Ixel Yutzil González / El Universal
México tiene una importante concentración de sus exportaciones en Estados Unidos debido, en gran medida, a ventajas recibidas de origen, como la cercanía geográfica y la vasta dotación de recursos naturales.
No obstante, México no ha sacado todo el jugo posible de estos beneficios comparativos que tiene.
En 2009, cuando el comercio internacional cayó alrededor de 24% respecto a 2008, México se consolidó como el segundo en comercio internacional con Estados Unidos, después de China.
El país alcanzó en 2009 un superávit comercial con Estados Unidos de 47 mil 539 millones de dólares, por arriba de Japón, Alemania y Canadá.
Con relación a 2008, el comercio de México con Estados Unidos se contrajo 27%, en tanto el intercambio comercial con Japón y Alemania decreció 40% y 35%, de forma respectiva.
A lo largo de la última década, México afrontó la creciente competencia global con una escasa pérdida de cuota respecto a Japón y Canadá.
Pero en 2008, esta tendencia se revirtió y México mejoró su penetración a Estados Unidos, gracias a la competitividad transitoria derivada de la depreciación del peso.
Desde el tercer trimestre de 2008, el peso se depreció 27% frente al dólar en términos nominales y 20% en términos reales frente a la cesta de países con los que México comercia.
Esta ganancia de competitividad en el precio favorece las ventas comerciales, pero no es una ventaja permanente, pues la depreciación del peso favorece también la presión de los costos por el encarecimiento de la mercancía que ingresa.
Dentro de la actividad comercial mexicana, las importaciones tienen un peso relativamente elevado en el Producto Interno Bruto (PIB) y en el proceso productivo de numerosas actividades, especialmente con el sector exportador.
La industria manufacturera nacional representa 33% de la producción total de la economía del país, y un tercio de ésta es destinada a la exportación. Sin embargo, para producir y exportar se realizan compras en el exterior o importaciones, por 45% de la producción total.
A raíz de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994, la industria automotriz de México ha sido una de las ramas mayormente beneficiadas por sus ventajas de localización y menores costos de producción.
Otras ramas que han aumentando su competitividad son las que suponen ventajas de producción dadas las dotaciones favorables y menores costos de traslado como barras de acero, plata, platino y oro.
Sin embargo, la principal ventaja competitiva de México radica en su localización geográfica.
En el estudio “Competitividad de las exportaciones mexicanas en EU”, el grupo financiero BBVA Bancomer refiere que las exportaciones mexicanas están especializadas en sectores protegidos por ventajas comparativas como la localización geográfica, como ocurre con la producción de vehículos de carga y autopartes, en los que además se ha producido un proceso de integración productiva mediante inversión de empresas radicadas en EU para satisfacer su demanda doméstica.
En contraste, la pérdida de penetración de las exportaciones mexicanas es más intensa en los sectores en los que no existe la ventaja del costo de transporte o de la dotación de recursos naturales, y en los que todavía no se ha producido una integración de los procesos productivos.
De acuerdo con la Organización Mundial del Comercio (OMC), el peso de las exportaciones mexicanas sobre el total del comercio de bienes mantuvo una tendencia creciente desde mediados de los años ochenta, que se intensificó en los noventa y tocó su máximo en 2001.
Desde entonces, se mantiene una tendencia de caída, pues el tamaño del comercio de bienes a nivel global crece más rápido de lo que lo hacen las ventas de bienes mexicanos.
Frente al proceso de recuperación de la economía global quedan cambios pendientes orientados a aprovechar las ventajas que México tiene, y mejorar la eficiencia en el uso de los recursos disponibles y hacer más atractiva la inversión.
Para BBVA algunas de las áreas por mejorar en el país son la eficiencia en el mercado laboral, los derechos de propiedad, la seguridad pública, la transparencia en la administración pública y el marco legal.
México tiene una importante concentración de sus exportaciones en Estados Unidos debido, en gran medida, a ventajas recibidas de origen, como la cercanía geográfica y la vasta dotación de recursos naturales.
No obstante, México no ha sacado todo el jugo posible de estos beneficios comparativos que tiene.
En 2009, cuando el comercio internacional cayó alrededor de 24% respecto a 2008, México se consolidó como el segundo en comercio internacional con Estados Unidos, después de China.
El país alcanzó en 2009 un superávit comercial con Estados Unidos de 47 mil 539 millones de dólares, por arriba de Japón, Alemania y Canadá.
Con relación a 2008, el comercio de México con Estados Unidos se contrajo 27%, en tanto el intercambio comercial con Japón y Alemania decreció 40% y 35%, de forma respectiva.
A lo largo de la última década, México afrontó la creciente competencia global con una escasa pérdida de cuota respecto a Japón y Canadá.
Pero en 2008, esta tendencia se revirtió y México mejoró su penetración a Estados Unidos, gracias a la competitividad transitoria derivada de la depreciación del peso.
Desde el tercer trimestre de 2008, el peso se depreció 27% frente al dólar en términos nominales y 20% en términos reales frente a la cesta de países con los que México comercia.
Esta ganancia de competitividad en el precio favorece las ventas comerciales, pero no es una ventaja permanente, pues la depreciación del peso favorece también la presión de los costos por el encarecimiento de la mercancía que ingresa.
Dentro de la actividad comercial mexicana, las importaciones tienen un peso relativamente elevado en el Producto Interno Bruto (PIB) y en el proceso productivo de numerosas actividades, especialmente con el sector exportador.
La industria manufacturera nacional representa 33% de la producción total de la economía del país, y un tercio de ésta es destinada a la exportación. Sin embargo, para producir y exportar se realizan compras en el exterior o importaciones, por 45% de la producción total.
A raíz de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994, la industria automotriz de México ha sido una de las ramas mayormente beneficiadas por sus ventajas de localización y menores costos de producción.
Otras ramas que han aumentando su competitividad son las que suponen ventajas de producción dadas las dotaciones favorables y menores costos de traslado como barras de acero, plata, platino y oro.
Sin embargo, la principal ventaja competitiva de México radica en su localización geográfica.
En el estudio “Competitividad de las exportaciones mexicanas en EU”, el grupo financiero BBVA Bancomer refiere que las exportaciones mexicanas están especializadas en sectores protegidos por ventajas comparativas como la localización geográfica, como ocurre con la producción de vehículos de carga y autopartes, en los que además se ha producido un proceso de integración productiva mediante inversión de empresas radicadas en EU para satisfacer su demanda doméstica.
En contraste, la pérdida de penetración de las exportaciones mexicanas es más intensa en los sectores en los que no existe la ventaja del costo de transporte o de la dotación de recursos naturales, y en los que todavía no se ha producido una integración de los procesos productivos.
De acuerdo con la Organización Mundial del Comercio (OMC), el peso de las exportaciones mexicanas sobre el total del comercio de bienes mantuvo una tendencia creciente desde mediados de los años ochenta, que se intensificó en los noventa y tocó su máximo en 2001.
Desde entonces, se mantiene una tendencia de caída, pues el tamaño del comercio de bienes a nivel global crece más rápido de lo que lo hacen las ventas de bienes mexicanos.
Frente al proceso de recuperación de la economía global quedan cambios pendientes orientados a aprovechar las ventajas que México tiene, y mejorar la eficiencia en el uso de los recursos disponibles y hacer más atractiva la inversión.
Para BBVA algunas de las áreas por mejorar en el país son la eficiencia en el mercado laboral, los derechos de propiedad, la seguridad pública, la transparencia en la administración pública y el marco legal.
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