martes, 23 de febrero de 2010

TLC CON BRASIL "SIEMBRA" DESCONFIANZA

El Consejo Nacional Agropecuario (CNA) definió “no negociar un TLC en materia agropecuaria” con Brasil, debido a las “enormes asimetrías” que hay entre las dos economías y que pondrían en dificultad al campo mexicano.
Tras el análisis elaborado por el CNA y presentado a sus afiliados, en reunión privada, un acuerdo comercial con Brasil representaría “una amenaza para el agro nacional por problemas que van desde competitividad hasta fitozoosanitarios”, detalló en entrevista Benjamín Grayeb Ruíz, vicepresidente de Comercio Exterior del CNA.
Expuso que la propuesta de llevar adelante un acuerdo comercial con la primera economía de América Latina no salió a solicitud de los empresarios, sino del Ejecutivo, “nosotros no lo pedimos”, la mayoría de las organizaciones empresariales si no se han opuesto no están en favor del TLC con Brasil”.
Y no se trata sólo de rechazar un acuerdo comercial más, pues “nuestras desventajas internas, como la falta de reformas estructurales (energética, laboral, fiscal y agraria) nos restan competitividad para entrar en un nuevo acuerdo”.
Detalló que entre el 2004 y el 2008, México registró una balanza comercial deficitaria con Brasil con un saldo negativo de 3,550 millones de dólares y en lo que toca al sector agroalimentario, en ese mismo periodo, se registró un déficit de 141 millones de dólares.
“Indiscutiblemente al campo mexicano en nada le conviene un tratado comercial, aun cuando seamos las dos principales economías de América Latina, en cuestión agropecuaria son mucho más fuertes que nosotros, ocupan el cuarto lugar a nivel mundial”, detalló.
Los argumentos que tenemos de por qué no queremos este tratado empiezan, incluso, con la seguridad de la tierra, aquí en México no hay certidumbre, mientras que un solo productor brasileño puede tener hasta 1 millón de hectáreas.
Obstáculos comerciales
De acuerdo con Grayeb Ruiz, existen malos antecedentes en el comercio con Brasil, entre ellos que suele aplicar barreras no arancelarias a discreción, como en el caso del ajo, uno de los pocos productos que se exporta a esa nación. No respetan denominaciones de origen, caso concreto el del tequila.
Es muy restrictivo a las compras de gobierno, favoreciendo la compra nacional más por costumbre y razones culturales, que por políticas, y aplica numerosos impuestos que dificultan y encarecen la entrada de mercancías e inversiones.
Además Brasil no tiene ningún tratado comercial firmado, “es comprobable” que su posición ventajosa afectaría al sector agroalimentario de cualquier parte del mundo, acotó.
CREDITO:
María del Pilar Martínez / El Economista

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