viernes, 1 de octubre de 2010

LOS COSTOS DE LAS SOLUCIONES SENCILLAS

Andrés Lajous / El Universal
Pocas cosas son tan complejas como las políticas del estado frente al desarrollo y adquisición de vivienda. No es fácil ponderar las alternativas entre una política de vivienda y otra. Con fenómenos tan complejos y amplios como la urbanización a veces parece que las opciones son mínimas. ¿Qué es mejor, un asentamiento irregular pero con cierta libertad en la construcción o un desarrollo de interés social constreñido por el diseño masivo de bajo costo? ¿Qué es mejor, “rescatar” los centros urbanos tradicionales y expulsar a los más pobres a la periferia o mantener la inercia urbana y mandar a los ricos a los suburbios?
Tecámac es uno de los municipios en el Estado de México en el que más vivienda de interés social se ha construido en la última década. Cualquiera que salga del Distrito Federal, por la carretera a Pachuca, podrá observar a los costados las grandes extensiones de vivienda monocolor. En total se han autorizado en 10 años en el estado viviendas para casi 3 millones de personas, de las cuales 15% están en Tecámac.
Los desarrollos en Los Héroes de Tecámac II, secciones Bosques y Jardines, impresionan a cualquiera. Son grandes, muy grandes, suman más de 30 mil viviendas. Hay unos cuantos tipos de edificios, y casas. La mayoría no pasan de 60 metros cuadrados de construcción (las casas más chicas 42 metros cuadrados, 6 de frente, 7 de largo), todas con un espacio para estacionar un coche. Las calles son de tres carriles, y las banquetas de poco menos de un metro de ancho. Tienen escrituras, acceso a la red eléctrica, al teléfono, agua y drenaje. Hay escuelas, recientemente construidas, con preescolar, primaria y secundaria.
Casi todas las viviendas son del mismo color, pared con pared, en calles cortas que son difíciles de distinguir aunque están bien señalizadas, y cada casa tiene marcado en negro su manzana y número de lote. Pocos árboles.
Originalmente la constructora se hacía cargo de la administración y seguridad de los desarrollos. Sin embargo, ahora está en manos de la policía municipal, la administración y mantenimiento anda un poco a la deriva, y la ley de condominios se aplica de manera intermitente. Es decir está la infraestructura básica, muy básica, y no mucho más. Los vecinos se quejan de los problemas de seguridad. Hace unos meses la policía estatal encontró una casa de seguridad de La Familia, y cada vez hay más denuncias de robos (EL UNIVERSAL, 15/07/10). Los vecinos dentro del desarrollo se ponen de acuerdo para poner rejas en sus calles y casi todas las casas tienen barrotes en las ventanas. Da la sensación de que el estado escasea.
Uno puede suponer que la responsabilidad es compartida entre los tres niveles de gobierno, pero vale la pena preguntarse si lo que falta no es un cuarto nivel de gobierno. El municipio, de facto abdica, pese a sus esfuerzos, responsabilidades (su capacidad administrativa no crece al mismo ritmo que la expansión de vivienda), y un cuarto nivel de gobierno privado se malconstruye de manera irregular y espontánea a base de cuotas.
Estos desarrollos se conocen como ciudades dormitorio. Pero el término es impreciso. En Los Héroes, el dormitorio es de hombres, la mayoría de las mujeres ahí viven el día entero. Van por sus hijos a la escuela y completan la quincena poniendo costurerías, estéticas y vendiendo antojitos. Dentro del desarrollo el principal medio de transporte es a pie, y para ir al DF, hay combis que van a los metros Indios Verdes y Ciudad Azteca. La ruta del Mexibús Tecámac-Ciudad Azteca mejorará el acceso, pero lleva un año de retraso.
Los dilemas en la política de desarrollo urbano y vivienda antes planteados son en el fondo una simplificación que suelen hacer constructores y gobiernos. Son dilemas que ofrecen soluciones sencillas y presuponen que nuestras ciudades tienen que estar segregadas bajo el dictado del capital y trabajo. Las soluciones difíciles, y tal vez las mejores, son aquellas que exigen ciudades integradas y densas, las que retan de frente el mito del mercado sin controles

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