Jorge Eduardo Navarrete / La Jornada
La última semana de febrero, a partir del lunes 21, tendrá lugar en la UNAM el seminario internacional México en los escenarios globales, una visión prospectiva. Se orienta a trazar las probables trayectorias globales de cinco grandes cuestiones, cruciales para la evolución global y esenciales para definir la forma en que México y la región latinoamericana y antillana interactuarán en esas dinámicas globales. En la organización de los trabajos se decidió privilegiar el diálogo, la interlocución y el debate, más que las exposiciones individuales. En cada jornada, con sesiones matinal y vespertina, el tiempo destinado a escuchar las seis ponencias programadas suma alrededor de 180 minutos, mientras que el destinado a debatir los puntos de vista propuestos, entre los ponentes mismos y con el público, rebasa los 200 minutos. En cada jornada se preparará una relatoría que será discutida, igualmente, por los ponentes y con los asistentes. Se aspira a que estas relatorías reflejen los amplios consensos que se hayan manifestado en el debate y se enriquezcan con las opiniones, acaso disidentes, de las que uno o más ponentes deseen dejar constancia.
La información sobre el seminario y el registro necesario para asistir al mismo están disponibles en www.escenarios.unam.mx. Ahí se encuentra el listado de ponentes y un planteamiento general sobre cada uno de los cinco temas, ofrecido como plataforma de inicio de presentaciones y los debates. Resumo, con base en esta fuente, la información que sigue sobre temas y contenidos:
Universidades y sociedad del conocimiento. Se vive una transición progresiva de las sociedades industriales a otras, basadas en el saber y orientadas a la creación de conocimiento, con enorme intensidad de innovación. Las brechas en la edificación de este tipo de sociedades se amplían: unos cuantos avanzan rápido y muchos se rezagan y, en los próximos tres lustros, el rezago puede volverse insalvable. El núcleo de la sociedad del conocimiento son los sectores educativo y científico, en especial en las universidades, instituciones en que se crean y se difunden los saberes. La tarea central compete a las instituciones de educación superior e investigación; la principal herramienta la proporcionan las tecnologías de la información. El cada vez más acelerado desarrollo de esas tecnologías alterará en profundidad a las universidades: en 2025 las universidades serán más diferentes de las que conocemos en 2010 de lo que éstas lo son respecto de las de mediados del siglo anterior.
Dinámica poblacional, mercados laborales y migraciones. La dinámica poblacional moderada en este siglo no parece constituir, en sí, motivo de preocupación. Lo es, en cambio, su relación con la disponibilidad de recursos finitos, agua potable, por ejemplo. El aumento demográfico se concentrará en los países periféricos, que deberán crear 51 millones de nuevos empleos al año para apenas mantener el actual nivel de ocupación. Crear empleos remunerativos para los nuevos demandantes es un desafío que se suma al de abatir los altos niveles de desocupación que se registraron en el mundo en 2010, agudizados por la crisis. Las proyecciones de migraciones netas en el periodo 2010-2025 no parecen justificar la enorme y creciente tensión política que ese fenómeno suscita a escala global. Más que del número, las tensiones provienen de los diversos orígenes y destinos de las corrientes migratorias; de los grados variables de concentración y dispersión; de sus repercusiones económicas y políticas y, entre muchos otros factores, de complejas reacciones socio-culturales. México se halla en la primera línea de fuego de las tensiones y conflictos asociados a las migraciones.
Energía: recursos, tecnologías y efectos ambientales. Se viven ahora dos transiciones simultáneas: una dentro de los hidrocarburos, del petróleo al gas natural, y otra, de los combustibles fósiles hacia fuentes alternas, nuevas o “resucitadas”, como la nuclear. Más en los laboratorios que en los mercados, se han iniciado las transiciones del futuro: en especial, hacia nuevos vectores de energía, como el hidrógeno, y la fusión nuclear. La seguridad energética es una preocupación vigente, fuente de tensiones y conflictos. Situarse a la vanguardia de la eficiencia energética es una de las mejores vías para alcanzar la suficiencia de suministros y la seguridad energética. Ante el imperativo del cambio climático, el vínculo energía-ambiente es el eje irrenunciable de las futuras fases de la transición y las nuevas modalidades de la seguridad energética.
Sociedades nacionales: inclusión, multiculturalidad, creación de riqueza. La globalidad ha puesto de relieve la importancia de la inclusión en las sociedades nacionales y la necesidad de respetar, en términos de culturas y tradiciones, las diferencias que existen dentro de éstas, al tiempo que se combaten las disparidades que signifiquen inferiores niveles de desarrollo humano e inequidad en oportunidades económicas, sociales y políticas. Demanda también un mayor diálogo intercultural, que evite o procese las cuestiones de reconocimiento y respeto a las diferencias y a la diversidad étnica, lingüística, religiosa, cultural y de inclinaciones o preferencias personales. Una cuestión a descifrar es si la mundialización y las nuevas tecnologías favorecerán la asimilación del pluralismo cultural, el diálogo y los encuentros entre las culturas o si, por el contrario, se exacerbarán las diferencias y se suscitarán nuevas fragmentaciones culturales.
Evolución de los balances geopolíticos: hacia un mundo multipolar. El juego de alianzas internacionales se tornará en una pieza clave para definir los equilibrios globales del mundo del segundo y tercer decenios del siglo. En este sentido, la atención suele concentrarse, más allá de las hipótesis sobre la declinación relativa de Estados Unidos, en las implicaciones de la rápida expansión de China en las aéreas política, económica, tecnológica, financiera, ambiental, social, cultural y militar; en el proceso de ampliación y profundización de la Unión Europea, que ha conllevado dificultades aún en trance de resolución; en la transición económica y política de la Federación Rusa y su empeño en recuperar el estatus de potencia global; en el sorpresivo avance de India como proveedor mundial de servicios de alta tecnología, motor de un crecimiento espectacular, y en la constitución de la Comunidad Sudamericana de Naciones, alrededor del ascenso de Brasil como actor global. Estas mudanzas se vieron afectadas por la crisis económica y financiera global iniciada en 2008, que aceleró la transformación de diversos equilibrios regionales y globales y volvió a colocar sobre la mesa cuestiones que en el decenio anterior solían darse por liquidadas.
La última semana de febrero, a partir del lunes 21, tendrá lugar en la UNAM el seminario internacional México en los escenarios globales, una visión prospectiva. Se orienta a trazar las probables trayectorias globales de cinco grandes cuestiones, cruciales para la evolución global y esenciales para definir la forma en que México y la región latinoamericana y antillana interactuarán en esas dinámicas globales. En la organización de los trabajos se decidió privilegiar el diálogo, la interlocución y el debate, más que las exposiciones individuales. En cada jornada, con sesiones matinal y vespertina, el tiempo destinado a escuchar las seis ponencias programadas suma alrededor de 180 minutos, mientras que el destinado a debatir los puntos de vista propuestos, entre los ponentes mismos y con el público, rebasa los 200 minutos. En cada jornada se preparará una relatoría que será discutida, igualmente, por los ponentes y con los asistentes. Se aspira a que estas relatorías reflejen los amplios consensos que se hayan manifestado en el debate y se enriquezcan con las opiniones, acaso disidentes, de las que uno o más ponentes deseen dejar constancia.
La información sobre el seminario y el registro necesario para asistir al mismo están disponibles en www.escenarios.unam.mx. Ahí se encuentra el listado de ponentes y un planteamiento general sobre cada uno de los cinco temas, ofrecido como plataforma de inicio de presentaciones y los debates. Resumo, con base en esta fuente, la información que sigue sobre temas y contenidos:
Universidades y sociedad del conocimiento. Se vive una transición progresiva de las sociedades industriales a otras, basadas en el saber y orientadas a la creación de conocimiento, con enorme intensidad de innovación. Las brechas en la edificación de este tipo de sociedades se amplían: unos cuantos avanzan rápido y muchos se rezagan y, en los próximos tres lustros, el rezago puede volverse insalvable. El núcleo de la sociedad del conocimiento son los sectores educativo y científico, en especial en las universidades, instituciones en que se crean y se difunden los saberes. La tarea central compete a las instituciones de educación superior e investigación; la principal herramienta la proporcionan las tecnologías de la información. El cada vez más acelerado desarrollo de esas tecnologías alterará en profundidad a las universidades: en 2025 las universidades serán más diferentes de las que conocemos en 2010 de lo que éstas lo son respecto de las de mediados del siglo anterior.
Dinámica poblacional, mercados laborales y migraciones. La dinámica poblacional moderada en este siglo no parece constituir, en sí, motivo de preocupación. Lo es, en cambio, su relación con la disponibilidad de recursos finitos, agua potable, por ejemplo. El aumento demográfico se concentrará en los países periféricos, que deberán crear 51 millones de nuevos empleos al año para apenas mantener el actual nivel de ocupación. Crear empleos remunerativos para los nuevos demandantes es un desafío que se suma al de abatir los altos niveles de desocupación que se registraron en el mundo en 2010, agudizados por la crisis. Las proyecciones de migraciones netas en el periodo 2010-2025 no parecen justificar la enorme y creciente tensión política que ese fenómeno suscita a escala global. Más que del número, las tensiones provienen de los diversos orígenes y destinos de las corrientes migratorias; de los grados variables de concentración y dispersión; de sus repercusiones económicas y políticas y, entre muchos otros factores, de complejas reacciones socio-culturales. México se halla en la primera línea de fuego de las tensiones y conflictos asociados a las migraciones.
Energía: recursos, tecnologías y efectos ambientales. Se viven ahora dos transiciones simultáneas: una dentro de los hidrocarburos, del petróleo al gas natural, y otra, de los combustibles fósiles hacia fuentes alternas, nuevas o “resucitadas”, como la nuclear. Más en los laboratorios que en los mercados, se han iniciado las transiciones del futuro: en especial, hacia nuevos vectores de energía, como el hidrógeno, y la fusión nuclear. La seguridad energética es una preocupación vigente, fuente de tensiones y conflictos. Situarse a la vanguardia de la eficiencia energética es una de las mejores vías para alcanzar la suficiencia de suministros y la seguridad energética. Ante el imperativo del cambio climático, el vínculo energía-ambiente es el eje irrenunciable de las futuras fases de la transición y las nuevas modalidades de la seguridad energética.
Sociedades nacionales: inclusión, multiculturalidad, creación de riqueza. La globalidad ha puesto de relieve la importancia de la inclusión en las sociedades nacionales y la necesidad de respetar, en términos de culturas y tradiciones, las diferencias que existen dentro de éstas, al tiempo que se combaten las disparidades que signifiquen inferiores niveles de desarrollo humano e inequidad en oportunidades económicas, sociales y políticas. Demanda también un mayor diálogo intercultural, que evite o procese las cuestiones de reconocimiento y respeto a las diferencias y a la diversidad étnica, lingüística, religiosa, cultural y de inclinaciones o preferencias personales. Una cuestión a descifrar es si la mundialización y las nuevas tecnologías favorecerán la asimilación del pluralismo cultural, el diálogo y los encuentros entre las culturas o si, por el contrario, se exacerbarán las diferencias y se suscitarán nuevas fragmentaciones culturales.
Evolución de los balances geopolíticos: hacia un mundo multipolar. El juego de alianzas internacionales se tornará en una pieza clave para definir los equilibrios globales del mundo del segundo y tercer decenios del siglo. En este sentido, la atención suele concentrarse, más allá de las hipótesis sobre la declinación relativa de Estados Unidos, en las implicaciones de la rápida expansión de China en las aéreas política, económica, tecnológica, financiera, ambiental, social, cultural y militar; en el proceso de ampliación y profundización de la Unión Europea, que ha conllevado dificultades aún en trance de resolución; en la transición económica y política de la Federación Rusa y su empeño en recuperar el estatus de potencia global; en el sorpresivo avance de India como proveedor mundial de servicios de alta tecnología, motor de un crecimiento espectacular, y en la constitución de la Comunidad Sudamericana de Naciones, alrededor del ascenso de Brasil como actor global. Estas mudanzas se vieron afectadas por la crisis económica y financiera global iniciada en 2008, que aceleró la transformación de diversos equilibrios regionales y globales y volvió a colocar sobre la mesa cuestiones que en el decenio anterior solían darse por liquidadas.
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