IGNACIO CEMBRERO - EL PAÍS
En Marruecos corren rumores de una inminente crisis de Gobierno provocada por el rey Mohamed VI, deseoso de dinamizarlo y rejuvenecerlo -el primer ministro, Abbas el Fassi, tiene 70 años- cuando se vislumbran tiempos revueltos. Pero Jaled Naciri, de 65 años, ministro de Comunicación y portavoz del Gobierno, aparenta estar despreocupado si no fuera porque su móvil suena constantemente. Le preguntan por la remodelación en ciernes del Ejecutivo.
El domingo pasado empezaron las protestas, con manifestaciones poco concurridas -37.000 personas, según Interior, y 200.000 según los organizadores- pero simultáneas en 57 provincias, pidiendo ante todo una Constitución democrática.
¿Qué consecuencias saca? "Que hay que pisar el acelerador de las reformas", responde en una entrevista con EL PAÍS. "Hay que responder positivamente a los que se expresaron en la calle".
Naciri insiste, sin embargo, en "que Marruecos no es Túnez, que Marruecos tiene un acervo democrático". "Le podría dar mil pruebas, pero para ser breve solo le proporcionaré una: es el único país árabe en el que las manifestaciones han sido autorizadas y se han desarrollado libremente desde el primer momento", recalca.
El poder lo ostenta el rey Mohamed VI, al que el artículo 19 de la Constitución atribuye amplísimas competencias. ¿Aceptará las reformas? "Claro, porque es reformista", contesta Naciri. "Ahora bien, no actuará bajo presión. (...) La nuestra es una monarquía muy anclada en la historia que no puede reaccionar en caliente".
Además, según Naciri, los manifestantes no exigían que se recorten los poderes del soberano. "Piden una modernización de las instituciones, una reforma en profundidad de la justicia y una lucha más eficaz contra la corrupción", asegura.
En Marruecos corren rumores de una inminente crisis de Gobierno provocada por el rey Mohamed VI, deseoso de dinamizarlo y rejuvenecerlo -el primer ministro, Abbas el Fassi, tiene 70 años- cuando se vislumbran tiempos revueltos. Pero Jaled Naciri, de 65 años, ministro de Comunicación y portavoz del Gobierno, aparenta estar despreocupado si no fuera porque su móvil suena constantemente. Le preguntan por la remodelación en ciernes del Ejecutivo.
El domingo pasado empezaron las protestas, con manifestaciones poco concurridas -37.000 personas, según Interior, y 200.000 según los organizadores- pero simultáneas en 57 provincias, pidiendo ante todo una Constitución democrática.
¿Qué consecuencias saca? "Que hay que pisar el acelerador de las reformas", responde en una entrevista con EL PAÍS. "Hay que responder positivamente a los que se expresaron en la calle".
Naciri insiste, sin embargo, en "que Marruecos no es Túnez, que Marruecos tiene un acervo democrático". "Le podría dar mil pruebas, pero para ser breve solo le proporcionaré una: es el único país árabe en el que las manifestaciones han sido autorizadas y se han desarrollado libremente desde el primer momento", recalca.
El poder lo ostenta el rey Mohamed VI, al que el artículo 19 de la Constitución atribuye amplísimas competencias. ¿Aceptará las reformas? "Claro, porque es reformista", contesta Naciri. "Ahora bien, no actuará bajo presión. (...) La nuestra es una monarquía muy anclada en la historia que no puede reaccionar en caliente".
Además, según Naciri, los manifestantes no exigían que se recorten los poderes del soberano. "Piden una modernización de las instituciones, una reforma en profundidad de la justicia y una lucha más eficaz contra la corrupción", asegura.
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