domingo, 20 de febrero de 2011

"LOS BANCOS FUERON COMPLICES"

En su primera entrevista desde la cárcel, Bernard Madoff sostiene que entidades financieras y fondos estaban al tanto de sus manejos
DIANA B. HENRIQUES / EL PAÍS
Bernard L. Madoff dice que nunca creyó que el fracaso de su estafa piramidal fuese a causar la clase de destrucción que ha sufrido su familia.
En su primera entrevista con la prensa desde su detención en diciembre de 2008, Madoff -con uniforme carcelario caqui y claramente más delgado y ajado- mantiene que los miembros de su familia no sabían nada sobre sus delitos.
Pero el martes pasado, durante una entrevista privada de dos horas en una sala de visitas de la prisión de Butner (Carolina del Norte) y en mensajes de correo electrónico previos, aseguró que algunos bancos y fondos de capital riesgo no identificados eran de algún modo "cómplices" de su complejo fraude, un cambio de postura radical respecto a sus anteriores afirmaciones de que él era el único implicado.
Madoff, que cumple una condena de 150 años, parecía débil y un poco nervioso en comparación con la estoica calma que mantenía antes de su encarcelamiento en 2009, quizás abrumado por la tristeza tras el suicidio de su hijo Mark en diciembre.
Además de esa pérdida, su familia también se ha enfrentado a montones de procesos judiciales, la posible confiscación de la mayoría de sus activos y la implacable sospecha y animadversión pública que ha separado a Madoff y a su esposa, Ruth, de sus hijos.
Sin embargo, en muchos sentidos, Madoff parece no haber cambiado. Habla con gran intensidad y fluidez sobre sus tratos con diversos bancos y fondos de capital riesgo, y señala la "ceguera voluntaria" de estos y su incapacidad para analizar las discrepancias entre sus declaraciones reglamentarias y otra información de la que disponían. "Tenían que saberlo", afirma Madoff. "Pero la actitud era algo así como 'si estás haciendo algo malo, no queremos saberlo".
Aunque en la entrevista admite su culpabilidad y dice que nada puede justificar sus crímenes, centra sus comentarios precisos como el láser en los grandes inversores y las instituciones gigantescas con las que trataba, no en las penurias económicas que ha causado a miles de sus inversores más humildes. En un mensaje de correo electrónico escrito el 13 de enero, señalaba que muchos clientes a largo plazo obtuvieron más beneficios legítimos gracias a él en los años anteriores al fraude que los que podrían haber obtenido en cualquier otra parte. "Me habría encantado que no hubiesen perdido nada, pero ese era un riesgo del que ellos eran muy conscientes al invertir en el mercado", escribía.
Madoff dice que se quedó espantado cuando tuvo noticia de algunos de los correos electrónicos y mensajes que planteaban dudas sobre sus resultados -que ahora están saliendo a la luz en los juicios- y que circulaban entre los banqueros antes de que su fraude piramidal se viniera abajo.
"Estoy leyendo ahora más sobre lo recelosos que se sentían de lo que jamás me percaté por entonces", comenta con una leve sonrisa.
No asegura que ningún banco o fondo concreto tuviese conocimiento o fuese cómplice de su fraude piramidal, que duró al menos 16 años y consumió unos 20.000 millones de dólares en efectivo perdido y casi 65.000 millones de dólares en activos en papel, pero sí menciona la incapacidad de llevar a cabo un escrutinio normal.
Tanto la entrevista como la correspondencia por correo electrónico se han realizado como parte de la investigación de esta periodista para un libro sobre el escándalo de Madoff, The wizard of lies: Bernie Madoff and the death of trust
[el mago de las mentiras: Bernie Madoff y la muerte de la verdad], que será publicado esta primavera por Times Books, filial de Henry Holt & Company.
En la entrevista y sus mensajes electrónicos, Madoff decía una y otra vez que había proporcionado información útil a Irving H. Picard, el fideicomisario designado por el tribunal encargado de recuperar miles de millones de activos para las víctimas del fraude. Contaba que se había reunido con el equipo de Picard durante cuatro días el verano pasado. Los mensajes de correo electrónico datan de diciembre y enero, pero hasta hace poco no había consentido que se hiciesen públicos.
En la cárcel, el acceso de Madoff al mundo exterior está restringido y controlado. Todos los visitantes deben ser aprobados por las autoridades de la cárcel, que también revisan sus limitadas llamadas a cobro revertido y sus mensajes de correo electrónico y cartas entrantes y salientes, aunque las entrevistas con abogados como Picard y sus compañeros están menos restringidas y pueden llevarse a cabo en privado.
Al preguntarle sobre su celda, describe una habitación pequeña, con una gran ventana que da a los patios; dice que tiene un compañero de habitación, el segundo desde que llegó a la cárcel.
Tanto los mensajes de correo electrónico como la entrevista en Butner dejan claro que Madoff ha seguido atentamente las noticias relacionadas con su caso en diciembre, segundo aniversario de su detención. Arremete contra lo que llama parte de la "vergonzosa" cobertura del suicidio de su hijo Mark el 11 de diciembre.
Contradiciendo la información sobre que había rehusado asistir a cualquier funeral por Mark, afirma que la cárcel le informó de que no aprobaría una solicitud para que asistiese a misa debido al "problema de seguridad pública" y al limitado tiempo disponible para hacer los preparativos. Concluye diciendo que cualquier funeral al que asistiese "sería un circo mediático" y que "sería cruel para mi familia" hacerles pasar por eso, según escribía el 29 de diciembre.
En cuanto a sus reuniones con el equipo legal de Picard, Madoff aseguraba en un mensaje de correo electrónico escrito el 19 de diciembre que le había dado al equipo legal de Picard "información que yo sabía que sería fundamental para recuperar activos procedentes de aquellos que fueron cómplices del lío en el que me metí yo solo".
En un mensaje fechado 10 días después, era todavía más explícito sobre lo que le había contado al fideicomisario: "Estoy diciendo que los bancos y fondos fueron cómplices de una forma u otra y que la información que le di a Picard cuando estuvo aquí lo confirmaba".
Las afirmaciones de Madoff deben sopesarse frente a su endeble credibilidad. Tras engañar a los reguladores federales y a inversores supuestamente expertos durante al menos 16 años, podría sin duda ser tachado de mentiroso por los abogados defensores si apareciese como testigo contra cualquier acusado en un juicio (hecho que él admitía con cierto arrepentimiento durante la entrevista del martes).
A pesar de sus muchas referencias a la complicidad de otros, en el mensaje del 19 de diciembre reconocía que no había compartido su información con los fiscales federales que trabajaban en casos criminales relacionados con su fraude (aunque era muy probable que el fideicomisario lo hubiera hecho si la información de Madoff era pertinente en la investigación de los casos).
Madoff escribía en un correo electrónico que aunque ha estado dispuesto "desde el principio" a dar información a los fiscales "únicamente para ayudar a recuperar activos, me he negado a contribuir a proporcionarles pruebas criminales". En la entrevista, rehusaba hablar sobre cualquiera de los casos criminales que se están investigando.
En los meses posteriores a las entrevistas con el equipo de Picard en la cárcel, el despacho de abogados del fideicomisario, Baker & Hostetler, registró cientos de procesos legales civiles que pedían unos 90.000 millones de dólares en concepto de daños y de beneficios ficticios provenientes del fraude piramidal de Madoff a lo largo de los años. Entre los demandados en esos casos se encontraban la familia Wilpon, propietaria de los Mets de Nueva York; JPMorgan Chase, que fue durante décadas el principal banquero de Madoff, y Sonja Kohn, la financiera vienesa que era el nexo de una red de fondos de capital riesgo que hizo inversiones a gran escala con Madoff.
Sobre Fred Wilpon y Saul Katz, cuñado y socio empresarial de Wilpon, Madoff afirma: "No sabían nada. No sabían nada".
No hay ningún indicio evidente de que ninguno de estos procesos legales se base en pruebas u orientaciones de Madoff. Todos los acusados han afirmado que no tenían conocimiento del fraude y han negado las afirmaciones del fideicomisario sobre que, como inversores expertos en asuntos financieros, deberían haber sospechado desde el principio.
Picard ha rehusado hacer comentarios sobre si su equipo había entrevistado a Madoff y no ha querido confirmar si la información dada por este había contribuido a la enorme cantidad de litigios registrada desde el verano pasado. En algunos mensajes de correo electrónico, Madoff reconocía que el equipo de Picard llevaba a cabo su propia investigación sobre las retiradas de fondos hechas por algunos clientes, en los años anteriores al fracaso del fraude piramidal, para determinar quién podría haber sabido qué y cuándo. Dichas retiradas podrían indicar que los inversores eran conscientes del fraude, lo que podría aumentar su responsabilidad.
Sin embargo, Madoff añadía: "El hecho es que yo era el único que estaba presente en ciertas reuniones con esos clientes".
Hasta la fecha, ninguno de los bancos o fondos de capital riesgo importantes que hicieron negocios con Madoff ha sido acusado por los fiscales federales de invertir a sabiendas en su fraude piramidal. Sin embargo, Picard ha asegurado en algunos procesos civiles que los ejecutivos de algunos bancos dieron muestras de sus sospechas durante años, pero siguieron haciendo negocios con Madoff y canalizando el dinero de sus clientes hacia los bolsillos de este.
Todas las entidades financieras que se enfrentan a juicios acusadas por las víctimas de Madoff y Picard han negado que tuviesen conocimiento del fraude.
En un mensaje de correo electrónico del 12 de enero, Madoff mencionaba acuerdos extrajudiciales que algunos bancos y fondos habían negociado con inversores privados de Madoff durante los dos últimos años y afirmaba que algunos acuerdos se habían alcanzado "para que no dijera nada" sobre la función que las instituciones habían desempeñado en "crear mi situación" y sobre la identidad de los propietarios beneficiarios de algunas de sus cuentas privadas.
Picard ya ha recuperado unos 10.000 millones de dólares mediante las ventas de activos y acuerdos con varios bancos extranjeros y algunos clientes importantes de Madoff, entre ellos el patrimonio de un inversor privado, Jeffrey Picower, y la familia de Carl Shapiro, un filántropo de Palm Beach, Florida.
Mientras que el trato con Picower se ha estado negociando desde al menos el otoño de 2009, los acuerdos con la familia Shapiro y un banco suizo, Union Bancaire Privée, se han alcanzado después de la visita de Picard a la cárcel de Butner. Pero dado que ambos acuerdos se han producido antes de que Picard hubiese presentado demanda alguna en los tribunales, no está claro si la información de Madoff ha sido un factor en las conversaciones para alcanzar esos pactos.
Ni Shapiro ni el banco suizo han sido acusados de complicidad en los crímenes de Madoff, y Picard reconoció públicamente su cooperación de buena fe en las investigaciones cuando anunció los acuerdos extrajudiciales, que suman en total más de 1.000 millones de dólares.
Las únicas personas formalmente acusadas de complicidad en el crimen de Madoff son su exauditor y algunos miembros de su personal.
Aunque Madoff juró ante el tribunal que había llevado a cabo su complejo fraude él solo, su contable, David G. Friehling, y el principal ayudante de Madoff, Frank DiPascali, se han declarado culpables y están cooperando con los fiscales. Otros cinco exempleados de Madoff han sido acusados; han declarado su inocencia y están a la espera de juicio.
Aunque Madoff dice que está decidido a colaborar con los esfuerzos del fideicomisario para recuperar los activos, también se muestra crítico con las aspiraciones de este, y afirma que Picard busca mucho más dinero del necesario para resolver las demandas válidas de los inversores.
© 2011. New York Times Service. Traducción de News Clips.

No hay comentarios:

Publicar un comentario