La variación de esas cotizaciones no se reflejará en la inflación, afirma Bancomer
Se debe estar atentos además a fenómenos como la destrucción de los cultivos en Sinaloa, alerta
Roberto González Amador / Periódico La Jornada
El alza en el precio internacional de los alimentos va a afectar a corto plazo el consumo de las familias mexicanas, aun cuando la variación no se refleje en el índice inflacionario, anticipó BBVA Bancomer, el principal intermediario financiero del país.
"La subida de precios de las materias primas es un impuesto. Para comer la misma tortilla la gente tiene que pagar más y eso puede suponer un drenaje de corto plazo al consumo", consideró Julián Cubero, responsable de análisis macroeconómico de BBVA Bancomer.
En México, el consumo representa 70 por ciento del producto interno bruto, según cifras expuestas por el especialista del grupo financiero.
El miércoles pasado el Banco Mundial incluyó a México en un grupo de naciones latinoamericanas cuyos habitantes más pobres pueden verse afectados por la reciente alza en los precios internacionales de algunos alimentos básicos.
Aumentaron 30% los alimentos en dos años
De febrero de 2009 a la fecha el precio internacional de alimentos subió 30 por ciento en promedio, de acuerdo con el Banco Mundial. En el mismo periodo, los bienes agrícolas, entre los que destacan los cereales, registraron un repunte de 65 por ciento, de acuerdo con el organismo.
Julián Cubero comentó ayer que el alza en el precio internacional de los alimentos no se traslada en automático a los precios locales. El especialista consideró que la mayor cotización de productos como maíz o trigo no tendrá efecto directo en la inflación general de México.
"Una cosa es lo que percibe la gente cuando va al mercado, pero en la inflación general no va a haber un efecto este año por el alza en los precios internacionales", afirmó.
Sin embargo, aseguró que el aumento en los precios internacionales de alimentos y fenómenos locales como la destrucción de cultivos de maíz en Sinaloa por las heladas de este mes "son factores a los que se debe estar atento".
El incremento en los precios internacionales de algunos alimentos básicos ocurre en un momento en que la demanda doméstica en México y en particular el consumo de los hogares están recuperándose con la mayor capacidad de gasto de las familias, que es ahora independiente de su expectativa de ingreso disponible, según el estudio de Bancomer Situación México, presentado ayer por Cubero.
En México el peso del consumo de los hogares no es comparativamente bajo respecto de otros países –70 por ciento en el caso mexicano contra 60 por ciento para un promedio de varias naciones usado de referencia en el estudio–, “pero sí es más volátil, seguramente porque los mecanismos que permiten suavizar los choques en el ingreso de la población son menos potentes.
“Una fracción importante de la población enfrenta en México restricciones de liquidez que vuelven difícil suavizar el consumo, además de una reducida posibilidad de disponer de transferencias de renta cíclicas, tanto desde el sector público –como un seguro de desempleo– como del resto de agentes de la economía –las remesas familiares”.
Se debe estar atentos además a fenómenos como la destrucción de los cultivos en Sinaloa, alerta
Roberto González Amador / Periódico La Jornada
El alza en el precio internacional de los alimentos va a afectar a corto plazo el consumo de las familias mexicanas, aun cuando la variación no se refleje en el índice inflacionario, anticipó BBVA Bancomer, el principal intermediario financiero del país.
"La subida de precios de las materias primas es un impuesto. Para comer la misma tortilla la gente tiene que pagar más y eso puede suponer un drenaje de corto plazo al consumo", consideró Julián Cubero, responsable de análisis macroeconómico de BBVA Bancomer.
En México, el consumo representa 70 por ciento del producto interno bruto, según cifras expuestas por el especialista del grupo financiero.
El miércoles pasado el Banco Mundial incluyó a México en un grupo de naciones latinoamericanas cuyos habitantes más pobres pueden verse afectados por la reciente alza en los precios internacionales de algunos alimentos básicos.
Aumentaron 30% los alimentos en dos años
De febrero de 2009 a la fecha el precio internacional de alimentos subió 30 por ciento en promedio, de acuerdo con el Banco Mundial. En el mismo periodo, los bienes agrícolas, entre los que destacan los cereales, registraron un repunte de 65 por ciento, de acuerdo con el organismo.
Julián Cubero comentó ayer que el alza en el precio internacional de los alimentos no se traslada en automático a los precios locales. El especialista consideró que la mayor cotización de productos como maíz o trigo no tendrá efecto directo en la inflación general de México.
"Una cosa es lo que percibe la gente cuando va al mercado, pero en la inflación general no va a haber un efecto este año por el alza en los precios internacionales", afirmó.
Sin embargo, aseguró que el aumento en los precios internacionales de alimentos y fenómenos locales como la destrucción de cultivos de maíz en Sinaloa por las heladas de este mes "son factores a los que se debe estar atento".
El incremento en los precios internacionales de algunos alimentos básicos ocurre en un momento en que la demanda doméstica en México y en particular el consumo de los hogares están recuperándose con la mayor capacidad de gasto de las familias, que es ahora independiente de su expectativa de ingreso disponible, según el estudio de Bancomer Situación México, presentado ayer por Cubero.
En México el peso del consumo de los hogares no es comparativamente bajo respecto de otros países –70 por ciento en el caso mexicano contra 60 por ciento para un promedio de varias naciones usado de referencia en el estudio–, “pero sí es más volátil, seguramente porque los mecanismos que permiten suavizar los choques en el ingreso de la población son menos potentes.
“Una fracción importante de la población enfrenta en México restricciones de liquidez que vuelven difícil suavizar el consumo, además de una reducida posibilidad de disponer de transferencias de renta cíclicas, tanto desde el sector público –como un seguro de desempleo– como del resto de agentes de la economía –las remesas familiares”.
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