2001, advierte el riesgo de una de commodities en los países emergentes; habrá que estar alerta.
• Los consumidores no siempre actúan racionalmente y los mercados tampoco funcionan a la perfección. Paul Krugman, premio Nobel de Economía, 2008, ha señalado que los mercados financieros han evidenciado estar muy lejos de ser perfectos, habiendo “creado desilusión y locura de masas”.
• La ética es el principio subyacente para que los mercados funcionen. Adela Cortina, catedrática de ética de la Universidad de Valencia, sostiene que sin ésta los costos de transacción son elevadísimos. La economía necesita una base de confianza y de credibilidad: ni contratos, ni pactos, ni negociaciones funcionan sin esta base. El mercado por sí solo no puede atender el bien común.
• Las crisis son multifactoriales. Marcelo Giugale, director de Política Económica y Reducción de la Pobreza para América Latina del Banco Mundial, reconoce que en esta crisis hubo factores causales y otros amplificadores: excesiva creación de liquidez en EU.; demasiados subsidios a la propiedad inmobiliaria; des- regulación y falta de supervisión; y desenfrenada sofisticación financiera y globalización del capital.
• Las consecuencias finales de la crisis tendrán que irse sorteando a lo largo del tiempo. El desapalancamiento apenas empieza a corregir el desbalance entre ahorro y consumo; empero el crédito no comenzará a fluir plenamente, hasta que los bancos afectados se liberen de todos sus activos tóxicos. También habrá que esperar la manera en que los déficit públicos sean absorbidos. La crisis de la deuda pública en Grecia volvió a atemorizar a los mercados.
• Los modelos económicos serán replanteados. Así por ejemplo, este será el caso del modelo de desarrollo basado en exportaciones, ya que la capacidad de absorción del mundo desarrollado no volverá a su nivel anterior a la crisis por largo tiempo. Los países en desarrollo tendrán que rebalancear sus fuentes de crecimiento y dar mayor peso a su demanda interna.
• Los gobiernos jugarán un papel mayor en las economías y las fallas de mercado exigirán el robustecimiento de las alianzas público/privadas, como enfatiza el profesor de la Universidad de Harvard, Dani Rodrik.
• La macroeconomía, en general, tendrá que ser reconsiderada. De acuerdo al profesor de la Universidad de Columbia, Jeffrey Sachs, el estrecho enfoque de políticas económicas con metas de corto plazo: estabilidad de precios, bajo desempleo y alto crecimiento son claramente insuficientes. Los nuevos instrumentos macroeconómicos tendrán que ser diferentes, empezando por metas de mediano plazo que respondan a un marco presupuestal acorde, inmune a vaivenes políticos o retóricas demagógicas. Una recuperación basada en la inversión, más que en el consumo, que se sustente más en objetivos estructurales: de reconstrucción de la infraestructura y la transición hacia un economía baja en carbono. Además el descuido en la distribución del ingreso, para el mismo autor, no puede seguir siendo tolerado ni en términos prácticos ni morales.
En conclusión se requiere diseñar hacia adelante nuevos marcos de política y nuevas estrategias de desarrollo. Las finanzas modernas necesitan una buena dosis de responsabilidad social empresarial, como así lo ha advertido Antonio Vives, consultor internacional de la materia, ya que al final la contribución de la intermediación no se justifica con excesiva volatilidad, especulación o apalancamiento. ¿Habremos aprendido las lecciones?
*Directora de IDEA y coordinadora de la Maestría en Economía y Negocios de la Universidad Anáhuac México Norte
Se suele decir que las crisis también son oportunidades; esto es, que también significan la posibilidad de reflexionar sobre lo ocurrido y aprender de lo sucedido: 2009, será sin duda recordado como un año de muchísimas lecciones. A continuación las principales reflexiones donde diversos expertos coinciden.
• Es menos costoso prevenir que remediar. Evitar la posibilidad de que futuras burbujas revienten. Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, 2001, advierte el riesgo de una de commodities en los países emergentes; habrá que estar alerta.
• Los consumidores no siempre actúan racionalmente y los mercados tampoco funcionan a la perfección. Paul Krugman, premio Nobel de Economía, 2008, ha señalado que los mercados financieros han evidenciado estar muy lejos de ser perfectos, habiendo “creado desilusión y locura de masas”.
• La ética es el principio subyacente para que los mercados funcionen. Adela Cortina, catedrática de ética de la Universidad de Valencia, sostiene que sin ésta los costos de transacción son elevadísimos. La economía necesita una base de confianza y de credibilidad: ni contratos, ni pactos, ni negociaciones funcionan sin esta base. El mercado por sí solo no puede atender el bien común.
• Las crisis son multifactoriales. Marcelo Giugale, director de Política Económica y Reducción de la Pobreza para América Latina del Banco Mundial, reconoce que en esta crisis hubo factores causales y otros amplificadores: excesiva creación de liquidez en EU.; demasiados subsidios a la propiedad inmobiliaria; des- regulación y falta de supervisión; y desenfrenada sofisticación financiera y globalización del capital.
• Las consecuencias finales de la crisis tendrán que irse sorteando a lo largo del tiempo. El desapalancamiento apenas empieza a corregir el desbalance entre ahorro y consumo; empero el crédito no comenzará a fluir plenamente, hasta que los bancos afectados se liberen de todos sus activos tóxicos. También habrá que esperar la manera en que los déficit públicos sean absorbidos. La crisis de la deuda pública en Grecia volvió a atemorizar a los mercados.
• Los modelos económicos serán replanteados. Así por ejemplo, este será el caso del modelo de desarrollo basado en exportaciones, ya que la capacidad de absorción del mundo desarrollado no volverá a su nivel anterior a la crisis por largo tiempo. Los países en desarrollo tendrán que rebalancear sus fuentes de crecimiento y dar mayor peso a su demanda interna.
• Los gobiernos jugarán un papel mayor en las economías y las fallas de mercado exigirán el robustecimiento de las alianzas público/privadas, como enfatiza el profesor de la Universidad de Harvard, Dani Rodrik.
• La macroeconomía, en general, tendrá que ser reconsiderada. De acuerdo al profesor de la Universidad de Columbia, Jeffrey Sachs, el estrecho enfoque de políticas económicas con metas de corto plazo: estabilidad de precios, bajo desempleo y alto crecimiento son claramente insuficientes. Los nuevos instrumentos macroeconómicos tendrán que ser diferentes, empezando por metas de mediano plazo que respondan a un marco presupuestal acorde, inmune a vaivenes políticos o retóricas demagógicas. Una recuperación basada en la inversión, más que en el consumo, que se sustente más en objetivos estructurales: de reconstrucción de la infraestructura y la transición hacia un economía baja en carbono. Además el descuido en la distribución del ingreso, para el mismo autor, no puede seguir siendo tolerado ni en términos prácticos ni morales.
En conclusión se requiere diseñar hacia adelante nuevos marcos de política y nuevas estrategias de desarrollo. Las finanzas modernas necesitan una buena dosis de responsabilidad social empresarial, como así lo ha advertido Antonio Vives, consultor internacional de la materia, ya que al final la contribución de la intermediación no se justifica con excesiva volatilidad, especulación o apalancamiento. ¿Habremos aprendido las lecciones?
*Directora de IDEA y coordinadora de la Maestría en Economía y Negocios de la Universidad Anáhuac México Norte
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