viernes, 25 de febrero de 2011

EL DOMINÓ ARABE ENCARECE EL CRUDO Y ESTRANGULA LA RECUPERACIÓN

¿Un escenario crudo? Las alarmas comienzan a encenderse. En el rango de Justificar a ambos ladoslos 100 dólares, el petróleo es sostenible y soportable. Pero si regresa a los niveles de julio de 2008, próximos a los 150 dólares, pondrá en peligro una recuperación mundial incipiente para algunas economías, e inédita para otras como la española.
Y esto es algo que bien puede ocurrir si el dominó de revueltas en Oriente se extiende por Arabia Saudí y dos pasos muy importantes como son el Estrecho de Ormuz y el de Bab al-Mandab.
La cotización del crudo viene apreciándose desde diciembre empujada sobre todo por el crecimiento de los países emergentes. Pero desde que ha calado la idea de que la revolución en el norte de África y Oriente Próximo no va a ser flor de un día, la escalada del oro negro ha sido vertiginosa.
Egipto supuso el comienzo de la presión al alza no por su producción, sino más bien debido a que el Canal de Suez está bajo su control y por él transitan diariamente cientos de miles de barriles. Y en cuanto la revolución saltó a Libia y Baréin, la carrera alcista se ha disparado hasta tocar el entorno de los 120 dólares. Cierto que Arabia Saudí puede compensar con sus reservas una caída en la producción libia.Y que tanto EEUU como China acumulan reservas.
Pero todo dependerá de las cantidades sustraídas a la oferta y cuánto tiempo duran las tensiones, porque si éstas se alargan y se suman al crecimiento emergente, entonces el cóctel resultará explosivo. Máxime si las revueltas llegasen a Arabia Saudí, porque los expertos calculan que se podrían alcanzar los 200 dólares el barril.
Ninguno de estos países está interesado en que se suspenda la extracción; pero en cualquier caso la experiencia de Irán demuestra que, una vez expulsadas las empresas occidentales, se pierden medios técnicos y la producción nunca ronda los mismos niveles.
Y a esta peligrosa situación se añade la inflación en los países emergentes. China está generando mucha liquidez en el mundo comprando dólares para mantener su yuan bajo. Y EEUU ha imprimido muchos billetes para mantener su actividad. Tanto dinero busca cobijo. Y las commodities se están convirtiendo en unos activos financieros susceptibles de registrar alzas que no se corresponden con el estado de la economía.
Corremos el riesgo de que las presiones sobre los precios de las materias primas cobren fuerza y terminen por alimentar subidas en otros bienes y servicios en las economías occidentales. Al final, los banqueros centrales de estas naciones pueden verse obligados a subir tipos incluso si no quieren. Ya se habla de alzas de tipos en el segundo semestre de 2011.
Las últimas cinco grandes recesiones se han visto precedidas por shocks en los precios del petróleo. El miedo a una recaída está justificado. En el caso europeo, una eventual elevación aumentaría la brecha entre las economías que levantan cabeza y las que se quedan rezagadas.
Un lujo que no se pueden permitir la española, que aún no han puesto un pie en el suelo del dinamismo. Nuestra dependencia del crudo es mayor y las empresas tendrán que trasladar esos costes tras un par de años conteniéndolos, lo que mermará su competitividad.
La combinación de estos factores con alzas de impuestos, austeridad presupuestaria y la continua restricción del crédito puede dejar a la economía española muy expuesta a otra recaída, esta vez propiciada desde fuera. Y semejante cadena podría, a su vez, producir una revalorización de los riesgos para los inversores. Si éstos decidiesen huir del peligro, España estaría de nuevo entre los valores que les queman en las manos.

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